GUANAJUATO, GUANAJUATO, 15OCTUBRE2023. - Merca, obra de Rigoberto Duplás, se presentó los dos primeros días del Festival Internacional Cervantino 51. FOTO: DANIEL AUGUSTO /CUARTOSCURO.COM

Mercan rompe los límites de la ficción

La puesta en escena protagonizada por Fernando Bonilla, Sophie Alexander-Katz y Antonio Vega se presentó en el Festival Internacional Cervantino con únicamente dos funciones en las que propone interrogantes sobre la violencia y el arte sin ofrecer ninguna respuesta

Entre el arte y la realidad no siempre existe una línea muy clara, ahora entre el arte y la verdad no hay línea que se pueda trazar. Así lo demuestra Mercan, la puesta en escena de Fernando Bonilla (¿O Rigoberto Duplás?) en donde la ficción rompe cada regla de la realidad para proponer preguntas cuya respuesta no es solo inaccesible sino también totalmente confrontativa.

Mercan tuvo dos presentaciones en la edición 51 del Festival Internacional Cervantino, ahí los espectadores, muchos de los cuales no estaban seguros de lo que iban a entrar a ver, tuvieron que enfrentarse constantemente a cuestionamientos sobre los límites del arte y la posibilidad de que lo presenciado nunca dejó de ser un montaje sin importar cuanta verdad contuviera.

Una verdad comprobable es que Puño de Tierra, la compañía que presenta Mercan, es una ensamble real de actores, actrices y dramaturgos que actualmente está dirigida por Fernando Bonilla, Maricarmen Nuñez, Gabriel Zapata y Valentina Sierra. Este conjunto ha presentado montajes en más de 30 teatros, ganado premios y participado en festivales. Otra verdad es que la obra se desprende de la película Perdidos en la Noche, de Amat Escalante, pero eso es todo lo que se puede afirmar.

La sinopsis es la siguiente: “¿Cuánto tiempo puede durar la cancelación? Después de años de silencio el polémico artista conceptual Rigoberto Duplás vuelve a aparecer públicamente para responder a las críticas por su apropiación del dolor ajeno para sus creaciones artísticas, con la ayuda de un par de actores quienes lo interpretan a él y a su esposa, la popular actriz Carmen Aldama, el artista expondrá la intimidad de su matrimonio e intentará problematizar las contradicciones del quehacer artístico subyugado por el capital, el mercado y el éxito”. La obra entonces apareció ante el público del Festival como una interrogante.

La información que se puede encontrar en internet anuncia, de inmediato, que Rigoberto es una construcción, una ficción personificada por el actor Fernando Bonilla quien da vida al artista conceptual en la más reciente película de Amat Escalante y quien repite su papel en Mercan, sin embargo, la claridad de lo presenciado finaliza ahí.

Una vez en el Teatro Cervantes los mecanismos que dejan en claro la ficción desaparecieron y la línea entre lo que fue verdadero, lo que estaba en el libreto y lo que surgió del público se tornó borrosa conforme avanzó la diégesis. Uno de los factores que configuraron la inmersión total de la audiencia fue que al llegar al recinto el elenco los recibió con el telón arriba, entonces el artificio que marca cuando la narrativa comienza nunca tuvo un punto de partida fijo.

A partir de ahí el montaje juega con la concepción de lo real, en una experiencia de teatro inmersivo donde el público va construyendo junto con los actores la puesta en escena.

Al principio de la obra el personaje de Bonilla deja en claro que las concepciones artísticas de forma y fondo no pueden ser separadas, sino que una constituye la otra. Por lo tanto los temas de violencia de género, censura, libertad artística y explotación que Mercan propone como interrogantes no pueden estar disociadas del tratamiento estilístico con el que las maneja.

Conforme la trama avanza y se interrumpe va resultando más confuso cuál es el mensaje que la obra busca transmitir, o si busca transmitir alguno. Es casi al final del montaje, cuando la anticipada catarsis parece no llegar, que a través de un ejercicio de participación de la audiencia los límites explotan y la confusión domina todo el recinto.

El Festival Internacional Cervantino se muestra entonces como una plataforma para un teatro experimental con una obra que no da muestras de volver a repetirse.

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