Me enamoré de mi ‘gadget’

En verano de este año hablamos sobre el nuevo "mejor amigo del hombre": las maquinas. Se podría decir que son nuestra mano derecha, pues el apoyo de la inteligencia artificial está disponible en todo momento.

Los nuevos robots reconocen nuestras emociones e inclusive pueden conocer nuestro lado más oscuro, sin juzgarnos. Una máquina no es una persona, pero puede ser tratada como tal. 

Un ejemplo es el vínculo que puede surgir entre los drones y los artificieros de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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En verano de este año hablamos sobre el nuevo “mejor amigo del hombre”: las maquinas. Se podría decir que son nuestra mano derecha, pues el apoyo de la inteligencia artificial está disponible en todo momento.

Los nuevos robots reconocen nuestras emociones e inclusive pueden conocer nuestro lado más oscuro, sin juzgarnos. Una máquina no es una persona, pero puede ser tratada como tal. 

Un ejemplo es el vínculo que puede surgir entre los drones y los artificieros de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Según un estudio a cargo de Julie Carpenter, de la Universidad de Washington, los soldados desarrollan un vínculo emocional con los robots que los asisten en algunas misiones a lo largo de su servicio militar.

Pero, ¿podría un ser humano enamorarse de una máquina?

Algunos expertos apuntan a que es probable… bien dicen que “en la guerra y en el amor todo se vale”. En una era en la que los robots y los humanoides están en pleno apogeo, ya hay historias de ficción relacionadas al amor entre una máquina y un humano, tal como las hubo sobre humanos y maniquíes, muñecos u otros objetos inanimados.

Ahí está “Siri & me: A modern love story”, de David Milgrim, que cuenta la historia de amor entre Siri (la voz del sistema operativo de Apple, iOS), y un blogger.

Una publicación en Popular Science sugiere que estudios han demostrado que las personas podrían “divulgar información sobre temas sensibles y personales (como consumo de drogas y actividad sexual), primero con una computadora, antes que a un investigador”. Además, las máquinas pueden manipular –de cierta manera– a las personas para que sean educadas o amables. Hasta pueden provocar que los humanos las traten como seres vivos. 

El sistema operativo de mis sueños

Otro ejemplo en que la ficción ha tomado el tema sobre las emociones y vínculos entre máquinas y personas es la cinta “Her” de Spike Jonze, en la que la trama se basa en la relación amorosa –y codependiente– que nace entre Theodore Twombly (Joaquin Phoenix) y “Samantha”, un sistema operativo que supone ser intuitivo con cada usuario.

La voz de “Samantha” corre a cargo de Scarlet Johansson.

El debut como guionista de Jonze fue estrenado esta semana y ya se considera como una de las cintas que podrían estar nominadas en los Oscares 2014. 

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