México tiene que hacer realidad el sistema nacional de cuidados: Daniela Rea

El Estado mexicano tiene una gran deuda con las mujeres que  ejercen las labores de cuidado en este país: poner en marcha el sistema nacional de cuidados, una exigencia que activistas, cuidadoras, académicas y legisladoras han manifestado desde hace algunos años, pero que no termina de consolidarse, pese a que el valor económico de esas labores domésticas, en su mayoría no remuneradas, equivale al 26.3 % del PIB nacional, según datos reportados por el INEGI en 2021.

“Es algo que México tiene que hacer, tiene que dar recursos, gestionarlo y hacerlo una realidad. Creo que es una deuda grandísima porque hay que pensar que hay afectaciones emocionales, sociales para las personas que cuidan de una manera injusta o poco digna; que los cuidados recaigan en la mujer genera una especie de empobrecimiento de ella, hay consecuencias muy claras en eso”, plantea en entrevista con Reporte Índigo la escritora y periodista Daniela Rea Gómez.

El tema de los cuidados y la crianza, sus contradicciones, las condiciones injustas en las que muchas mujeres lo ejercen son algunos de los temas que aborda en su libro Fruto (Ediciones Antílope/UAM-Xochimilco, 2022), donde reúne 14 testimonios de mujeres de distintas generaciones, quienes cuentan sus experiencias como cuidadoras, no solo de sus hijos biológicos, sino de sus madres, hermanos u otros miembros de la familia.

Entre ese coro de voces, la periodista conocida por sus trabajos de investigación de temas sociales y políticos también relata su propia experiencia materna, mediante un diario de crianza que comenzó a registrar desde 2014, cuando nació su primera hija, como una forma de conversar con ella misma  y de plasmar ahí las fragilidades y contradicciones de la maternidad.

El volumen, sin embargo, no es un libro de maternidad. “Es un libro sobre los cuidados, que nace bajo la premisa de que no todas somos madres, pero todas hemos cuidado”, advierte la autora al principio del libro.

Experiencias diversas

Por eso, en esas página hay historias como la de Jenny, que tuvo que abandonar la preparatoria y trabajar para cuidar de su madre y de su hermana pequeña, tras huir de un padre violento que amenazó con matarlas. Resuenan también historias como la de Channi, quien tuvo que hacerse cargo de sus nietos, tras la desaparición de su hija, o el caso de  Betsy, una chica de Ecatepec, que cuida a los hijos de su tía, víctima de feminicidio por parte de su esposo.

Ahí están los testimonios de mujeres como  Rosalba, que escribe múltiples notas periodísticas al día para ganarse un sueldo que apenas le alcanza para pagar un cuarto chiquito donde intenta criar a su pequeña hija, sin la violencia y los maltratos que ella vivió.

Rea Gómez incluye también el relato de Mariela, quien parió y crió a un hijo, producto de una violación; incluso la experiencia de su propia madre,  quien a la par de su trabajo como maestra tuvo que cuidar sola a cuatro hijos.

“Yo cuidé a mi hermana antes que a mis hijas, fui cuidada también por mi abuela, casi al mismo tiempo que por mi mamá”, expresa la periodista al señalar que más que un relato que busca interpelar sólo a las mujeres que han parido hijos, quiere convocar a todas aquellas que cuidan.

A lo largo del libro, la escritora y documentalista también plantea la necesidad de hacer de los cuidados un trabajo colectivo.

En entrevista comenta que una de las formas para contribuir a mejorar las condiciones de cuidado es, primero, hacer que esa labor se redistribuya al interior del hogar y no recaigan sólo en las madres o en las mujeres, sean hijas, hermanas o abuelas. 

El volúmen, que también incluye anotaciones de la autora sobre ensayos o novelas sobre maternidad y crianza, se erige como un relato necesario para evidenciar la fragilidad en la que coloca a las mujeres la maternidad,  la complejidad de los cuidados, así como la precariedad en la que muchas mujeres lo ejercen, principalmente en un país sumido en la  violencia, sobre todo hacia las mujeres.

“La fuerza de trabajo la gestamos, la parimos, la criamos, la crecemos, la cuidamos, la vestimos, la educamos, la entregamos. Y nos la arrebatan cuando nos roban a nuestras hijas, cuando las desaparecen para trabajos forzados, para la trata, como si nuestras hijas, nuestros hijos, fueran una mercancía”, reflexiona la autora en el libro.

Su libro más personal

Autora de libros como Nadie les pidió perdón. Historias de impunidad y resistencia (2015), La Tropa. Por qué mata un soldado (2019) y ganadora del Premio Nacional de Periodismo 2018, Rea Gómez comenta que, a diferencia de sus otros trabajos, Fruto  es su libro más personal, en el que, si bien toma herramientas del periodismo, se construye como un relato autobiográfico.

Para la escritora, temas como la maternidad, los cuidados y la crianza no son temas nuevos o de moda, pues considera que en la literatura mexicana hay escritoras y académicas que han escrito sobre el tema desde hace décadas.

“Si pensamos que Las manos de mamá (1937) de Nellie Campobello tiene ya varias décadas o en el trabajo de Rosario Castellanos, en realidad, el auge tiene un montón, el tema es que no eran literaturas enmarcadas en eso,  pero creo que las escritoras, las académicas tienen 30 años o más discutiendo sobre el tema. A nosotras nos interpela y tuvimos los medios para hacerlo,  pero decir que ahorita es el auge y que empezamos nosotras, sería borrar historias que tienen varios años y que nos nutrieron”, comenta.

“Lo que sí es que, a lo mejor, ahora estos temas tienen más recepción; siento que es lo que vemos porque es lo que nos está interpelando”, añade.

• Daniela Rea Gómez (Irapuato, 1982) es periodista, documentalista y escritora.
• En 2017 realizó el documental No sucumbió la eternidad.
• Entre sus libros están: Fruto (2022), Ya no somos las mismas: Y aquí sigue la guerra (2020), La Tropa: por qué mata un soldado (coautora junto con Pablo Ferri);  País de muertos. Crónicas contra la impunidad (2011).
• Ha ganado premios como el Premio Breach / Valdez de Periodismo y Derechos Humanos 2018, premio Nacional de Periodismo 2018,  el Premio Gabo de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en 2017 y 2019, y el Premio Alemán de Periodismo 2021.