Mi padre me confesó que era homosexual cuando yo era adolescente, ahora es la nana de mi hijo

Elizabeth Collins se enteró cuando era adolescente de que su padre, Carl, era homosexual. Las discusiones con la mamá de Collins lo llevaron a divorciarse y a cambiar de residencia para vivir con otra pareja. Años después fue la nana de su nieto.

La mujer, residente de la ciudad de Los Ángeles, California, narra las dificultades y los prejuicios que existen en la sociedad en torno a las preferencias homosexuales de las personas. Su padre, aunque supo que tenía esa preferencia a los 16 años, continuó su vida “haciendo lo que pensaba que debía”, se casó con una mujer y tuvo hijos.

Indigo Staff Indigo Staff Publicado el
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Elizabeth Collins se enteró cuando era adolescente de que su padre, Carl, era homosexual. Las discusiones con la mamá de Collins lo llevaron a divorciarse y a cambiar de residencia para vivir con otra pareja. Años después fue la nana de su nieto.

La mujer, residente de la ciudad de Los Ángeles, California, narra las dificultades y los prejuicios que existen en la sociedad en torno a las preferencias homosexuales de las personas. Su padre, aunque supo que tenía esa preferencia a los 16 años, continuó su vida “haciendo lo que pensaba que debía”, se casó con una mujer y tuvo hijos.

“Al revelar que era homosexual normalmente se marca como una celebración entre las familias, pero en la mía fue un trauma que duró años, ya que los conflictos se repiten alrededor de la confianza, el perdón y la aceptación”, compartió Collins para el sitio Slate. “Es un hombre gay en una sociedad que no aprueba su sexualidad”, relata.

Un día, el padre de Elizabeth la visitó a ella y a su esposo Keith, quienes lo llevaron a comer a un lujoso restaurante hawaiano. Durante el postre, el padre comentó “no puedo esperar a vivir aquí. Voy a ver a su bebé todos los días para que los dos puedan trabajar”.

Para Elizabeth fue una gran sorpresa la mención, debido a que estaba recién casada, tener un hijo no estaba en sus planes de ese momento y jamás hubiera delegado esa responsabilidad a su padre por lo complicado que es criar a un hijo. “Para la mayoría de la gente, la idea de cuidado de niños gratis es como tener un saco enorme de tarjetas de ‘salir de la cárcel libre’”, expresa Collins.

Asegura Elizabeth que cuando era pequeña le encantaba vivir con su padre, tanto que llegaron a un acuerdo para vivir juntos siempre. “¿Pero qué va a pasar cuando me case?”, le preguntaba Collins, a lo que su padre respondía “Voy a vivir en su habitación de invitados”.

“Yo era su mejor amiga y confidente. Me dijo lo que sentía por su novio, la falta de aceptación por parte de su familia y cómo algunas mañanas ya no quería despertar”, comenta Collins.

Luego de graduarse de la escuela secundaria, pues atravesaba por una etapa difícil de la adolescencia,  Elizabeth que vivía con su padre, quiso ser más independiente y un día después de discutir decidió irse a vivir con un amigo. Su padre, que estaba sosteniendo problemas con su pareja de siete años, decidió irse a vivir a Florida, sin dar aviso a Elizabeth.

Después de varios días de espera sin la certidumbre de saber dónde estaba su padre, al fin se comunicó y las cosas no cambiaron, él siguió siendo su amigo. “Tienes que venir a Florida para Navidad”, dijo su padre en la llamada.

Por teléfono, el padre de Elizabeth se enteraba de la vida de su hija, problemas escolares, con amistades o de sus amores.

El tiempo transcurrió en el matrimonio con Keith y a Elizabeth le llegó la noticia de estar embarazada. El plan que tenía era quedarse en casa a cuidar a su hijo Axel. Cuando el padre de Collins supo la noticia, al mes siguiente se trasladó a vivir a Los Ángeles.

Keith y Elizabeth conversaban el tema de quién cuidaría a Axel. Luego de hacer un análisis entre contratar a una niñera que se ocupara de su cuidado mientras los dos trabajaban, decidieron proponerle ese trabajo al  señor Collins quien aceptó de inmediato.

“Ha soñado con ser abuelo. En el momento que dejé de ser bebé, el aseguraba que quería otro”, comenta Elizabeth. Cuando nació Axel, Carl se puso frente a su mamá y le dijo “dame a ese bebé”.

Axel cada mañana corre hacia los brazos de su abuelo, quien lo lleva a dar paseos o a las compras cotidianas. Asegura que la gente lo ve extraño, porque piensa “que no se ve una gran cantidad de hombres de edad con bebés”, expresa el señor Collins.

Todos los problemas que tuvo en su momento con su padre, por enfrentar su preferencia sexual ante una sociedad que lo critica, no han modificado la manera de amar a su padre y de aceptarlo. A un año del nacimiento de Axel, su abuelo sigue siendo su abuelo-nana. 

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