Más tarde es mejor

Las últimas décadas han sido testigos de un proceso curioso: las clases comienzan cada vez más temprano en las escuelas.

En los años noventa no era poco común que, por lo menos los niños más pequeños, entraran a las aulas después de las 8 de la mañana. Ahora, esa noción parece imposible, y los horarios considerados apropiados giran alrededor de las 7 de la mañana.

A primera vista, y más allá del sufrimiento por despegarse de la cama tan temprano, podría parecer una transición positiva. Más horas en la escuela, en teoría, significan que hay más aprendizaje.

Ana Paulina Valencia Ana Paulina Valencia Publicado el
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Las últimas décadas han sido testigos de un proceso curioso: las clases comienzan cada vez más temprano en las escuelas.

En los años noventa no era poco común que, por lo menos los niños más pequeños, entraran a las aulas después de las 8 de la mañana. Ahora, esa noción parece imposible, y los horarios considerados apropiados giran alrededor de las 7 de la mañana.

A primera vista, y más allá del sufrimiento por despegarse de la cama tan temprano, podría parecer una transición positiva. Más horas en la escuela, en teoría, significan que hay más aprendizaje.

Sin embargo, varios estudios recientes señalan lo contrario, especialmente durante la etapa de la adolescencia.

A partir de los 13 años, el ritmo circadiano de los pequeños –el proceso biológico que define las oscilaciones de nuestras variables biológicas, como comer o dormir– los obliga a mantenerse despiertos hasta tarde y despertarse bien entrada la mañana. La tendencia se fortalece a los 15 años, y alcanza su máximo nivel entre los 17 y los 19 años de edad.

De acuerdo con Kyla Wahlstrom, directora del Centro de Investigación Aplicada y Mejoramiento Educacional de la Universidad de Minnesota, en entrevista con Scientific American, hacer que los jóvenes asistan a la escuela antes de que su cuerpo les permita estar despiertos disminuye sus calificaciones hasta en cinco puntos, considerando una base de 100. 

Es decir, que al invertir el proceso, permitiéndoles comenzar clases un poco más tarde, sus calificaciones pueden incrementar de, por ejemplo, un 80 a un 85. Solamente gracias a ese pequeño cambio. 

Además, varios estudios han confirmado que mientras más tardía la hora de entrada, mayor es el incremento. Así, las escuelas que cambiaron su horario para comenzar de las 7:30 a las 8:00 de la mañana, tuvieron resultados más marcados que quienes lo modificaron de las 7:15 a las 7:45 de la mañana.

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