Más allá de la curiosidad
Rechazar la rutina, adaptarse al cambio, ser impulsivo en actos y decisiones, tener la necesidad constante de vivir nuevas experiencias... no se trata de una descripción que se pueda reducir a “ser curioso”, es un reflejo de la búsqueda de la novedad (y no de lo novedoso).
Eugenia RodríguezRechazar la rutina, adaptarse al cambio, ser impulsivo en actos y decisiones, tener la necesidad constante de vivir nuevas experiencias… no se trata de una descripción que se pueda reducir a “ser curioso”, es un reflejo de la búsqueda de la novedad (y no de lo novedoso).
Este es un rasgo más de nuestra personalidad que forma parte del Inventario de Temperamento y Carácter (TCI, por sus siglas en inglés), establecido por el Dr. C. Robert Cloninger, profesor de psiquiatría y genética en la Universidad de Washington, en Saint Louis.
Son siete dimensiones de personalidad que evalúa el TCI: cuatro de temperamento (parcialmente hereditario y relativamente estable a lo largo de la vida) y tres de carácter (que se moldea según las experiencias de vida). Es precisamente la combinación de estos rasgos psicobiológicos que sirve de parámetro para estudiar la personalidad de un individuo.
Dentro de las cuatro dimensiones de temperamento está la búsqueda de la novedad, definida por el TCI como “la tendencia a responder impulsivamente a los nuevos estímulos (…) refleja la tendencia a buscar la recompensa y escapar del castigo”.
Pero, ¿cuándo es que este rasgo de la personalidad puede ser un buen aliado y cuándo se puede tornar en algo patológico?
“Si la persona en esta búsqueda de la novedad está tratando de innovar su capacidad para el trabajo, (…) para relacionarse, entonces es un rasgo adecuado”, dice en entrevista para Reporte Indigo la doctora Ana Fresán Orellana.
Fresán es Jefa del Laboratorio de Epidemiología Clínica de la Subdirección de Investigaciones Clínicas del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, quien además validó el TCI del Dr. Cloninger en la población mexicana en un estudio publicado en 2011 por Elsevier, la editorial más grande de libros de medicina y literatura científica del mundo.
Pero “cuando la persona deja de tener un funcionamiento adecuado en alguna de las áreas (…), deja de funcionar en el trabajo, en las relaciones interpersonales, o inclusive está tomando riesgos para su vida y para la vida de otros”, entonces se convierte en patología. Es en este caso donde Fresán advierte la importancia de hacer una evaluación psiquiátrica, “para descartar que no haya, adicional a esto, un problema emocional o trastorno psiquiátrico que esté llevando a la persona al deterioro funcional”.
La especialista señala que existe una confusión de términos entre la búsqueda de la novedad como rasgo de la personalidad y la búsqueda de lo novedoso: “la búsqueda de la novedad es algo inherente a la personalidad de cada persona, y la búsqueda de lo novedoso, que puede estar relacionado con la tecnología, con la comida (…), con las aventuras (…), esas ya son situaciones particulares que se pueden relacionar a este rasgo de la personalidad, pero no son sinónimos”.
Así, la búsqueda de la novedad como rasgo de la personalidad merece más que críticas, juicios o halagos: “uno tiene que estar alerta de (…) hacia dónde estamos dirigiendo esta búsqueda de la novedad y si nos está llevando al crecimiento o a la destrucción, y a partir de esto acudir a la atención especializada”, finaliza Fresán.