Cierra los ojos, concéntrate… recuerda tu sonido favorito, probablemente sea el delicado sonar de un arpa, el estruendo de una guitarra eléctrica, una canción de un grupo independiente, la intensidad del violín o simplemente el tenue desliz de hojas que se mueven al viento.
Ahora imagina que no conoces ninguno de esos sonidos, que no te eriza la piel una canción favorita o que no logras poder escuchar las palabras de la persona que tienes a un lado.
La sordera es una discapacidad que priva a las personas de poder escuchar y/o hablar (en el caso de los sordomudos), por lo tanto disminuye la calidad de vida de la persona que la padece.
A diferencia del resto de los sonidos que nos rodean, la música requiere de estética y según Charles Limb, otorrinolaringólogo y músico, “no debemos renunciar a la belleza”.
Limb tiene como objetivo principal la búsqueda de la manera en que la creatividad musical trabaja en el cerebro.
Durante una plática que dio para TED, Limb habla de cómo las vibraciones viajan al cerebro y cómo ese cosquilleo en el tímpano transmite energía por los huesos del oído humano para después ser la señal eléctrica en los nervios auditivos. Es más complejo, el doctor y músico lo describe como algo abstracto e inusual.
Luego lanza la siguiente pregunta: “¿cómo es posible oír algo emocional en algo que comienza como una vibración en el aire?”.
Si nos ponemos a pensar, en esa simple pregunta radica la raíz de lo que significa para todos experimentar la música en el cuerpo, con todos y cada uno de los sentidos. Es una de las experiencias en los nervios del cuerpo que más tangible podemos tener, incluso, en ocasiones, más que el sentido del tacto.
Limb afirma que (actualmente) “somos mejores en devolver la audición de lo que somos en rehabilitar cualquier otro sentido, de hecho, nada se le acerca a nuestra capacidad para devolver la audición”.
Eso lo dice como médico y cirujano, pero como músico es muy puntual al decir que “si necesitara un implante coclear, se me partiría el corazón. Estaría destrozado, porque sé que la música nunca me sonaría igual”.
Y es que a pesar de contar con múltiples soluciones tecnológicas para restaurar este sentido, la experiencia de escuchar música jamás podrá ser como la natural.
Desde hace más de 200 años, la rehabilitación auditiva y la casi recuperación total ha tenido un gran avance y su tratamiento ha evolucionado notablemente.
“Literalmente se les solía insertar objetos adaptados a la oreja dentro de los oídos e insertar embudos (en el pasado)”, dice.
Limb asegura que la mayoría de los pacientes que tiene un implante coclear tiene gran facilidad para recuperar o mejorar el lenguaje, pero no así la experiencia con la música.
“La mayoría de ellos realmente se resiste y les disgusta la música porque les suena mal (en la radio, por ejemplo). Y por lo tanto, cuando se trata de la idea de recuperar la belleza en la vida de alguien, tenemos un largo camino por recorrer en relación a la audición”.
Esto se debe a que a diferencia de la lengua, la música es abstracta. Cuando no suena bien, de acuerdo a Limb, no tiene sentido escucharla.
La deficiencia en la percepción del tono es en donde empiezan los problemas de una no muy grata experiencia con la música, “sin la capacidad de percibir bien el tono, la música y la melodía es muy difícil, olvídense de armonía y cosas así”, dice Charles.
Las personas que tienen un implante coclear no tienen la capacidad de diferenciar un instrumento. Por ejemplo, un violín de una trompeta, siendo instrumentos con ondas similares.
Tampoco pueden distinguir la calidad del sonido. Entonces, no pueden apreciar la calidad de la música.
En la conferencia se puede ver cómo el cerebro de una persona con un implante coclear tiene mucho más activo el córtex auditivo cuando escucha lenguaje. Algo lógico, siendo este implante diseñado para que se recupere también el habla.
Este tipo de implante no ha logrado poder estimular la corteza auditiva en el cerebro cuando se escucha una melodía o algún tipo de música.
Pero, ¿y Beethoven? Sí, el magnífico compositor cuyo trabajo ha traspasado las fronteras generacionales, se volvió sordo.
Charles comenta que ya hasta se exhumó la tumba del compositor alemán para analizar su cerebro y esclarecer la causa de su sordera. Lo más irónico (después de ver la plática de Charles Limb en TED) es saber que Beethoven compuso música mucho después de haber perdido la audición.
Es decir, la capacidad para la música sí se queda en la persona, “los cerebros permanecen programados para la música”, añade Limb.
Charles Limb concluye que hemos recorrido un largo camino para recuperar la audición, pero asegura que si alguno de nosotros perdiera la audición, no querríamos solamente recuperarla, sino recuperarla a la perfección.
Por eso “la rehabilitación de la función sensorial es crítica. Y no me refiero a subestimar la importancia que tiene restablecer la función básica. Sino a restablecer la capacidad de percibir la belleza donde podamos obtener inspiración”, finaliza.
El oído no es el único sentido
Soy de las personas convencidas en que el oído no es el único sentido para experimentar la belleza de la música y sentirla concreta y abstractamente en el cuerpo.
La compositora Evelyn Glennie, percusionista ganadora de un Grammy, es una de las pruebas vivientes de ello. Perdió la audición a los 12 años, pero eso no la privó ni de hacer música, ni de sentirla, sino todo lo contrario.
Glennie tiene una manera muy particular de conectar con la música y en su plática en TED asegura que “la música es tu medicina diaria” y que se puede “escuchar” con todo el cuerpo.
“Si alguien ve a una persona en silla de ruedas, asumimos que no puede caminar. Y podría ser que pueda caminar tres, cuatro o cinco pasos. Eso, para ellos, es poder caminar”, dice en la conferencia.
Lo mismo sucede con la música y Glennie ha experimentado poder conectar con la misma y eso la ha llevado a colaborar con grandes orquestas, así como artistas de la talla de Björk y a fundar el Music Education Consortium, en Gran Bretaña.
“Mi trabajo se trata de escuchar, y mi objetivo, en realidad, es enseñarle al mundo a escuchar. Ese es mi único objetivo verdadero en la vida. Y suena bastante simple, pero en realidad es un trabajo muy, muy grande”, dice Glennie.
Su idea tiene como fundamento traducir e interpretar la música, más allá de solamente, como músico, reproducir lo que hay en una partitura.
Además, incluye el movimiento de la batuta, por ejemplo, lo que producen en el cuerpo las vibraciones y el propio movimiento de una persona cuando entra en contacto con la música.
La música no solamente se puede escuchar con los oídos, pero también es cierto que se necesita todavía de muchos avances para que las personas que han perdido la audición o nacieron sin ella, puedan lograr experimentar algo más que simple sonido o recuperación del habla.
El sonido de las células madre
A pesar de que tenemos un largo camino que recorrer para poder recuperar en su totalidad la función sensorial que significa una experiencia auditiva (que con el implante coclear no ha sido restablecida en su totalidad), un estudio con células madre podría ser un avance considerable.
Científicos de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, pusieron en práctica un tratamiento que reconstruye los nervios que transmiten los sonidos del oído al cerebro. Esto supone una mejora en la calidad de vida (y de experimentación sensorial) para las personas con esta discapacidad.
Este tratamiento utilizó las células madre de un embrión humano, con el objetivo de reemplazar las neuronas situadas en el ganglio espiral. Las células madre se transforman en cualquier tipo de célula dentro del cuerpo humano, por lo que éstas fueron las que reemplazaron a las neuronas.
Sin embargo, para poderse transformar en células parecidas a esas neuronas en específico, se les agregó un químico a las células madre.
Después de 10 semanas de haberles inyectado a los roedores sordos, las células madre junto con el químico en material líquida, la audición mejoró notablemente, de hecho, al 45 por ciento de los 18 ratones se les restableció la audición.
El Dr. Marcelo N. Rivolta, uno de los autores titulares del estudio, dijo a la BBC que “no es una cura completa”, pero que “sería como pasar de ser tan sordo como para no escuchar un camión por la calle al punto de ser capaz de escuchar una conversación”.
A las personas –de ser ésta práctica o tratamiento exitoso en humanos– que recurran a esta solución como alternativa, “no serán capaces de escuchar un suspiro, pero sin duda serían capaces de mantener una conversación en una habitación”, dice Rivolta.
Un tercio de los ratones que formaron parte de la población muestra del estudio respondió acertadamente al tratamiento con las células madre y algunos de éstos recuperaron el 90 por ciento de su capacidad de audición.
Hasta este punto, estarás un poco escéptico, no eres el único, sobre todo porque esto no ha sido probado en humanos (a pesar de que las células madre fueron de un embrión humano). Sin embargo, es importante mencionar que este tipo de ratón (jerbos) tiene la capacidad de escuchar el mismo rango de sonidos que los humanos, a diferencia de otros roedores que escuchan sonidos y tonos de alta frecuencia.
Para poder comprobar que la audición se fue recuperando, los científicos midieron las ondas cerebrales de los ratones.
Cuando este tratamiento se pueda poner en práctica en humanos, la duración del estudio sería mucho mayor que solamente 10 semanas, como lo fue con los ratones.
Esta es la primera vez que se utilizan células madre con el objetivo de restaurar el sentido de la audición en animales, a nivel laboratorio.
David Moore, director del Instituto de Investigación Auditiva del Consejo de Investigación Médica de Nottingham, en Inglaterra, afirmó que “es un gran momento, realmente es un gran avance” utilizar células madre, pero “el mayor problema en realidad es llegar a la parte del oído interno donde se va a hacer algún bien. Es muy pequeña y muy difícil de llegar (…) será una empresa realmente formidable”.
Y añadió que este proceso de reparar el “cabello” del oído (que se daña y que es el encargado de convertir las vibraciones en electricidad para que el cerebro capte el sonido y en donde radican la mayoría de los problemas de audición) era casi imposible.
El director de Investigación Biomédica de Action on Hearing Loss, una ONG en el Reino Unido, Ralph Holme comentó que “esta investigación es tremendamente alentadora y nos da una esperanza real de que es posible reparar en el futuro la causa de algunos tipos de pérdida auditiva”.
Aunque este hallazgo es resultado de una investigación realizada con roedores, expertos señalan que esto es un avance fundamental en el tratamiento para la sordera.
Los resultados de esta investigación fueron publicados este mes en la revista Nature.