‘Mi trabajo, ser un artivista’, crea la Mujer Bonita trans
La Prietty Guoman es, dicho por ella misma, prostituta y prieta, pero ante todo una exuberante mujer trans veracruzana fanática de la película Mujer Bonita. El actor y director César Enríquez, quien le da vida a este personaje, habla sobre esta pieza que representa a muchas mujeres, sin quitarles la voz
Karina CoronaPosan frente al espejo, se untan una base de maquillaje en toda su cara, sombras, se ponen pestañas postizas, un poco de rubor, lápiz labial y, por último, una peluca con la que enmarcan su aspecto; poco a poco se van transformando en alguien más, dejan atrás el rostro de quien solían ser para convertirse, quizá, hasta en ellas mismas, su verdadera identidad como trans, personas que diariamente sufren acoso, discriminación y violencia.
Las mujeres trans son un grupo social pocas veces escuchado pero que, a través del arte y el cabaret, han creado los canales para levantar la voz y expresar así sus derechos. Por más de cuatro años, el actor y director César Enríquez ha dejado una especie de hogar con La Prietty Guoman, una obra en la que hombres y mujeres pueden ser ellas y ellos mismos.
De acuerdo con César Enríquez, se trata de una pieza que representa a muchas mujeres, sin quitarles la voz; además de abordar temas como la discriminación, los feminicidios, transfeminicidios y crímenes de odio.
“Es un honor representar a México en festivales importantes, pero de repente decir que en mi país se siguen matando común e impunemente a mujeres transexuales, se les sigue quitando sus derechos diariamente y se siguen burlando por cómo son, por su derecho a la diferencia, es una doble bandera, que me enorgullece y que me entristece. Lo triste es que te das cuenta de que eso pasa en todo el mundo”, platica el también escritor de la obra a Reporte Índigo.
La Prietty Guoman se ha vuelto un espectáculo vital para el actor, con el que ha logrado regresarle la voz a aquellos y aquellas a quienes les ha sido arrebatada.
“Mi trabajo es ser artivista, a través de mi arte trabajo el activismo, y no me siento como un héroe no pedido, sino a partir de mis problemas, de la discriminación que yo he sufrido, del racismo, es que trato de canalizarlo a la escena, lo personal se vuelve universal”, declara.
La comedia está plagada de dolor de la comunidad trans
Gran parte de las anécdotas de la Prietty están basadas en experiencias vividas por el actor y director, y que han sido un motor para continuar con las temporadas.
“Mucha de la comedia está plagada de dolor, van el uno con el otro, la vida es así dicotómica. Cuando escribí la obra había muchos momentos muy dolorosos o que retomo de mi vida y el público se ríe, pero para eso están. Yo decía qué doloroso es esto, y este sabor agridulce es el que se mantiene en toda la obra y es lo que hace al espectador estar siempre pendiente. Es cantar, bailar en tacones del 15, hacer ejercicio, es un tour de force, pero ha valido la pena”, agrega.
En todo este proceso, el cabaret ha sido un fiel acompañante que le permitió crecer a nivel profesional como personal. Asimismo, ha podido conocer a más gente trans, con quien ha compartido una taza de café o, incluso, han festejado cumpleaños juntos.
“El cabaret es un género que no solamente se vive en el escenario, te permea la vida, te cambia tu forma de relacionarte con la sociedad. El tema trans me traspasó completamente, antes decía que era tolerante, open mind con la comunidad gay, lésbica, queer y trans, pero cuando iba al antro era de los que decía ‘ay, mira, ahí va la vestida’, o ‘maldita vestida’, usar palabras que se vuelven humor transfóbico y que no están bien”, comenta el actor.
Para él, el problema de la sociedad mexicana es asumir sobre todas las cosas, así que, asegura el día que la gente se acerque sin prejuicios, la perspectiva como una entidad cambiará.
“Todo mundo decimos ‘ay, las chicas trans son así, las vestidas; claro, es que las mujeres tienen un sexto sentido, cuando les baja son así, todo el mundo asume y, ¿tú eres mujer, tú lo has vivido? Pregúntate como hombre. Lo mismo sucede con el mundo trans y LGBTQ. El día que ellas dejen de ser un objeto de estudio o parte de una tesis doctoral y se conviertan completamente en humanos, en seres con quien convivimos día a día, en ese momento la sociedad entenderá el derecho a ser diferente”, explica.
Proyectos por delante
El director también hace un llamado para que en tiempos de pandemia la gente sea más empática porque, quizá, hay personas que vivan en una situación de violencia dentro de sus hogares.
“Las leyes deberían de protegerlas y protegerlos, también deberíamos vivir en una sociedad equitativa, debería haber una calidez humana, es algo que todos necesitamos; aún más con esta pandemia, creo en estos momentos puede ser peor, compañeras trans que viven solas, recluidas y están en un hogar donde no las aceptan, es muy duro. Lo primordial es preguntar y conocerlas de cerca”, considera.
Durante esta pandemia César Enríquez ha podido explorar más sus posibilidades creativas. A lo largo de este año realizará un montaje para Teatro UNAM sobre cómo los artistas viven este encierro; está dirigiendo una obra en Puebla; llevará a cabo Gotitas, un proyecto sobre afrodescendencia que retrata la vida de un travesti mulato que fue asesinado en 1658.
“No ha sido una pandemia pareja para todos, hay quienes la podemos vivir desde un privilegio porque mi trabajo me ha permitido este año estar becado por parte del Fonca; soy un artista que puede tener un apoyo económico por parte del gobierno para seguir creando. Me encuentro en un momento donde me siguen llamando para crear obras, donde estoy explorando, creando y viviendo esta pandemia desde mi trinchera”, comparte.
La Prietty Guoman tendrá su primera temporada on demand en la plataforma Teatrix. César Enríquez desea que, así como han conectado con mucha gente a través de los escenarios, la gente pueda verla desde sus hogares y cambie su perspectiva respecto a lo trans.
“Esta discusión de si es teatro o no está de más, no es momento de volvernos puristas ante este tipo de cosas, estamos delante de lo que estamos, y los artistas nos estamos abriendo camino para llegar de la misma o de una manera diferente a tocar corazones y alimentar nuestros bolsillos y panzas, porque es lo que todos estamos haciendo en estos momentos, necesitamos ayudarnos. Los artistas no estamos mendigando, más bien les pedimos al público que nos dé chance de llegar a sus casas”, afirma.
A pesar de que existen nuevas oportunidades para vivir el teatro, el director se cuestiona que estos espacios sigan cerrados, aun cuando se mantuvieron las medidas sanitarias necesarias.
“De repente vemos centros comerciales con muchísima gente, los aeropuertos con filas sin que nadie tome la distancia, y en los teatros, a donde acomodaron a la gente debidamente, no puede ser posible que sigan cerrados, me parece muy terrible, una situación desigual, hasta tiránica, no me cabe en la cabeza por qué está sucediendo esto. Y por qué los teatreros no nos hemos manifestado de una manera más clara ante esto”.
Con apoyo del Fonca
Este año el actor y director César Enríquez recibió una beca como creador escénico de trayectoria por parte del Fonca en la que trabajará durante 3 años con:
La asociación Casa de muñecas Tiresias, que dirige Kenya Cuevas, en el cual se creará un espectáculo junto a las mujeres transmigrantes y con VIH, quienes contarán sus experiencias.
Junto con la asociación Impulso Trans revelará cómo viven los hombres trans de Guadalajara, Jalisco.
Y concluirá con un proyecto sobre la Comunidad de Mujeres muxes del Istmo de Tehuantepec.