Muerte por descuido
Las enfermedades cardiacas figuran entre los males letales que más se pueden prevenir. Y, sin embargo, son la primera causa de muerte prematura –y discapacidad– a nivel global.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2008 se registraron 17.3 millones de muertes a causa de enfermedades cardiovasculares, de las cuales 7.3 millones correspondieron a infartos de miocardio y 6.2 millones a accidentes cerebrovasculares (AVC).
Eugenia Rodríguez
Las enfermedades cardiacas figuran entre los males letales que más se pueden prevenir. Y, sin embargo, son la primera causa de muerte prematura –y discapacidad– a nivel global.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2008 se registraron 17.3 millones de muertes a causa de enfermedades cardiovasculares, de las cuales 7.3 millones correspondieron a infartos de miocardio y 6.2 millones a accidentes cerebrovasculares (AVC).
Los hallazgos de un análisis global, realizado en 2013, de las estadísticas de enfermedades de 188 países ponen en evidencia que las enfermedades cardiacas se han convertido en una epidemia que hoy cobra la vida de 41 por ciento más personas que hace 25 años, cuando el número de muertes a nivel global a causa de males cardiacos era de 12.3 millones.
El estudio, encabezado por el Dr. Gregory Roth, del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, en Seattle, alude a males como la enfermedad isquémica del corazón –la causa principal de muerte en el mundo que representa casi la mitad del aumento en el número de decesos cardiovasculares–, el infarto de miocardio, la cardiopatía reumática, el aneurisma aórtico, los AVCs y otros padecimientos de los vasos sanguíneos.
La investigación, cuyos resultados fueron publicados este mes en The New England Journal of Medicine, enfatiza que este aumento se vio impulsado por factores como el crecimiento demográfico (que incrementó el número de muertes globales en 25 por ciento) y el envejecimiento de la población (55 por ciento).
Pero existen otros factores en el estilo de vida que justifican que 80 por ciento de los infartos de miocardio y AVC prematuros sean prevenibles.
Además, “muchas de estas muertes son prematuras, lo que significa que matan a las personas menores de 75 años”, dijo en un comunicado el Dr. Simon Capewell, profesor de epidemiología clínica de la Universidad de Liverpool, y quien no estuvo involucrado en el estudio. “El 90 por ciento de estas muertes prematuras son prevenibles y evitables a través de una alimentación sana y cero tabaco”.
De hecho, los investigadores atribuyen parte de la caída importante –39 por ciento– que mostraron algunas regiones (de Europa occidental y oriental), en las tasas de mortalidad por grupos de edad específicos y el número total de muertes por enfermedades cardiovasculares a la prevención, particularmente la reducción de factores de riesgo, como el tabaco.
Cuida tu corazón
Nunca está de más decirlo. Tenemos el poder y la responsabilidad de elegir qué estilo de vida llevar, qué hábitos desechar e incorporar.
A diferencia de factores de riesgo que no se pueden modificar, como la genética, el sexo –de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón, los hombres son más propensos a sufrir un ataque cardiaco que las mujeres, incluso cuando éstas son más vulnerables, después de la menopausia– y el envejecimiento, el estilo de vida es completamente maleable, y depende única y exclusivamente de nosotros.
Estos son los principales factores de riesgo que podemos modificar con un cambio de estilo de vida, según la Federación Mundial del Corazón y la Asociación Americana del Corazón:
Consumo de tabaco:
Deja el cigarro. Un fumador tiene de entre dos a cuatro veces mayor riesgo de desarrollar una enfermedad coronaria que quienes no fuman. Y una cajetilla de cigarros al día aumenta el doble de probabilidad de sufrir un ataque cardíaco que quienes nunca han fumado.
Se espera que para el 2030, las muertes relacionadas con el tabaco aumenten a más de 8 millones decesos anuales.
Esto, además de una amplia lista de enfermedades ocasionadas directamente por el tabaquismo, como diversos tipos de cáncer y la diabetes. Ojo: “Al menos 65 por ciento de personas con diabetes mueren de alguna forma de enfermedad cardíaca o de los vasos sanguíneos”, según la AHA.
Sedentarismo:
Muévete. No tienes que ser el súper atleta, pero sí debes de realizar una actividad física al menos 30 minutos al día. Más de un estudio a la fecha ha demostrado que una caminata rápida puede reducir el riesgo de hipertensión, diabetes y disminuir los niveles de colesterol –factores de riesgo claves de las enfermedades cardiovasculares y los accidentes cerebrovasculares– incluso tanto como correr.
De acuerdo con la WHF, las personas que no son suficientemente activas físicamente tienen de entre 20 y 30 por ciento más riesgo de morir por cualquier causa en comparación con los que participan en por lo menos 30 minutos de actividad física de intensidad moderada casi todos los días de la semana.
Mala alimentación:
Lo hemos escuchado una y otra vez: “eres lo que comes”. De nada sirve una hora de ejercicio cardiovascular si llevamos una alimentación poco balanceada. Revisa las etiquetas, come porciones razonables, incluye más frutas, verduras, granos enteros, pescado, nueces, legumbres, carnes magras. Limita el consumo de alimentos procesados ricos en grasas y azúcares.
La sal agrava el aumento de la presión arterial relacionado con la edad.
El American Journal of Clinical Nutrition publicó un estudio que reveló que, en personas mayores de 40, el cambio a una dieta saludable, durante un periodo de 12 semanas, puede reducir el riesgo de un ataque al corazón o un derrame cerebral hasta en un tercio.
Abuso de alcohol:
La WHF indica que el uso de alcohol o el “consumo excesivo y episódico de alcohol” es responsable de múltiples resultados cardiovasculares –mortalidad por enfermedades cardiovasculares, coronarias y accidentes cerebrovasculares–. En 2004, por mencionar ejemplo, el consumo peligroso de esta sustancia cobró la vida de 2.5 millones de muertes a nivel global.
Más del 50 por ciento de estas muertes fueron producto de enfermedades cardiovasculares, cirrosis hepática y cáncer.
Estos son los cuatro factores de riesgo “causantes comunes de enfermedades del corazón, derrames cerebrales, cáncer, diabetes y enfermedades respiratorias”, indica la WHF.