En la época de Navidad reina la paz, la armonía y el amor… pero también la ansiedad, el estrés y la desesperación por las compras, los preparativos y hasta porque se sabe que un año está por terminar.
De hecho, la llamada “cuesta de enero” no se compara con lo que se podría considerar como “cuesta de diciembre”.
Por un lado están los múltiples compromisos sociales y las responsabilidades de esta época que exigen más de nuestro tiempo y dedicación. Aumentan el tráfico y los gastos, los cuales son elementos que disparan los niveles de estrés y ansiedad que, aunado a los cambios bruscos de temperatura, el resultado es el incremento de casos de enfermedades virales.
Según un estudio publicado en The Journal of Applied Psychology, a quienes más les pesa el estrés prevacacional es a aquellos que son perfeccionistas en el trabajo, pero la fiesta de emociones pueden alterar a cualquiera.
Y es que además está el hecho de que las personas –sobre todo las mujeres– tienden a comer más por estrés durante la época de Navidad, de acuerdo a una investigación divulgada por The American Psychological Association.
El análisis indicó que la mayoría siente que aumenta su estrés en esta temporada.
Abrazos, no memes
En lugar de que estés pegado a la pantalla de gadgets como celulares y tabletas, procura tener conversaciones con tus seres queridos y muestras de cariño que involucran contacto físico, tales como un abrazo.
Y para los niños, intenta que ellos tampoco pasen gran parte de las vacaciones frente a dispositivos móviles. De hecho, la Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños mayores de dos años no pasen más de dos horas frente al monitor de una computadora o tablet. Y que los bebés –menores a los dos años– no se expongan a la pantalla de un dispositivo móvil.
“La introducción de dispositivos móviles sugiere que puede ser que una recomendación de menos de dos horas al día ya no sea sostenible dado el aumento de la participación en las redes sociales y el uso de pantallas derivado de la escuela”, señala Stephen Houghton, Director del Centro para Trastornos relacionados con la Infancia y la Adolescencia de la Universidad de Australia Occidental.
Cuando los pequeños –y los adolescentes– pasan largas horas interactuando con dispositivos móviles aumenta su riesgo de desarrollar obesidad y diabetes. También provoca que se vuelvan menos sociables y más sedentarios.
Sobrevivir a la Navidad
De acuerdo a Psychology Today, expertos en psicología y conducta social señalan que hay distintas maneras para poder sobrellevar el estrés navideño. La primera de ellas es recordar que ninguna familia es perfecta, la segunda es darse el tiempo de relajación y descanso que se merece, alejarse de las situaciones que generan preocupación y desconectarse por completo de gadgets y otros dispositivos. A su vez, aconsejan enfocarse en lo que realmente importa y nos hace feliz, proporcionando satisfacción.
Poner en práctica la gratitud, improvisar en las costumbres y centrarse en lo que se está celebrando también es importante para que se disfrute al máximo esta temporada.
Beneficios de dar cariño
Un abrazo es una expresión de amor como pocas y es un aliado para combatir males como el resfriado, uno de los que abundan a lo largo del invierno.
“Abrazarse es una forma de contacto, de expresión emocional y comunicación que va más allá de la palabra y va a repercutir a nivel físico, psicológico y social”, dice Juan Cruz, psicólogo clínico.
Además, una investigación a cargo de expertos de la Universidad de Carnegie Mellon indica que el acto de abrazar ayuda a proteger al organismo, fortaleciendo el sistema inmune y reduciendo el estrés y las infecciones que se derivan del mismo.
Esto debido a que se “activan las hormonas relacionadas con las emociones positivas, regulan el sistema inmunológico. Abrazar genera estados de bienestar, tranquilidad y confianza. Los abrazos son un recurso contra la soledad, el miedo, para afrontar mejor los problemas”, agrega Cruz.
Un abrazo de 20 segundos es suficiente para que se traduzca en efectos positivos, tal como lo indica Paul J. Zak en su plática de TED.
“Como la piel contiene tantos receptores, en el momento que se entra en contacto con la persona las respuestas emocionales son inmediatas. Las bioquímicas llegan al cerebro en décimas de segundo”, dice.
Si no estás en compañía de alguien, el psicólogo Juan Cruz puntualiza que “incluso se puede abrazar a un peluche si no hay cerca otra persona. Ayuda a serenar las emociones y a conectar con uno mismo”.
Dar un abrazo ayuda a la reducción de la cantidad de serotonina y dopamina, las cuales se encargan de generar las sensaciones de bienestar, paz y tranquilidad.
El acto de abrazar ayuda a balancear el sistema nervioso e incrementa la paciencia.
En el caso de los niños, darles un abrazo es de gran ayuda, pues aumenta su seguridad y autoestima.