Morrissey y el Vive Latino… ¿Una combinación que nunca debió ser?

El artista dividió opiniones entre los asistentes, pues no todo mundo estaba emocionado por la presencia del británico en el Foro Sol
Roberto Trejo Roberto Trejo Publicado el
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Morrissey no era el artista que el ‘Vive Latino’ ansiaba ver y no era el público que el británico necesitaba para brillar. No todo mundo supo disfrutar de una presentación de talla internacional que se convirtió en un choque cultural, ideológico y temporal.

Horas antes de la aparición del vocalista, los asistentes daban claros indicios de lo que pasaría una vez que cayera la noche, pues la mayoría se mostraban emocionados por ver a bandas como Panteón Rococó o Molotov, pero pocos estaban el Foro Sol, específicamente, para ver a Morrissey.

“No, me caga, es un mamón, además no come carne”, respondió una joven luego de preguntarle si estaba interesada en escuchar en vivo al originario de Reino Unido; la reacción fue similar en varios jóvenes, quienes tildaron al artista de “soberbio”, “radical” e “intolerante”.

La indiferencia de algunos asistentes se transformó en molestia una vez que cayó la tarde-noche en la Ciudad de México, pues los organizadores suspendieron la venta de carne “para no afectar la participación de algunos artistas”; resultaba obvio quien había ordenado la prohibición.

Una vez que finalizó la presentación Rock en tu Idioma Sinfónico Vol.II en el escenario central, cientos de personas decidieron emigrar a otro de los foros, sin embargo, los fans de Morrissey comenzaron a llegar a una cita que había sido pospuesta desde 2013 debido a una cancelación.

Fiel a la puntualidad británica, el ex vocalista de The Smiths hizo acto de presencia en punto de las 20:00 horas, enfundado en una camisa blanca, saco color negro y unos jeans de los que asomaba una pequeña cadena; el británico hizo un par de reverencias ante los aplausos y dijo “hola”.

Morrissey se apoderó del escenario con la canción You’ll be gone, uno de los pocos temas escritos por Elvis Presley y uno de los menos famosos; por lo que esta pieza es considerada como una rareza que, probablemente, sólo podrían identificar los seguidores más acérrimos de ‘El Rey’.

Los espectadores que se encontraban lejos del escenario, o en las gradas, apenas pudieron ver el show, pues Morrissey decidió utilizar las tres pantallas gigantes para proyectar imágenes y vídeos de protesta, por ejemplo, contra la fallecida primera ministra de Reino Unido, Margaret Thatcher.

El británico no decepcionó a las personas que se encontraban en el lugar sólo para escuchar sus canciones más populares, la primera fue The Last of the Famous International Playboys, una pieza que hace referencia a dos populares gánsteres ingleses de los años 60.

Morrissey supo combinar sus grandes éxitos con canciones que para él son vitales y las cuales muestran su postura sobre los derechos de los animales, así como una crítica contra los policías que reprimen a los mismos ciudadanos que juraron proteger.

Mientras Morrissey cantaba The Bullfighter Dies, las pantallas gigantes proyectaron imágenes de toros siendo asesinados en alguna corrida, para luego dar paso a los escasos momentos en que los animales logran herir a los toreros; uno de los momentos visuales más poderosos de la noche.

Los verdaderos fans se colocaron al frente y al centro del escenario, quienes, hipnotizados por la inconfundible voz de Morrissey, no dejaron de cantar y bailar toda la noche. Sin embargo, el resto de los asistentes se mostró ansioso, aburrido e incluso molesto por el show.

Mientras uno de los músicos más influyentes de los últimos tiempos daba un gran espectáculo sobre el escenario, algunas personas prefirieron perderse en sus teléfonos “inteligentes”, burlarse de la música, comenzar una pelea o, simplemente, besar a la persona que tenían al lado.

Poco a poco, Morrissey fue agotando sus mayores éxitos, tales como Suedehead, Everyday Is Like Sunday y First of the Gang to Die, lo que provocó que muchas personas abandonaran, gradualmente, el recinto; aunque los más files se quedaron hasta el final.

Antes de concluir el concierto, el lugar volvió a llenarse, pues los fans de Panteón Rococó habían llegado para asegurar un buen lugar. Morrissey cerró la noche con Jacky’s Only Happy When She’s Up on the Stage, canción de su nuevo disco, así como un cover de Judy is Punk de The Ramones.

Morrissey se entregó al 100 por ciento, incluso aseguró amar a México, se despojó de la camisa blanca y la arrojó al público. Sin embargo, quedó la sensación de que el artista habría estado mucho más cómodo en un foro reducido, acompañado de sus seguidores más fieles.

Al final del concierto, algunas personas comenzaron a pedir la clásica “otra, otra, otra”, pero la petición se extinguió rápidamente, pues no fue acompañada por el resto del público; señal de la clara división que se había presentado durante la noche.

Minutos después, Panteón Rococó subió al escenario y la venta de carne se reactivó en el festival. Sin duda, Morrissey no era el artista que el ‘Vive Latino’ ansiaba ver y no era el público que el británico necesitaba para brillar, sin embargo, aun así brilló.

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