Quincy Jones, el “baby gangster” seducido por un piano que se convirtió en leyenda musical

El músico y productor de estrellas como Frank Sinatra y Michael Jackson forjó una vida en la música  desde que a los 11 años tuvo una revelación merodeando por las calles de su ciudad 
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Una noche de 1940, mientras Quincy Jones  (Chicago, 1933-Los Ángeles, 2024) y sus amigos merodeaban por las calles de Bremerton (Washington) en busca de comida, se colaron en un centro de recreación que funcionaba como artillería de la Segunda Guerra Mundial. Ahí, después de comer helado y pay de limón, ese joven de 11 años que quería ser gangster descubrió la clave de su despertar musical: un piano solitario que lo atrajó como un imán.

“Vi un piano en la oscuridad, cerré la puerta de la habitación y sucedió algo que no me dejó volver atrás”, contó el músico y productor en una entrevista con Tom Power, un conocido presentador de radio canadiense hace unos años.

Según el músico fallecido este 3 de noviembre a los 91 años en California, el hallazgo de aquel piano redirigió el cauce de su vida. Pasó de pretender ser un “baby gangster” a forjar una vida en la música.

Trompetista, director de orquesta, compositor, productor, Quincy Jones fue un prolífico músico y la mente detrás de artistas e himnos que definieron la industria musical en la segunda década del siglo pasado.

Frank Sinatra, Aretha Franklin, Little Richard, Donna Summer, Michael Jackson, Diana Ross, New Order. La lista de artistas guiados por él es larga. Como un rey Midas, convirtió en oro a artistas como Michel Jackson, con quien produjo tres álbumesOff the Wall (1979), Thriller (1982) y Bad (1987). El segundo  es el álbum más vendido de la historia.

Su sello Quincy Jones Productions ha colocado 6 singles y 6 álbumes en las listas de los 40 principales y ha ganado 4 premios de platino y 7 de oro en Estados Unidos

Tras ese éxito global, en 1985 lideró la hazaña de grabar el sencillo “We Are the World”, que reunió a grandes celebridades de la época, como Ray Charles, Diana Ross, Michael Jackson, Tina Turner, Billy Joel, Stevie Wonder, Cyndi Lauper, Bob Dylan y Bruce Springsteen, para interpretar este tema como parte de una campaña humanitaria que buscaba acabar con la hambruna en Etiopía.

La canción, que pudo terminar en una lucha de egos y en una anécdota filantrópica, ha pasado a la historia  como uno de los mayores himnos solidarios y  uno de los sencillos más vendidos en el mundo. La magia la puso quien comandaba el estudio de grabación de esa noche.

“Como productor, todas las otras cosas que conoces entran en juego y eso es lo que me gusta”, decía el músico al hablar sobre su trabajo como productor musical.

De trompetista a leyenda entre leyendas

Nacido en Chicago, con una abuela paterna que había sido esclava y con quien solía escuchar música, Quincy Jones quiso aprenderlo todo desde aquella revelación con el piano. A los 13 años, tomaba clases de trompeta todas las mañanas antes de ir al colegio, pronto empezó a tocar en clubes de soul de Seattle y a los 19 con la big band del músico Lionel Hampton y en la banda del Berklee College of Music en Boston, Massachusetts.

Hacia 1950 viajó a Nueva York, donde se dedicó a escribir, arreglar y grabar a bandas que tocaban en los clubes de jazz. Ahí conoció a grandes figuras del género, como Thelonious Monk, Charlie Parker, Billie Holiday, Gene Krupa, Miles Davis; otro de sus grandes colaboradores fue su amigo Ray Charles, a quien conocía desde Seattle.

Como músico y productor de jazz, Jones destacó no sólo por ser cercano a los máximos representantes de esa música, sino por abrir las fronteras de ese estilo y establecer vínculos con lo que se hacía en Europa.

Desde 1991 fue un fiel participante del festival de Jazz de Montreux, donde organizó legendarios conciertos, como el último que ofreció Miles Davis en su vida. Invitado por su amigo Claude Nobs, fundador del famoso festival, hizo desfilar a lo largo de 30 años en esa ciudad suiza a músicos de todos los continentes y todas las generaciones, como Phil Collins, Carlos Santana, Herbie Hancock, Simply Red, Chaka Khan, Nana Mouskouri, entre muchos otros.

El 2001 publicó Q: La autobiografía de Quincy Jones, donde detalla sus cruces con los momentos y las estrellas más importantes de la música, así como sus batallas contra la salud mental

“Cada verano, durante más de treinta años, el Festival de Jazz de Montreux fue su segundo hogar. Entre bastidores, ‘Q’ parecía sencillamente incansable, siempre dispuesto a asistir a una jam session, conocer a nuevos artistas o mantener la fiesta hasta altas horas de la madrugada”, destacó ayer el festival en su página oficial en un homenaje post mortem.

“Una leyenda entre las leyendas, fuente inagotable de inspiración para generaciones de músicos de todo el mundo”, señaló el encuentro que recordó lo contado por Lenny Kravitz en su concierto del verano pasado: ‘Pasé muchas noches divertidas y llenas de acción en Montreux. Claude y Quincy me llevaban a la cama todas las noches. Quincy Jones no dormía’.

Del jazz a lo mainstream

Del jazz a lo mainstream. Para Jones no había fronteras. Su legado también trasciende a la industria audiovisual, pues fue un destacado compositor de bandas sonoras, como para la película El prestamista (1964), de Sidney Lumet, A sangre fría (1967), basada en el libro de Truman Capote y dirigida por Richard Brooks, y la adaptación de Steven Spielberg de El color púrpura (1985).

Para la televisión también  compuso  la música y fue productor ejecutivo de la famosa comedia El príncipe del rap en Bel-Air (1990), que hizo famoso a Will Smith.

Una leyenda

  • Tiene 79 nominaciones a los Grammy siendo el artista más nominado a ese prestigioso premio
  • Recibió 28 Grammys, incluido el Legend Award en 1991, en reconocimiento a sus méritos musicales
  • Premio Emmy en 1977 por la música del episodio de apertura del programa de televisión Roots
  • Obtuvo 7 nominaciones al Óscar
  • En 1995 logró el Premio Humanitario Jean Hersholt, que es otorgado de manera periódica por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos  en “reconocimiento a labores extraordinarias en causas humanitarias
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