Más vale malo por conocido

La NASA ha dado un paso más para acercar al hombre a Marte. Esto debido a que por primera vez en 42 años, la agencia espacial estadounidense llevó a la nave  Orion a más de 200 kilómetros de la Tierra. 

El último despegue de una nave hecha por el hombre fue el de la cápsula lunar Apolo 17, en diciembre de 1972.

María Alesandra Pámanes María Alesandra Pámanes Publicado el
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La NASA ha dado un paso más para acercar al hombre a Marte. Esto debido a que por primera vez en 42 años, la agencia espacial estadounidense llevó a la nave  Orion a más de 200 kilómetros de la Tierra. 

El último despegue de una nave hecha por el hombre fue el de la cápsula lunar Apolo 17, en diciembre de 1972.

En pocos años, la NASA podría llevar al Planeta Rojo una misión tripulada, como pretende la iniciativa holandesa Mars One. Sin embargo, para lograr esa hazaña tendrá que adquirir nuevos equipos o mejorar la infraestructura existente, ya que muchos de los procesadores que utilizan están obsoletos.

Tal como es el caso de Orion, la nave que alcanzó una altura de casi 5 mil 800 kilómetros, atravesó la atmósfera a unos 32 mil 200 kilómetros por hora, y alcanzó los 4 mil grados centígrados de temperatura, pero que tiene un procesador que se puede comparar a un smartphone.

Suena como una nave prometedora y parece ser el vehículo perfecto para alcanzar las ambiciones de la humanidad en cuanto a la colonización de otros planetas (como Marte). 

Pero lo cierto es que, pese a la innovación, el procesador que tenía Orion data de 2002. Algo muy similar sucedió con el cohete Antares, de la empresa Orbital Sciences, que explotó a principios de noviembre de este año, tan solo seis segundos después de haber sido lanzado en una misión para llevar la cápsula “Cygnus” a la Estación Espacial Internacional (ISS, en inglés).

Matt Lemke, director adjunto de Orion Avionics para la NASA, señaló en la revista Computer World que “los procesadores ya están obsoletos, pero tienen la propiedad de solo ser alterados por la radiación, en lugar de estar dañados permanentemente” por el tiempo que tienen de existencia.

Y agregó que “comparado con el (Intel) Core i5 de tu laptop, es mucho más lento– mucho menos poderoso. Probablemente no es más rápido que tu teléfono inteligente. Pero no se trata de la velocidad (…) sino de la fiabilidad. Solo necesito asegurarme de que siempre servirá”.

La NASA ha usado esos procesadores a lo largo de casi 10 años, “podríamos trabajar con algo más nuevo, pero toda la ingeniería que se requeriría para hacerlo funcionar sería mucho más cara para nosotros construirlo”, dijo Lemke.

Tal vez eso responda a la pregunta que muchos se hicieron cuando explotó el Antares, que utilizó dos cohetes “Aerojet AJ-26”, que son cohetes rusos modificados NK-33, los cuales fueron fabricados en la década de los 60.

Muchos se cuestionaron por qué si Space X es uno de los proveedores de la NASA (junto con Orbital Sciences), la agencia sigue dándole prioridad al segundo y no a la empresa de Elon Musk.

Porque más vale malo por conocido, que nuevo por conocer… y si se trata de ahorrar y no retrasar el avance e innovación espacial, la “prueba y error” de lo conocido siempre será la mejor alternativa.

> A prueba y error 
Las iniciativas y empresas de tecnología espacial están en un proceso de “pruebas y errores”
 
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