Más vale acompañado, que solo
Tener y hacer amigos tiene una importancia más grande de la que pensábamos. Y no nos referimos a los "contactos" en Facebook o cualquier otra red social, sino a las amistades de "carne y hueso", las que se procuran y fomentan durante nuestra vida.
María Alesandra Pámanes
Tener y hacer amigos tiene una importancia más grande de la que pensábamos. Y no nos referimos a los “contactos” en Facebook o cualquier otra red social, sino a las amistades de “carne y hueso”, las que se procuran y fomentan durante nuestra vida.
Carlin Flora, autora de “Friendfluence: The Surprising Ways Friends Make Us Who We Are”, dice en la revista TIME, tras estudiar por años el tema de la amistad, que “si realmente quieres cambiar algún aspecto de tu vida, desarrolla amistades con personas que aspiran a los mismos objetivos que tú tienes (…) esto puede conducir a esfuerzos más exitosos que embarcarse en esfuerzos solitarios”.
Flora alude al trabajo de los investigadores James Fowler y Nicholas Christakis, el cual demuestra, entre otras cosas, que a través de los grupos de amigos, el aumento –y/o pérdida– de peso se extiende. Y lo explica con el ejemplo de un grupo de amigos que todos los domingos tiene una especie de almuerzo “all you can eat” (o “todo lo que puedas comer”); cuando uno de los miembros abandona esa práctica debido a una dieta, poco a poco, otro del grupo comenzará a cuestionarse su alimentación y si ese almuerzo le representa beneficio.
“No es que necesariamente vas a adoptar nuevos hábitos de tus amigos de inmediato, pero la semilla se plantará”, dice Flora.
La amistad puede tener un sin fin de definiciones y descripciones, y en vísperas del Día del Amor y de la Amistad, es importante destacar los beneficios que conllevan conservarla y procurarla, más allá de ser un compañero de fiesta o alguien a quien se le obsequiará un chocolate dentro de unos días.
De acuerdo a Eugene Kennedy, profesor de psicología de la Universidad de Loyola, en Chicago, la amistad tiene “un profundo efecto sobre el bienestar físico”, ya que “tener buenas relaciones personales ayuda a mejorar la salud y combate las depresiones”.
Un estudio realizado por la Universidad de Duke, en Estados Unidos, descubrió que el estar casado (aunque fueran matrimonios no felices) y/o tener un buen amigo, influyó en gran medida en la prolongación de la vida de los mil 300 pacientes con problemas cardíacos que fueron analizados durante 9 años.
“Los pacientes que no tenían cónyuges ni amigos tendían tres veces más a morir después de un episodio de ataque cardíaco que quienes mantenían una relación amistosa o amorosa”, dijo Redford Williams, quien digirió el estudio.
Además, estudios señalan que tener amistad hace que las personas mayores sientan juventud y vitalidad; las personas que tienen pocas relaciones amistosas o casi ni una, tienen mayor propensión a morir (de tres a cinco veces más que las que tienen amistades estrechas), de acuerdo a una investigación de Alameda, California.
Solo, pero acompañado
“La soledad es muy hermosa… cuando se tiene alguien a quien decírselo”, dijo el poeta español Gustavo Adolfo Bécquer en alguna ocasión y no se equivocó. Los momentos de soledad son reflexivos, sanos y hasta necesarios de vez en cuando, sin embargo, una vida de soledad también representa un riesgo para nuestra salud.
Y es que un nuevo estudio señala que la soledad afecta directamente al sistema inmunológico.
Investigadores del Instituto de Medicina del Comportamiento de la Universidad Estatal de Ohio concluyeron que una persona que vive en soledad –ojo, no solo, sino sin fomentar relaciones de amistad o de pareja– tiene niveles más altos de proteínas con relación a la inflamación, diabetes tipo 2, Alzheimer, enfermedades coronarias y artritis.
“Debido a que la necesidad de conexión social es fundamental para la naturaleza humana, el hecho de no cumplir con esta necesidad puede ser perjudicial para la salud física y mental”, recalcaron los expertos.
Y no solo esto, Lindsay Abrams de The Atlantic dice que a raíz de la investigación citada, se comprobó que “la soledad se asocia con sistemas inmunológicos más débiles, mayor sensibilidad al dolor físico, y otras medidas sanitarias que implican que, en algún momento, incluso no les agrademos a nuestros propios cuerpos”.
De acuerdo al análisis por los especialistas estadounidenses, las personas que durante su vida están solos, tienen mayor reactivación del virus del herpes, que tiene asociación con el estrés, pues su sistema inmunológico se defiende peor del estrés crónico.
Este tipo de investigaciones, “nos permite entender de qué manera la soledad y las relaciones humanas afectan a la salud –y contrarrestarlo, si es posible”, apunta Lisa Jaremka, coautora del estudio.
Para medir la soledad en las personas analizadas, se les aplicaron pruebas de estrés, se les tomaron muestras de sangre y se basaron en la UCLA Loneliness Scale.
Riesgos de no tener amistades
Estos son algunos de las consecuencias de no fomentar relaciones amistosas, documentados a través de numerosos estudios.
— La poca o nula interacción social, en comparación con otros factores de riesgo, es equivalente a no hacer ejercicio, fumar alrededor de 15 cigarros diarios o ser alcohólico.
— La soledad es perjudicial para el bienestar y la salud, según un estudio llevado a cabo por la investigadora Julianne Holt-Lunstad, de la Universidad Brigham Young en Utah, cuyos resultados demostraron una relación entre el riesgo de mortalidad con la falta de relaciones sociales.
— La ausencia de afectividad y el aislamiento pueden conducir a hipertensión arterial, tabaquismo y obesidad, o al menos eso señala otro estudio realizado por Debra Umberson, James House y Karl Landis, publicado en Science, de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia.
— La falta de interacción social y de vínculos con otras personas hace que disminuya el sentido de responsabilidad sobre nuestra persona y sobre los demás, eso sin contar que vivir en forma ermitaña puede causar depresión, no solamente una respuesta inmunológica deficiente.
La amistad en el cine
Cintas como “Intouchables” (2011), basada en hechos de la vida real y la segunda película francesa más exitosa de todos los tiempos, muestran que la amistad puede lograr cambiar las vidas de dos personas que tienen una relación incondicional y estrecha. En el caso de la película, el senegalés “Driss”, encuentra su vocación, tener trabajo y se esfuerza por algo que valga la pena, mientras que Philippe, un tetrapléjico millonario, vuelve a ser feliz y a encontrarle sentido a su vida.