Fue un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la humanidad, sin embargo, Neil Armstrong, el primer ser humano en pisar la Luna, nunca más quiso volver al espacio una vez que regresó a la Tierra.
La vida de Armstrong, después del Apolo 11, estuvo alejada de las estrellas y muy cercana a la academia. En 1971, el estadounidense aceptó una plaza como profesor de la Universidad de Cincinnati, una institución modesta, comparada con otras que también buscaban al astronauta.
Antes de la academia y poco tiempo después de su visita a la Luna, Armstrong fue nombrado Administrador Asociado Adjunto de Aeronáutica en la Oficina de Investigación y Tecnología Avanzada, sin embargo, renunció al poco tiempo y se negó ocupar cualquier cargo en la Nasa.
Armstrong, quien representaba la figura del héroe norteamericano, nunca se sintió demasiado atraído hacía la política, como muchos de sus colegas, no sólo no se afilió a ninguno de los dos partidos dominantes, sino que contradijo las políticas del gobierno estadounidense.
Para el astronauta, Estado Unidos no debía actuar como la “policía del mundo”, en relación a la política intervencionista de la potencia mundial, además que estaba de acuerdo que los estados de su país debían ser cada vez más independientes del poder central.
El hombre fue el primero en pisar la Luna, sin embargo, sus pies siempre se mantuvieron firmes en la Tierra, Armstrong fue, sin duda, el miembro más introvertido y evasivo de la tripulación del Apolo 11, algo que para muchos periodistas y medios representó un dolor de cabeza.
“No creía que debiera venderse a sí mismo. Era una persona humilde, y así es como siguió siendo después de pisar la Luna”, comentó alguna vez John Glenn, el primer estadounidense en orbitar la Tierra.
A partir de 1994, el astronauta decidió dejar de firmar autógrafos, pues la rúbrica de Armstrong tenía un gran valor en el mercado de los coleccionistas, incluso su peluquero de todo la vida alguna vez vendió muestras de su cabello, algo que el héroe no toleró.
Meses antes de su muerte en 2012, Armstrong rompió el silencio, como si debiera de cumplir un deber antes de partir a su nuevo y último viaje. El astronauta dio una entrevista al programa de televisión australiano CPA Australia, donde contó detalles inéditos del viaje a la Luna.
“Un mes antes del lanzamiento del Apolo 11, el equipo decidió que podría intentar un alunizaje. Ante esa idea pensé que teníamos una probabilidad de 90 por ciento de volver a salvo a la Tierra en ese vuelo, pero sólo había una probabilidad de 50 por cineto de poder llevar a cabo un alunizaje en el primer intento”, contó el hombre.
Respecto a las teorías de conspiración que indican que el hombre nunca llegó a la Luna y todo se trató de un montaje, orquestado por el gobierno y Hollywood, Armstrong dijo que éstas son muy entretenidas, pero tiene pruebas clara de su visita al satélite terrestre.