No es gula, son hormonas
¿Te culpas cada vez que sigues comiendo “por gula”? Ya no te castigues, la razón por la que no dejas de comer podría estar en las hormonas y no en tu falta de voluntad.
De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, la ausencia de una hormona en el cerebro podría explicar el motivo por el cual caes ante esa tentación de picar algo dulce cuando ni siquiera tienes hambre.
Eugenia Rodríguez¿Te culpas cada vez que sigues comiendo “por gula”? Ya no te castigues, la razón por la que no dejas de comer podría estar en las hormonas y no en tu falta de voluntad.
De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey, la ausencia de una hormona en el cerebro podría explicar el motivo por el cual caes ante esa tentación de picar algo dulce cuando ni siquiera tienes hambre.
Se trata de una hormona producida en el intestino llamada GPL-1, que contribuye a estimular la secreción de insulina e interviene en el control de los niveles de glucosa en la sangre.
Ésta es secretada de las células tanto en el intestino delgado como en el cerebro y se cree que debe dejar a nuestro cerebro saber cuándo estamos satisfechos y debemos de poner abajo el tenedor, explicó un comunicado.
En el experimento realizado con ratones de laboratorio, los científicos encontraron que en respuesta a la escasez de esta hormona en el cerebro de los animales, éstos comen de más y optan por consumir alimentos con alto contenido de grasa.
Sin embargo, los ratones comían menos y eran menos atraídos por alimentos grasosos cuando se les activó dicha hormona.
“Éstas son las mismas áreas del cerebro que controlan otras conductas adictivas, como el abuso de drogas y alcohol y la adicción a la nicotina”, dijo Zhiping Pang, profesor del Departamento de Neurociencia y Biología celular de la institución académica, y autor del estudio.
Si bien la deficiencia de la hormona GPL-1 no es la única razón por la cual las personas comen en exceso, el estudio aporta nueva evidencia de que las neuronas en el sistema de recompensa del cerebro podrían ser un mejor blanco de ataque que todo el cuerpo a la hora de controlar la sobrealimentación y la obesidad, con menos efectos secundarios.
Los resultados fueron publicados en Cell Reports.