Sentado en su escritorio, martillando con las yemas de sus dedos una máquina de escribir, está el hombre enfundado con bata de seda carmín y una pipa que llena la habitación de humo. Tras el papel y la tinta nace una idea transgresora.
Corre la mitad del siglo 20 y el hombre que renunció a la revista Esquire maquila una de las publicaciones más revolucionarias desde que Gutemberg inventara la imprenta.
Con textos diversos y las fotografías de una pujante estrella en ascenso, un joven de 27 años tuvo la edición novel de la revista que le daría la vuelta al mundo a partir de su primer tiraje. La publicación costaba 50 centavos de dólar.
Hugh Hefner puso el dedo en la yaga del prohibicionismo y encontró el morbo de una sociedad sedienta por levantar la mano, que deseaba dejar de sentirse como pervertida por el hecho de admirar el cuerpo de una mujer desnuda en las páginas impresas de una publicación.
A 63 años de distancia, hoy existe un imperio detrás del icónico símbolo del conejo con corbatín y a sus casi 90 años, el multimillonario Hefner tomó la decisión que cualquier mortal consideraría impensable: No más desnudos en la revista Playboy.
Así, el magnate que una vez creó tendencia, ahora le apuesta al timón contrario y la razón está en que el cuerpo al descubierto ya ha dejado de ser un mercado. Esto debido al uso exacerbado del desnudo como en las revistas Hustler y Penthouse (que sí son pornográficas), además del Internet, que con el simple hecho de teclear “porno” en Google muestra imágenes explícitas.
Y es que Playboy nunca fue una revista porno, solamente era una publicación que supo aprovechar el morbo de los caballeros para venderles contenido cultural, político y hasta religioso.
Este año, en el que los medios digitales ponderan ante una creciente demanda de dispositivos electrónicos, la revista de Hefner se mantiene firme y da guerra limpia por seguir adelante, ahora sin necesidad de ser provocativa en sus portadas.
Una revista con ‘cuerpo’
Desde el principio, Hefner apostó por llamar la atención de la censura y la doble moral en una Unión Americana que estaba a punto de estallar en una macro revolución sexual. Él solo fue el hombre que estuvo en el lugar y momento correcto, pues supo presionar los botones necesarios para explotar un prohibicionismo irracional.
En la publicación también se parieron nuevos talentos en la pluma literaria, tal fue el caso de Ray Bradbury, quien de manera serializada en los números de marzo, abril y mayo de 1954 publicó su novela “Fahrenheit 451”, que paradójicamente trata de una sociedad distópica que prohibe los libros y los quema como si fueran herejes.
Después de Bradbury vendrían más autores a dar a conocer sus letras, tal ha sido el caso de Ian Fleming, creador de James Bond, Chuck Palahniuk, escritor de “El Club de la Pelea”, Arthur C. Clarke, autor de “2001: Odisea del espacio”, el contemporáneo Haruki Murakami, entre muchos otros.
Un imperio con todo a ganar
Posicionada la revista, Hefner después hizo un emporio que giró en torno al contenido explícito para adultos, creando licencias de marca para producir películas, preservativos, un canal de televisión, calendarios y cuantos productos llegaban a la imaginación del corporativo.
En 1972, las ventas de la revista alcanzaron las 7 millones de copias y aun continúa siendo la publicación favorita de los caballeros, pese a que han bajado las cifras de números vendidos.
Con la entrada del Internet, Playboy esparció su mercado con los dominios playboy.com, playboy.de, playboystore.com, entre otros, que no solo involucran imágenes para adultos, sino también apuestas y juegos de azar.
Recientemente, el magnate anunció que pone a la venta su mansión Playboy ubicada en Beverley Hills por 200 millones de dólares, él incluido como roomie.
Ir contra lo corriente
Dentro de los interiores de los pliegues de la revista del conejito, una de sus secciones principales ha sido la Entrevista Playboy.
Solo por mencionar un ejemplo, Martin Luther King Jr. se sentó con la publicación poco después de haber ganado el Premio Nobel de la Paz en 1964. El luchador incansable de los derechos civiles de los afroamericanos en Estados Unidos, conversó con Alex Haley en la que ha sido la entrevista más larga de toda su vida que le haya dado a un medio impreso.
Antes de entrevistar a King, Haley ya tenía la simpatía de sus homólogos afroamericanos, ya que en 1962 inauguró la sección de conversaciones con el prolífico músico Miles Davis. En este foro literario aprovechó para hacerlo su nicho y desde esta trinchera hablar sobre el racismo contra los negros en el país del Tío Sam.
Posteriormente entrevistó a Malcom X para la revista de Hefner, así como a Mohammed Ali, Marlon Brando, Johnny Carson, y la lista continúa.