Momo, de Michael Ende, se adapta a un espectáculo teatral

Danza Visual, compañía teatral, presenta en el Teatro Helénico  Desde el caparazón de la tortuga una obra multidisciplinaria que busca llegar a audiencias jóvenes y detonar en ellas la reflexión
Pablo Abundiz Pablo Abundiz Publicado el
Comparte esta nota

El mundo es rápido, ajetreado, y cada día que pasa se vuelve aún más veloz. Cada vez se tiene menos tiempo para disfrutar, imaginar, reír o jugar pues todos los momentos se van tratando de lograr un algo, que pocas veces está claro, por lo cual no se puede “perder el tiempo” en lo que lo hace placentero. 

¿Qué tal si esta existencia vertiginosa fuera planeada? ¿Impulsada por hombres grises que consumen el tiempo como si este no fuera finito? ¿Qué tal si se pudiera hacer algo para cambiarlo? Desde el caparazón de la Tortuga, un espectáculo multidisciplinario, se enfrenta a estas preguntas en una interpretación de Momo, la clásica novela de Michael Ende, sábados y domingos en el Teatro Helénico.

El viaje del colibrí, una obra que tiene la intención de introducir al público a la cultura mesoamericana, habla de la travesía de una niña que viaja al inframundo mexica y pasa por nueve etapas para convertirse en guerrero hasta convertirse en el ave

Tras siete años de presentaciones en cartelera consecutiva y experimentación Desde el caparazón de la tortuga  abre la temporada de la compañía Danza Visual, capitaneada por los hermanos Patricia y Rogelio Marín y el actor Leonardo Beltrán. La obra busca ser una experiencia multisensorial para toda la familia. 

“Es un espectáculo que conjuga artes circenses, danza clásica y contemporánea, ópera, teatro y todo con el hilo dramatúrgico de este libro maravilloso de Michael Ende. Un cuento narrado con una construcción escénica multidisciplinaria donde tratamos de extraer la esencia del libro en una hora y media de espectáculo, la idea detrás de hacerlo de esta forma es que la compañía tiene la intención de compartir con el público joven para que se empiecen a interesar por las artes escénicas”, comenta la directora y bailarina Patricia Marín.

La novela de Ende, publicada por primera vez en 1973, habla de una niña que tiene que enfrentar grandes retos para salvar el tiempo de las personas una vez que los hombres grises, metáforas de una forma de vida moderna, llegan a su ciudad y amenazan con consumirlo todo mediante seductoras ofertas. 

Para una de las cabezas de esta puesta en escena esta es “una obra muy hermosa que da un mensaje no solo a los niños sino a los papás”, comenta Patricia, quien añade, “es una metáfora sobre lo que nos pasa ahora que creemos que el tiempo se puede gastar después… después voy a tener esto, después me voy a dar la oportunidad para pasar rato con mi familia o jugar con mis hijos. 

Este es uno de los puntos importantes que nosotros hablamos con los papás, les hablamos sobre lo efímero que es la infancia de sus hijos”, remata Marín.

Un proyecto personal

Desde el caparazón de la tortuga nace desde una tragedia, cuenta la bailarina, pues tras el fallecimiento del padre de ella y Rogelio ambos se vieron de forzados a reflexionar sobre la muerte.

“Después de año y medio nace mi primera sobrina y casualmente vuelvo a encontrar este libro, lo cual fue muy revelador pues yo sabía que mi sobrina no iba a conocer a su abuelo, y al leer el libro quisimos hacer algo para ella, que nos ayudara a nosotros a sanar esa pérdida  y más que nada que nos ayudara construir un lazo con la niña”, señala la directora.

El equipo detrás de Desde el caparazón de la tortuga se formó en 2009 y en todos estos años de trabajo se han enfocado en audiencias jóvenes, con la idea de acercarlos al mundo de las experiencias estéticas. 

“Sigue siendo una profunda crítica para el modelo racional de concebir el tiempo, el modelo economicista que quiere dejar de lado todos estos pequeños momentos y sensaciones que no tienen un valor económico”
Patricia Marindirectora y bailarina

“Danza visual surge por un interés personal de construir danza contemporánea, al paso de los años se empezaron a generar producciones y cuando nos integramos en esta dirección tricéfala, con Leonardo Beltrán y Rogelio Marín, decidimos que una de nuestras misiones era crear públicos.

La forma en la que nosotros concebimos que podíamos hacerlo era a través de la metáfora de sembrar interés en los niños, como si estuviéramos plantando arbolitos en la conciencia de los niños mediante estos espectáculos”, comenta Patricia. 

La directora de la compañía también mencionó que uno de los pilares de su proyecto es no solo sólo brindar a las familias momentos de divertimento, sino también poder detonar la reflexión en quienes los ven.

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil