No son ‘tan malos’
Las recomendaciones nutricionales cambian constantemente a la luz de las nuevas investigaciones, como se pudo observar con la recomendación que emitió la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el café y las bebidas calientes apenas hace unos días.
Las recomendaciones nutricionales cambian constantemente a la luz de las nuevas investigaciones, como se pudo observar con la recomendación que emitió la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el café y las bebidas calientes apenas hace unos días.
Quizás pueda parecerte difícil estar al día de qué alimentos son saludables y cuáles no. Así que vamos a examinar cinco casos de alimentos que han pasado por el ciclo de ser “los malos” de la ciencia de la nutrición, pero que ahora, sobre la base de conocimientos en parte antiguos y en parte nuevos, vuelven a ser buenos para comer.
Los huevos: durante mucho tiempo se pensó que los huevos eran malos para el corazón.
Un huevo grande contiene 185 mg (miligramos) de colesterol. Se creía que el colesterol procedente de la dieta contribuía al alto nivel de colesterol en la sangre. Sin embargo, a lo largo de los últimos 20 años, la investigación médica y nutricional ha mostrado reiteradamente que, cuando el consumo es normal, su influencia es muy limitada.
Aunque han tardado bastante, en la actualidad los expertos en nutrición están rectificando los datos en lo que respecta a los huevos y otros alimentos con colesterol (tales como el hígado de pollo y los mariscos) y empiezan a eliminarlos de “la lista negra”.
Los productos para untar
La historia de las grasas para untar, como la margarina y la mantequilla, probablemente sea una de las más confusas.
El cambio fue propiciado por las recomendaciones de los profesionales de la salud de que había que comer menos grasas saturadas para prevenir las enfermedades coronarias.
El sector de la alimentación reaccionó rápido, y lleva años produciendo margarina libre de grasas hidrogenadas. Sin embargo, entre los consumidores sigue sin estar claro si es seguro consumir productos para untar a base de grasa vegetal. La respuesta sencilla es “sí”, siempre que en la etiqueta no aparezca “aceite vegetal parcialmente hidrogenado” como uno de los ingredientes.
Las patatas: son uno de los pocos vegetales que no se considera saludable por su elevado índice glucémico, se las suele agrupar con los productos a evitar. Pero son una valiosa fuente de hidratos de carbono, vitamina C, algunas vitaminas del grupo B y oligoelementos.
Los lácteos: los productos lácteos –leche, mantequilla, yogur y queso– se consideraban alimentos de primera necesidad en la dieta, pero los hábitos de consumo han cambiado, en parte porque los mensajes relativos a la salud son difíciles de interpretar.
Aunque es mejor evitar una dieta rica en grasas saturadas (un factor de riesgo de sufrir enfermedades coronarias), el consumo regular de productos lácteos no tiene que ser motivo de preocupación si la ingesta global de grasas y calorías es sana.
Todo con medida
Los frutos secos crudos y las mantequillas de frutos secos: los frutos secos también tienen mala reputación debido a la grasa y las calorías que contienen, lo cual hace que a veces se recomiende evitar su consumo a todo el que esté intentado perder peso.
Sin embargo numerosas pruebas indican que los frutos secos crudos son fundamentales en una dieta sana, así como para mantener un peso adecuado.
Un estudio reciente publicado en el British Journal of Nutrition ha demostrado que consumir frutos secos crudos reduce la muerte por cualquier causa, las enfermedades cardiovasculares, las coronarias y la muerte súbita cardíaca.
Aunque se sigue investigando para determinar qué componentes de los frutos secos propician estos efectos favorables para la salud, ya conocemos sus ventajas nutritivas.
Los frutos secos crudos contienen proteínas, grasas saludables (son bajos en grasas saturadas), fibra y micronutrientes. Así que no hay motivo para dudar en consumirlos si se desea mantener una dieta balanceada.