Durante un año el escritor Mario Vargas Llosa estuvo en el Partido Comunista Peruano, del cual se salió por la intolerancia que se vivió entre el grupo; sin embargo, sus ideales socialistas se mantuvieron al identificarse con “Los Barbudos”, movimiento de La Habana, Cuba, liderado por Fidel Castro, a quien pudo conocer cuando el escritor le mandó una carta sobre su desacuerdo con el régimen, del autoritarismo que permea en la isla y de la persecución hacia los homosexuales, entre ellos, amigos poetas y pintores.
Fue un encuentro de casi 12 horas en el que, confiesa, a pesar de que fue fascinante conversar con el exguerrillero, no quedó satisfecho con sus explicaciones. Además, poco tiempo después sucedió la persecución, encarcelamiento y muerte del poeta cubano Heberto Padilla, hecho que revive hasta este momento, y le motiva a decir sólo la verdad, a mostrar su postura política, social, cultural y literaria, mismas que se verán reflejadas en la serie Una vida en palabras, que será transmitida este sábado por televisión abierta y vía streaming.
“Cuando mi hijo Álvaro me propuso este proyecto, conversamos sobre las características y dijimos que ahí tendría que aparecer la verdad, aunque nos perjudicara, pero teníamos que ser sinceros y decir las cosas como habían pasado, sin exagerar. Tendría que ser un documental auténtico en la que se dirían verdades por incómodas que fueran, pero que no habría un aprovechamiento de una manera escandalosa o agresiva”, explica el Premio Nobel de Literatura.
Desde la escritura hasta la política con Mario Vargas Llosa
Al presentar su documental, el autor de La ciudad y los perros, inevitablemente, expresó que los problemas de América Latina son inmensos y que el continente pasa por un mal momento.
“Hay muchos más regímenes criticables que regímenes que hay que elogiar. Sin embargo, no creo que los problemas de América Latina sean insolubles, creo que todos ellos tienen una solución, siempre y cuando la mayoría de los latinoamericanos acepte una realidad, admitir que sólo hay un camino político, para mí significa que hay un solo modelo de desarrollo”.
“No hay varios modelos como ocurría cuando yo era niño, no, hay uno solo, que es el que tiene éxito, qué es el de los países que han prosperado, y todos los demás han fallado, tanto que han sido enterrados”, expresa el escritor.
El modelo por el que apuesta el literato está vinculado a la libertad de expresión, de acción y a la diversidad.
“Todavía hablamos de una revolución socialista, todavía hay la idea de que una revolución puede resolver los problemas de América Latina, como si los ejemplos de Cuba, Venezuela y Nicaragua no fueran suficientemente claros. No hay varios modelos, sólo es un desconocimiento de la realidad de nuestro tiempo y esa realidad da armas suficientes para ver el futuro con esperanza, porque las soluciones están ahí para todos los problemas”, opina.
‘Una vida en palabras’
La serie revelará, a lo largo de 10 episodios, los pensamientos más íntimos del escritor peruano-español, todos ellos guiados a través de una conversación con su hijo Álvaro Vargas Llosa, la cual oscila por temas como su infancia, la ausencia de su padre, su rechazo a la religión al ser agnóstico, su incursión en la literatura, su faceta en la política, incluso, la enemistad con Gabriel García Márquez.
Durante la presentación, también estuvo presente Álvaro Vargas, quien dijo se inspiró en El monje y el filósofo, libro que muestra un diálogo entre padre e hijo, pero en esta ocasión, quería plasmar una plática generacional que abordara la vida de su padre.
“Empecé a fantasear con la idea de una serie de programas que fueran un recorrido por la vida, obra y la trayectoria política de mi padre. Porque me he pasado buena parte de mi vida viendo a mucha gente mutilar a mi padre, según sus conveniencias. A gente que ha leído con pasión su obra literaria, pero que desconfía mucho en sus opiniones políticas, cuando mutilan al Vargas Llosa pensador y activista político y lo separan convenientemente al Mario Vargas Llosa creador”, comparte.
Asimismo, existe otro grupo de personas que conocen al conversador, al aventurero y que, no necesariamente, han leído su obra, por lo que esta serie busca mostrar a un Mario Vargas Llosa en su totalidad, abarcando todas sus dimensiones.
Al final, reconoce, el televidente será quien lo juzgue, pero ya una vez que tenga el conocimiento del contexto bajo el cual creció el escritor y cómo han sido sus vivencias como hombre, padre y autor.
“Yo recuerdo diciendo ‘yo me resisto a ser dos o tres personas, yo soy una sola, la que quiera acercarse a mí tiene que saber que soy creador, un apasionado de las ideas políticas y una persona con mis errores y aciertos y no está aislada del mundo’. Me impresionaba esta idea con la que se describe así mismo, o me tomas o me dejas, pero por completo”, platica Álvaro Vargas.
Este proyecto recorre ocho ciudades que han sido protagonistas e inspiración para la trayectoria del escritor. Desde Arequipa, Lima, Guadalajara y Londres, hasta Madrid, Barcelona, París y Nueva York. Además, también se mostrará un capítulo exprofeso donde habla de México, de su literatura y el cariño que tiene al país.
“Me he mostrado en este documental, gracias a las preguntas de Álvaro, de una manera sincera reconociendo los errores cometidos, explicando muchas veces en qué estaba basando mis errores, en condiciones que han ido cambiando con el tiempo. A medida que yo maduraba me informaba de las cosas que ocurrían a mi alrededor”, explica el autor de La fiesta del Chivo.
El autor de 85 años ya trabaja en una nueva novela, de la cual no dio detalles debido a que es supersticioso; sin embargo, promete revelarse completamente y sin “amarillismos” en la serie televisiva
Una vida literaria y política
De acuerdo con Mario Vargas Llosa, el documental es literario, pero también político, pues esta característica siempre ha estado en los escritores latinoamericanos, así como en su entorno.
“Un escritor siempre está directa o indirectamente vinculado a la realidad política latinoamericana. Los escritores latinoamericanos envidiamos a otros colegas que se pueden dedicar a la literatura sin preocupaciones de tipo político porque sus países han resuelto problemas políticos. En Latinoamérica no se han resuelto y entonces los escritores están vinculados les guste o no a la vida política, no sólo con lo que escriben, sino en su situación puramente social”, relata.