Mia Khalifa tuvo un paso muy breve en la industria pornográfica, sin embargo, su nombre se hizo mundialmente conocido y ahora que se libró de una serie de amenazas que la acosaron hace algunos años, reveló las consecuencias que tuvo por realizar estos videos a una corta edad, y llena de presión.
En entrevista para la BBC News, Khalifa recordó uno de los videos sexuales que protagonizó portando un hiyab islámico, el cual le generó fama, pero también una serie de amenazas encabezadas por el Estado Islámico.
Aseguró que aún con el paso del tiempo, se le instaló un trauma, pues considera que perdió toda la privacidad de su vida por ese “error” que cometió varios años atrás.
Sí. Y creo que se activa principalmente cuando salgo a la calle porque siento que la gente puede ver a través de mi ropa y me da mucha vergüenza y me hace sentir como si hubiera perdido toda mi privacidad. Porque estoy a una búsqueda de Google, expresó.
De acuerdo con Mia Khalifa, la presión que recibió de los productores fue mayúscula, desde la firma del contrato, hasta en el momento en que se pretende opinar sobre algo.
Absolutamente. Cuando hay cuatro productores blancos en la sala y les dices algo así, y todos se ríen, es algo devastador y hace que no quieras hablar ni decir nada. Es lo mismo cuando firmas tu contrato, conoces al presidente y al CEO de la compañía en la sala, está contigo esperando que lo leas y cuando lo estás leyendo no entiendes nada de lo que está escrito, porque estás muy nerviosa, porque la gente te está mirando.
Narró que cuando la invitaron, ella no sabía que su nombre e imagen serían tan reconocidas. Pensó que nadie la descubriría pues hay muchas mujeres –agregó– que lo hacen y nadie sabe sus nombres.
Pero inmediatamente después de su lanzamiento, todo mi mundo quedó destrozado. La razón por la que pensé que estaba bien que hiciera porno era porque pensé que nadie lo descubriría. Hay millones de chicas que se graban a sí mismas teniendo sexo y hacen cosas así, y nadie sabe sus nombres. Nadie sabe quiénes son. Nadie las reconoce así. Quería hacerlo como mi pequeño y sucio secreto, pero me explotó en la cara.
Por ello, aseguró que intenta leer a muchas mujeres que le escriben para contarle sus historias con la industria pornográfica, quienes le dicen que son víctimas de tráfico, o son forzadas a realizarlo. Causa además por la que se atrevió a alzar la voz.
Honestamente, comencé a darme cuenta de eso hace poco. La gente comenzó a comunicarse conmigo. Mi gerente revisa los correos electrónicos y cuando recibe cosas así, las filtra y me las envía. Leer las palabras de algunas de estas chicas que han sido traficadas y forzadas a la pornografía, todas estas historias de chicas cuyas vidas se han arruinado (...) me hace sentir que fue bueno que empezara a hablar y que hiciera esta entrevista.
