Inteligente, decidida y audaz, así es Zoe Kazan, la actriz y guionista que saltó a la fama internacional con la cinta que escribió y protagonizó en 2012, “Ruby Sparks”. De hecho, en la película comparte crédito con su pareja desde 2007, el actor Paul Dano.
Kazan es hija de dos escritores, de quienes sacó el don de la pluma y es nieta del director de cine Elia Kazan.
En 2005 se graduó de la Universidad de Yale, ha participado en más de 15 largometrajes y en series de televisión como “Medium” (2007) y “The Deuce” (2017).
Zoe pertenece a The Manuscript Society, una sociedad de la Universidad de Yale que elige alumnos cuyas aptitudes son destacadas tanto en clases como en actividades cocurriculares.
También tuvo su paso por diversas obras de teatro y, de hecho, debutó en Broadway con la puesta en escena “Come Back, Little Sheba” (2008).
Actualmente, la guionista de 33 años –que es conocida por su trayectoria en el cine indie– se encuentra promocionando “The Big Sick”, una comedia romántica dirigida por Michael Showalter y que tuvo su estreno en el Festival de Sundance.
Sin embargo, esta semana habló sobre un tema que cobró relevancia dentro y fuera de la industria del entretenimiento, ya que dio a conocer cómo viven las actrices situaciones de acoso sexual y de machismo en Hollywood.
En entrevista con The Guardian, Zoe contó que hay gran desigualdad entre los actores y actrices, pues ellas tienen que lidiar con mayor ímpetu el acoso sexual durante los castings y en los sets de filmación.
“Hay tantas situaciones de acoso sexual en los castings y en los sets de rodaje. Y no hay ningún departamento de Recursos Humanos donde dirigirte, ¿verdad?. Nadie quiere hablar directamente del tema porque no quieres tener luego mala reputación de ser una persona ‘difícil’”, dijo.
Y aseguró que su novio de 10 años, Dano, nunca ha tenido que enfrentar este problema, a lo largo de su carrera.
“Te das cuenta que lo único que quieren es contemplar tu cuerpo y te vas con la sensación de que no te sientes bien por ello(…)”, relató y compartió que un productor le dijo –respecto al sexo oral–, que si ella “¿escupía o tragaba?”. El hombre después dijo que era una broma y ella se percató que durante el rodaje éste la miraba con lujuria desde el monitor.
Historias como estas abundan en la meca del cine, en donde también reina la desigualdad salarial entre hombres y mujeres.