La vida ha sido la principal maestra para el dramaturgo y director José Uriel García, pues le ha permitido obtener experiencias a nivel personal y profesional, mismas que ha trabajado y sanado en escena. Sin embargo, sabía que en algún punto de su carrera tenía que abordar el tema del duelo y las despedidas. Después de un proceso difícil de confrontación íntima, el dramaturgo comparte la pieza Nana, la cual tendrá temporada del 27 de octubre al 6 de noviembre en el Foro A Poco No.
“He tenido que despedir a seres queridos y eso ha tomado otro significado en la obra, el comprender y sanar cada parte del proceso del duelo: la negación, la frustración, la tristeza y depresión para llegar a la aceptación y reconciliación. Sin duda, Nana, me ha dejado una enseñanza de cómo despedir a un ser querido”, cuenta José Uriel a Reporte Índigo.
Nana es una obra unipersonal que explora la enfermedad del Alzheimer, en personas de la tercera edad y su relación con los integrantes de la familia, con el fin de crear conciencia sobre este padecimiento.
A decir del dramaturgo la pieza, la cual transita por diversas emociones al abarcar momentos de comedia, pero también de tensión, reflexión y catarsis, presenta a May, una niña que se entera que su abuela está perdiendo la memoria porque se la robó el ladrón de los recuerdos. Convencida de esta verdad, la pequeña busca la manera de recuperarlos.
La obra Nana se llevará a cabo del 27 de octubre al 6 de noviembre en el Foro A Poco No. Jueves y viernes a las 20:00 horas; sábado 19:00 y domingo a las 18:00 horas
“A finales del año 2018 platicábamos sobre la necesidad de levantar este proyecto y de hablar sobre nuestros familiares de la tercera edad y el tema de la pérdida de la memoria. El proyecto busca colocar en la mira a los mayores, verlos como protagonistas y tener esa mirada de cariño, gratitud y amor hacia nuestros adultos mayores”, detalla Uriel.
El también director está convencido que la ternura es su principal herramienta para poder abordar estos temas que son complejos y delicados, a través de este sentir, creen que la propuesta puede ser aún más poderosa y humana.
“Buscamos que el espectador genere el ejercicio de identificación que pueda incidir en una catarsis o una reflexión. La obra también tiene la posibilidad de ser ese desahogo o suspiro dentro de estos tiempos difíciles, en los cuales todo parece indicar que vamos saliendo, pero, sin duda, se necesita de un proceso amplio para poder reconciliarnos y de esta palabra que llaman resiliencia”, explica.
“Mi enseñanza ha sido que hay que acompañar a nuestros adultos mayores con todo el amor posible”
Para Uriel García, el teatro, más que responder algún cuestionamiento, es colocar algunas preguntas en el diálogo horizontal entre espectadores y actores, sobre todo ante temas tan delicados como lo es , en este caso, una enfermedad. Por lo que espera que el público pueda llevarse una propuesta significativa y de vida.
“Nosotros no tenemos la calidad moral ni la experiencia para poder atrevernos a dar respuestas o certezas, podemos lanzar ciertas provocaciones, compartir algunos sentires, pero no más.
“Hay una frase dentro de la obra que engloba esta reflexión: el Alzheimer es una enfermedad que se roba los recuerdos, pero no los sentimientos; apuntamos al cuidado y la atención hacia nuestros adultos mayores”, concluye.
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