Las medidas higiénicas que se adoptan en la cocina no necesariamente son las adecuadas, ya que pueden poner en riesgo la salud. Un ejemplo de esto es la costumbre de lavar el pollo antes de cocinarlo.
Esta semana, la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido (FSA, por sus siglas en inglés) exhortó a los consumidores a que suspendan esta práctica, pues lavar el pollo antes de cocinarlo aumenta el riesgo de contaminarse con la bacteria Campylobacter, la cual provoca infecciones intestinales que si bien pueden ser leves, pueden ocasionar la muerte en niños menores de cinco años y en personas de edad avanzada.
“Aunque la mayoría de los casos resultan en personas que sufren de dolor abdominal, diarrea y vómitos graves, algunos casos pueden llevar a problemas más importantes de salud”, advirtió la FSA, que informó que la bacteria puede propagarse en la piel, en las superficies de trabajo, la ropa e utensilios de cocina a través de la salpicadura de gotas de agua.
La bacteria también puede detonar el Síndrome de Colon Irritable, artritis reactiva y el Síndrome de Guillain-Barré, un grave trastorno en el que el propio sistema inmunológico del cuerpo ataca el sistema nervioso.
“A pesar de que las personas tienden a seguir las recomendaciones para manipular aves de corral, como lavarse las manos después de tocar un pollo crudo y asegurarse de que sea cocinado completamente, nuestra investigación indica que lavar el pollo crudo es una práctica extendida”, apuntó la presidenta de la FSA, Catherine Brown.
Y dijo que “es por eso que estamos haciendo un llamado para que las personas dejen de lavar el pollo crudo y también creando conciencia de los riesgos de contraer campylobacter como resultado de una contaminación cruzada”.