Es verano, hace calor y el cuerpo demanda vacaciones.
Un buen road trip es la solución ideal a esta situación. Pero para tener uno exitoso, el destino es lo que menos importa. Importa más la compañía y la música con la que ambientes las horas de carretera.
De acuerdo a Ezra Koening, académico del pop y vocalista de Vampire Weekend, el mejor año para los discos de Road Trip fue 1987. El año del místico “The Joshua Tree” de U2, el afrobeat de “Graceland” de Paul Simon y, para quienes les gusta la fiesta, “Appetite For Destruction” de Guns N’ Roses.
La razón para salir de road trip fue simple: la saturación de crudo en los 80 produjo una baja en los precios del petróleo, alcanzando su nivel más bajo en el invierno del ‘86, lo que hizo que medio Estados Unidos decidiera que ese verano fuese el ideal para tomar la carretera y escuchar discos de principio a fin.
A 25 años de ese verano carretero y en plena era del shuffle, las playlists y los precios históricos en la gasolina, no parece haber un futuro prometedor para los discos que se escuchan de principio a fin mientras vas manejando. Pero si aún así decides aventurarte, tengo tres recomendaciones:
El disco debut de Vampire Weekend, ya que Ezra inspiró este #Popcast. Sus 11 tracks son ligeros y veraniegos, en especial “Cape Cod Kwassa Kwassa”.
“Given To The Wild” de The Maccabees, un disco que es casi un álbum concepto y cuyo esotérico sonido va bien con largas noches al volante, en especial canciones como “Child”.
Desde la portada, el rock de “El Camino” de The Black Keys está hecho para la carretera. La sucia guitarra de “Run Right Back” sonaría tan bien en un descapotable como en un vocho destartalado.
Y, finalmente, el disco que más hemos recomendado este año en Piensa, “Celebration Rock” de Japandroids. “Fire’s Highway” lleva en el título el destino en el que debe ser tocada. Lee de nuevo el título del álbum. Si eso no te inspira a tomar las llaves de tu carro y manejar sin destino, nada lo hará.