El Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) sigue protegido por unas altas vallas azules que se encuentran a su alrededor, las cuales evitan apreciarlo, ver su arquitectura, sus jardines y, más importante, descubrir que ya abrió sus puertas al público como otros museos.
Ayer, pasadas de las 11:00 horas, personal del recinto se acercó a una de las altas vallas ubicadas a un costado del museo y la abrió, dándole así la bienvenida a la poca gente que se encontraba formada.
A su ingreso, una nueva fila esperaba a los visitantes con el propósito de distanciar a cada uno, pues no bastaba con escuchar la constante frase “Por favor, respete la distancia” que les lanzaba el personal vestido con caretas, cubrebocas y guantes.
Después de pasar por la toma de temperatura, el tapete sanitizante y el gel antibacterial, el público se encontró con un recinto casi vacío, de no ser por la compañía que los trabajadores les hacían en cada piso.
De acuerdo con Cecilia Reyes Hernández, subdirectora de mediación y programas públicos del MPBA, el recinto cuenta hasta el momento con un aproximado de 50 personas laborando, entre custodios, mediación y personal de taquilla.
“Ahorita esta semana sabemos que no va a ser un público tan fluido como estamos acostumbrados. El día que esperamos percibirlo es el domingo, porque como sabes de martes a sábado la entrada tiene un costo de 70 pesos, pero los domingos es entrada gratuita, entonces, es cuando la familia o público extranjero o de la ciudad aprovecha para venir al museo. Es un día de diversión o entretenimiento”, asegura Reyes Hernández.
Según señaló la Secretaría de Cultura federal, los museos, en su reapertura este 2 de septiembre, iban a recibir sólo al 30 por ciento de su capacidad de visitantes, siempre y cuando todos cumplieran con las medidas sanitarias necesarias.
Dentro del MPBA, en su día de apertura, sus visitantes sin falta portaban cubrebocas y seguían los constantes señalamientos y flechas azules pegadas en el piso, donde algunos aprovechaban para tomar fotografías con sus acompañantes, mientras miraban alguno de murales despejados por la gente.
‘Estamos preparados para recibirlos’
Además del MPBA, otro de los cinco museos que abrieron sus puertas el día de ayer fue el Museo Nacional de Arte (Munal), un recinto en el que su directora, Carmen Gaitán, daba la bienvenida al público al pie de las escaleras centrales.
Para entrar, así como en el MPBA, personal con caretas, cubrebocas y guantes recibían a los visitantes para medirles la temperatura, invitarlos a pisar el tapete sanitizante y darles gel antibacterial.
De ese modo, sólo cuatro salas estarán abiertas en el Munal, con el principal objetivo de que la gente no sature las instalaciones y disfrute su estancia de manera segura, como Miguel Ángel Pérez y Diego López, estudiantes universitarios que decidieron entrar al recinto.
Según cuentan, aunque ellos sabían del cambio de semáforo en la Ciudad de México gracias a los reportes del subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, no tenían en mente que se encontrarían con diferentes museos abiertos, como el Munal, donde los recibían salas casi solitarias.
“Tenía la certeza de que en los museos iban a tener las medidas necesarias como las ha tenido el Munal, la sanitización, la toma de temperatura, la sana distancia. Entonces más que la curiosidad de venir al museo, personalmente sabía que iban a tener buenas medidas”, menciona Diego, respecto a su primera visita a un museo en “la nueva normalidad”.
Así, entre su personal y los pocos visitantes, la directora Carmen Gaitán invita al público a recorrer las instalaciones del Munal, y que no sólo disfruten sus obras, sino el recinto en sí, donde bajó su personal en un 30 por ciento.
“La visita al Munal es una visita incomparable, una visita que siempre deja experiencias de sorpresa. Simplemente ingresar y ver la majestuosidad de la arquitectura, transitar por sus pasillos, sus famosas escaleras (…) Es un museo que deja un muy grato sabor porque es amplio, generoso y todos los que estamos trabajando aquí estamos preparados para recibirlos, para tratarlos con todos los protocolos necesarios para que se sientan en casa, seguros”, dice Gaitán.
Por otra parte, en el Museo Nacional de San Carlos, otro de los recintos que reabrieron sus puertas, en su primer día contó con el mínimo de visitantes. La mayoría del tiempo sólo estuvo la presencia de las estatuas que reposan a su alrededor.
En este recinto, el único acompañante que llega a aparecer es el ruido de alguno de sus pisos y del personal vigilante.
Delfino Javier, joven estudiante y uno de los pocos visitantes del museo, platica que decidió entrar al recinto porque, de casualidad, iba a tramitar junto con un familiar unos papeles cerca.
Sin embargo, en entrevista, Delfino comparte que aunque su visita fue espontánea, disfrutó su experiencia en el Museo Nacional de San Carlos, el primer recinto que visita después de estar en confinamiento por meses.