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Para Hugo Arrevillaga, director de teatro, México está viviendo un momento crucial en donde los ciudadanos tenemos que tomar decisiones y hacernos responsables de las mismas. Dice también que al parecer hemos perdido nuestra identidad, nuestro rostro como país, por eso, el momento es clave para presentar Camino para recuperar mi rostro, adaptación para teatro de la novela autobiográfica Rostro recuperado, de Wajdi Mouawad, escritor y director canadiense.
“Es un proyecto que tengo en la cabeza desde hace varios años, he colaborado con Wajdi Mouawad desde hace 12 años, he montado ya casi 85% de su obra dramática. Después de conocer todas sus historias, de conocer todos sus personajes, quise regresar a la semilla del autor”, cuenta Arrevillaga.
La historia narra la búsqueda de “Wahab”, un joven adolescente que deja de reconocer el rostro de su madre y se ve obligado a vagar por distintos territorios, tanto físicos como del alma, con la esperanza de encontrarlo. Este personaje, alter ego de Mouwad, tuvo que abandonar Líbano, su país natal, a los 7 años cuando la guerra explotó. Migró a Canadá y de repente volteó y ya no entendía su entorno y empezó a preguntarse: ¿quién soy? y ¿cuál es mi identidad?
Sin tener un discurso político explícito dentro de la historia, para el director mexicano, el personaje principal de Camino para recuperar mi rostro podría compartir similitudes con México porque ambos están emprendiendo una búsqueda para descubrir quiénes son y hacía dónde van. Urge voltear a ver y comprender qué está pasando con el gobierno que tenemos.
Arrevillaga explica que durante este periodo electoral no necesariamente se tienen que hacer obras de teatro que hablen sobre López Obrador, Anaya, Meade, el Bronco o la deserción de Margarita Zavala, para él sería muy impúdico y convencional, por lo que hay que encontrar las maneras, las metáforas, que inviten al espectador a la reflexión porque “el teatro tiene la sabiduría y la humildad de poder unir todo lo que acontece”.
“Con unas elecciones ya muy próximas y que afortunadamente se ve que viene un cambio importante, pareciera que este país ha perdido de vista su propio rostro porque nos han puesto un rostro ajeno, es como si México estuviera atrapado en una especie de adolescencia donde no reconocemos el país increíble en el que vivimos y nos parece imposible que estemos sumidos en la pobreza y en la miseria a pesar de la riqueza natural y cultural que tenemos”, asegura Hugo Arrevillaga.
Para empezar a recuperar nuestro rostro, el director de teatro dice que el arte, la literatura, la pintura, la ciencia y la educación son la clave y “cuando los gobernantes del país realmente entiendan que son esos temas en donde está el cambio, entonces las cosas van a empezar a avanzar en México”.
Buscando el camino a seguir…
Una obra como Camino para recuperar mi rostro apela a que el espectador imagine para llevarlo a desarrollar grandes ideas, reflexiones, que lo ayuden a hacerse responsables de su vida cotidiana. Nos invita a regresar a nuestras raíces para entender el aquí y ahora, nuestra identidad, saber quiénes somos a partir de la revisión de nuestra memoria.
“Siempre tengo la esperanza de que los espectadores que van a ver una obra de teatro que yo haya hecho o dirigido, puedan irse con las bolsas llenas, con las manos llenas, con el corazón lleno, con la cabeza llena de ideas. Creo que este es un momento crucial para nosotros en México, tenemos que tomar decisiones y hacernos responsables de ellas. Al final de cuentas, las posturas que tomamos en la vida deben quedar claras al caminar, dice Wajdi que la flecha inventa su blanco en el trayecto. “Me parece increíble pensarlo así, este país tiene que inventar su destino caminando en el trayecto, por lo tanto no podemos sentarnos, no podemos quedarnos a la orilla de la carretera a ver qué sucede con nosotros y en ese sentido una decisión importantísima que tenemos a la vuelta del día es ir a votar responsablemente”, enfatiza Arrevillaga.
Wajdi Mouawad ha reconocido que “tal vez el teatro no pueda cambiar al mundo, es casi un hecho, pero lo que si puede hacer es que aquellas personas que lo vivan encuentren un camino al interior hacia la belleza que, tal vez, frente a otras circunstancias no podrían encontrar. Un camino hacia la belleza, ya sea una gran idea, una gran postura política, filosófica, amar nuestro entorno”, y es algo que también Hugo Arrevillaga cree fervientemente.
“En ese sentido creo que una obra como Camino para recuperar mi rostro, que no tiene un discurso político en sí misma, lo tiene a partir de la alusión a la imaginación y a la búsqueda de saber quiénes somos y cómo llegar a la belleza, eso si lo puede hacer el teatro”, enfatiza Arrevillaga.
Buenos amigos desconocidos
Wajdi Mouawad y Hugo Arrevillaga son amigos, se envían cartas, piensan escribir una obra juntos, pero no se conocen en persona. La oportunidad no se ha presentado.
Hace 4 años, Mouawad vino a México y se presentó en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, pero Arrevillaga no se encontraba en el país. Curiosamente estaba en Canadá participando en un festival de Teatro. Se cruzaron en el camino.
“Digamos que somos muy buenos amigos desconocidos, escucho que él ríe a la distancia y yo río con él; él grita a la distancia y yo grito con él y desde lejos intercambiamos ideas, estamos tratando de escribir una obra juntos desde hace tiempo, él escribe algo y me lo manda, yo escribo otra parte y se la mando, en fin y ahí está esa historia esperándonos para reencontrarnos algún día. Presentando esta obra en uno de los teatros más emblemáticos de este país, pues de alguna manera lanzo una carcajada y lo invito a reír conmigo”, narra el director mexicano.
El montaje se presentará mañana en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris a las 19 horas.