Durante 53 años, desde que se inauguró el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro en 1969, un pedazo de papel de cinco centímetros con una cinta magnética ha movido a millones de usuarios, Reporte Índigo tuvo acceso a algunos de los boletos más emblemáticos.
Ese formato para ingresar a los andenes del Metro se ha convertido en un pase de entrada para los coleccionistas, quienes atesoran cada edición, las compran, venden e intercambian, generando así un archivo histórico inigualable.
Luis Raúl Islas es uno de ellos, originario de Ecatepec, Estado de México, comenzó con su afición de artículos del sistema de transporte a los 13 años, cuando su papá le regaló un “boleto peculiar”, actualmente tiene una colección de aproximadamente 170 boletos.
Se estima que el costo real de un boleto impreso es de 14 pesos, debido a que la tecnología de las bandas magnéticas se considera obsoleta y los torniquetes representan altos costos en su mantenimiento
El costo de los boletos para colección depende del año, número de serie, diseño, errores de impresión y estado de conservación
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