Mexicano anima con su talento la cinta “El planeta de los simios: Nuevo reino.”

Emiliano Morón participó desde Nueva Zelanda en esta nueva entrega. El mexicano cuenta cómo fue ser parte de una saga tan importante
José Pablo Espíndola José Pablo Espíndola Publicado el
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Emiliano Morón representa una inspiradora historia de éxito para los aspirantes a artistas y animadores, demostrando que los sueños sí pueden hacerse realidad con persistencia, paciencia y determinación en la industria del arte y la animación.

El mexicano trabajó como junior animation en la cinta El planeta de los simios: Nuevo reino, la cual ya está disponible en la mayoría de las salas de cine del país. El director Wes Ball le da nueva vida a la épica franquicia global situada varias generaciones en el futuro tras el reinado de César, en el que los simios son la especie dominante que vive en armonía y los humanos han quedado reducidos a vivir en las sombras.

Mientras un nuevo y tiránico líder simio construye su imperio, un joven simio emprende un viaje desgarrador que le llevará a cuestionarse todo lo que sabe sobre el pasado y a tomar decisiones que definirán el futuro de simios y humanos por igual.

El rodaje de El planeta de los simios: Nuevo reino se realizó desde noviembre de 2022 hasta junio de 2023, en locaciones de Nueva Gales del Sur (Australia)

En entrevista, Emiliano Morón, quien está dejado su huella en la industria de la animación, compartió sus experiencias y reflexiones sobre su trabajo en esta nueva entrega.

Reporte Índigo: ¿Emiliano, nos podrías describieras el momento profesional que estás viviendo, en qué momento te encuentras?

Emiliano Morón: “Yo diría que en este momento estoy viviendo el sueño, sabes, como estando en esa etapa profesional en la que me estoy empezando a agarrar más confianza, estoy conociendo más los supervisores y, sobre todo, los procesos en los que de cierta manera me puedo desarrollar aún más y todos los días aprendiendo”.

RÍ: Formas parte de una saga increíble con la que muchos crecimos, que es mundialmente conocida. ¿Cómo llegaste a ella y estando ahí, de qué te encargaste?

EM: “Originalmente yo vine a estudiar aquí en Nueva Zelanda, principalmente porque Wētā FX estaba aquí. Entonces, una vez que me gradué, justo ahí pegó el momento del COVID-19, así que uno no podía ni entrar ni salir de Nueva Zelanda y pues las situaciones se dieron para que pudiera apoyar y ayudar en el proyecto de Avatar 2. Logramos terminar ese proyecto y de ahí me he quedado estos dos años y me asignaron El planeta de los simios, que definitivamente fue una de las principales razones por las que amo Wētā, ¡increíble saga!

“Me encargué principalmente de refinar muchos de los movimientos que recibimos en performance capture, que es la información que capturamos de los actores y, a partir de eso, dependiendo de las diferentes notas y direcciones del director o supervisor, nosotros nos encargamos de refinar en muchas ocasiones. Hice muchos de los pies de los chimpancés cuando montan a caballo y de los personajes de fondo”.

RÍ: ¿Cuáles fueron las grandes lecciones al trabajar en una producción de este nivel, qué aprendiste?

EM: “Sobre todo a trabajar bajo presión, pero diría que en este tipo de producciones en muchas ocasiones nos encontramos con la oportunidad de poder ayudar a diferentes departamentos con diferentes cosas, como por ejemplo a animar alguna cámara o animar caras faciales, ya que dentro del Departamento de Movimientos nosotros tenemos diferentes subsecciones; entonces, tenemos animación, animación facial, así que cuando las cosas se ocupan mucho, tenemos la oportunidad de poder tocar varias de las otras zonas. En ese proceso uno termina aprendiendo mucho.

RÍ: ¿Cómo es el día de un animador? ¿Tienes la oportunidad de relacionarte con gente de diferentes partes del mundo o sí puede ser un mundo muy anglosajón, por llamarlo de algún modo?

EM: “Pues la forma en la que están divididos los equipos suele ser, como una película es bastante larga, lo que terminan haciendo es dividir diferentes secuencias y en esas secuencias tú tienes diferentes supervisores. Entonces, dentro del mismo proyecto, por ejemplo en el Departamento de animación, nosotros tenemos cuatro equipos y a uno lo asignan a uno específico. Entonces yo en mi equipo estuve siendo supervisado por Dennis Yoo, excelente hombre, aprendí muchísimo de él.

“Por eso es que en muchas ocasiones, cuando uno trabaja en esas producciones, no te enteras completamente de todo lo que está pasando en la peli, como que te enteras de pedacitos y tienes una noción de qué es lo que está ocurriendo, pero estoy emocionado de poder ver ese resultado final en el proceso de trabajar con la gente.

“Es impresionante, ya que tenemos gente aquí en Nueva Zelanda, pero también trabajan personas vía remoto y es de todas partes del mundo, de Sudáfrica, de Francia, de Berlín, y a partir de eso tú tienes mucha variedad de lenguajes, entonces, hay mucha gente que habla francés, hay gente que habla español y pues sí, no es completamente anglosajón”.

Al concebir la estética visual de la película, la magnitud de los sets fue muy importancia para Ball, por lo que se debieron construir sets gigantescos

RÍ: ¿Cuál era la reacción cuando les decías, “soy mexicano”, te decían algo, era importante, era relevante o ya es un mundo en el que eso queda en segundo término?

EM: “Ya ha habido tantos artistas que han marcado a través de la industria que han sido de México, que incluso tengo algunos compañeros, un supervisor llamado Ignacio, que es mexicano, increíble, Eduardo, hay mucha gente que luego trabaja en la compañía, que obviamente como es muy grande, luego es difícil conocer de los otros departamentos, pero por lo menos dentro del Departamento de Animación y de Movimiento hay varios de nosotros”.

RÍ: Uno trabaja mucho siempre por cumplir sueño, por vivirlo, incluso a veces solo por rozarlo, tú decías al principio que ya lo estás viviendo, estás en él, ¿ahora qué sigue para ti?

EM: “Definitivamente todos los días uno aprende algo diferente. Creo que la perspectiva principal de un artista, o por lo menos la mía personalmente, es ser el mejor artista que pueda ser y en ese proceso es simplemente ir mejorando y mejorando y mejorando.

“Uno nunca puede ser perfecto, es como un objetivo imposible de alcanzar. Mi siguiente camino de cierta manera es ir aprendiendo más, colaborando con más personas y en el proceso mejorar y que me puedan asignar shorts más completos, más complejos, hasta quién sabe, eventualmente poder volverme un supervisor yo mismo o saltar otras áreas de la industria”.

RÍ: ¿Cuáles serían tus recomendaciones para todos aquellos que sueñan con hacer carrera en el arte digital?

EM: “La verdad es que yo diría que el principal consejo es nunca dejen de prepararse, además en el mundo del arte siempre, siempre, hay que practicar, darle, darle y darle, porque no importa cuánto uno vaya leyendo y aprendiendo en cuestiones técnicas extremadamente importantes, uno tiene que ir puliendo esas habilidades y en el caso de la animación, que tomamos mucho tiempo para un resultado muy corto, es cuestión de persistencia y paciencia”.

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