Arcelia Verduzco conoció a Omar Sánchez Puente en 2005 y 12 años después detrás de este hombre que se convirtió en su pareja sentimental descubrió a una persona abusadora, celosa y, además, a quien acusa de haber asesinado a sangre fría a su hija, Cintia Patricia Calderón Verduzco, el 15 de septiembre de 2016.
Cuando el cineasta Javier Ávila se enteró de este atroz suceso en Tijuana, le planteó a la señora Verduzco hacer un documental de lo ocurrido con su hija; la madre de familia, sin titubeos, aceptó hacer Niña sola, ella quería narrar y contar su historia para que más personas conocieran una realidad que sucede tanto en el norte, como en otras latitudes de México.
El día del crimen Omar fue visto por los vecinos entrar al domicilio de Verduzco cuando Cintia se encontraba sola al interior, lo hizo sin uso de violencia, pues tenía llaves del inmueble. Fue Bertha Calderón, la otra hija de Arcelia, quien encontró a su hermana muerta; y, pese a que Sánchez Puente claramente fue el asesino, las autoridades dejaron libre al hombre, quien se fugó y a la fecha no se ha vuelto a saber de él.
Esta historia es parte de Niña sola, el testimonial que Ávila realizó y presentó en festivales en 2019 pero, con la llegada del confinamiento global, no pudo estrenar. Ahora su película ya se encuentra en cines; pero, desde que terminó el largometraje al día de hoy, no ha habido avances sobre este feminicidio.
“Creo que hay una falta de voluntad del Gobierno anterior, del gobierno presente y seguramente del que venga, porque yo no creo que ellos se puedan excusar diciendo que están rebasados, o que otras excusas puedan salir, dejaron muy en claro que no les importaba resolver el caso porque ahuyentaban a los testigos, ellos mismos no dejaron que su misma investigación siguiera”, indica Ávila en videollamada con Reporte Índigo.
Pese a que los habitantes de la colonia donde reside la familia Verduzco dijeron ver al homicida, quienes llevaron la investigación del caso hicieron los cuestionamientos con opacidad; administraciones federales, estatales y municipales han cambiado desde el feminicidio, y ninguna ha tenido siquiera la intención de ayudar a los dolientes.
“Ya sabemos que las autoridades son un poquito corruptitas, y yo siento que en ese momento, esta persona, no digo que tenía mucho, pero pienso que ha de haber dado algo para que lo soltaran, que se haya ido así de repente, para mí no fue algo normal, porque le tomaron la declaración y se desapareció”, refiere en entrevista Verduzco sobre el soborno de Sánchez Puente a la autoridad judicial.
A más de un lustro de este crimen, Arcelia Verduzco sigue viviendo en Tijuana, ella no es una activista social, lleva una vida normal, trabajando en una maquiladora para obtener el sustento diario; sin embargo, todavía siente que el homicida sigue cerca, posiblemente vigilándola a ella y a Bertha, quien también es madre de dos hijos.
Vivir sin miedo
Los feminicidios, en el mayor de los casos, vienen cargados de impunidad en México; los que se logran hacer mediáticos son sólo un puñado, pero con ello el peligro comienza a rondar a la familia. Fue el caso de Marisela Escobedo quien, por reclamar el asesinato de su hija, recibió un balazo en la cabeza mientras protestaba afuera del Palacio de Gobierno de Chihuahua.
Ante este ejemplo, Arcelia dice no haber sido amenazada de muerte, pero en caso de que alguien terminara con su vida, ella va sin temor, pues lo único que desea es que se haga justicia en el caso de Cintia.
“No tengo miedo, y si con eso lograra que se le hiciera justicia a mi hija, pues no, no tengo miedo (de morir). No han tenido el valor de buscarme, porque yo lo comento con mi familia, para mí él no está lejos, él está aquí, él tenía esa manía de siempre estar hostigando, al pendiente de lo que hacía”, subraya la mamá de Cintia.
Caso contrario es el de su otra hija, Bertha Calderón, quien sí vive aterrada, de salir sola a la calle, de que algo pueda suceder, por eso Verduzco comenta que ella ha crecido con rencor y enojo, temerosa de que algo fatal pueda ocurrir.
“Ella no sale sola a la calle, ella siempre tiene que salir con su marido o me dice a mí que la acompañe o se va con sus hijos. En lo personal ella quedó con mucho coraje, con mucho odio hacia esa persona (el homicida)”, agrega.
El otro lado de Tijuana en documental Niña sola
Niña sola es un documental distinto, no presenta las entrevistas directas de Arcelia y Bertha a cuadro, en lugar de esto, son las atmósferas de Tijuana las que se van exponiendo, pero sobre todo, las que son cercanas a donde habitan ellas, en la periferia de la ciudad, en el lado más agreste de esta urbe, eso es lo que le interesaba retratar a Ávila.
Ávila consideraba importante recordarle a los espectadores que en Tijuana también ocurren crímenes de odio, que no todo es la Avenida Revolución, donde van los turistas estadounidenses a embriagarse y pasarla bien, que en esta ciudad donde reinó la violencia por décadas, siguen pasando feminicidios como el de Cintia, por ello su apuesta narrativa.
“Si bien las respuestas no están en las imágenes, no me interesaba hacer recreaciones, ni entrevistas a cuadro, también honestamente estaba experimentando, es el primer documental que hago y me estaba dejando llevar por mi intuición y por mi estómago, teniendo en cuenta los testimonios en mi cabeza al momento de grabar las imágenes”, ahonda.