Comúnmente, las discusiones de pareja se dan por los motivos más absurdos. Y a veces simplemente no existe motivo.
Sucede que ambos o alguno de los dos se encuentra más irritable y se enfada con esa misma facilidad con la que provocó una discusión.
De acuerdo a un estudio encabezado por el psicólogo Brad Bushman, de la Universidad Estatal de Ohio e investigador en agresión humana y manejo de la ira, la baja de niveles de glucosa o azúcar en la sangre puede aumentar la ira y la agresividad en las parejas.
“Las personas suelen ser más agresivas contra aquellos a los que son más cercanos: parejas íntimas. La violencia de pareja puede ser resultado, en parte, de un pobre autocontrol”, señala el estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Pero para controlar los impulsos agresivos requerimos de energía “y mucha de esta energía la proporciona la glucosa derivada de los alimentos que comemos”.
Para llegar a esta conclusión, Bushman y su equipo de investigadores de diversas universidades estadounidenses enseñaron a 107 parejas casadas a medir, durante tres semanas, sus niveles de azúcar en la sangre.
Y para medir los impulsos agresivos, los investigadores entregaron a los voluntarios muñecos de vudú y 51 alfileres, para que se los llevaran a sus casas.
“Les dijimos a los participantes que el muñeco representaba a su cónyuge, y que cada noche antes de irse a la cama, debían apuñalar al muñeco con los alfileres, dependiendo de qué tan enfadados estuvieran con su pareja”, explicó Bushman.
“Entre más alfileres insertaran en el muñeco, más enojados estaban con su esposo(a)”.
Al concluir el experimento que duró 21 días, se encontró que aquellos con niveles de glucosa más bajos, insertaron más alfileres en los muñecos de vudú –en ausencia de sus parejas–, que quienes contaban con niveles más altos de azúcar en la sangre.
Luego, en un experimento realizado en laboratorio con un juego de computadora, también se observó que aquellos con bajos niveles de azúcar en la sangre tenían mayor disposición a molestar a sus parejas con ruidos estridentes, como una sirena de ambulancia y el sonido que se produce cuando las uñas rascan un pizarrón.
Brad Bushman dio “un consejo simple pero efectivo: antes de tener una conversación difícil con su pareja, asegúrese de que no tiene hambre”. Suena simple, pero ponerlo en práctica marcará la diferencia.