![Con una escenografía que resalta el poder de la luz, esta obra dirigida por Enrique Singer.
Foto: Especial](https://images.reporteindigo.com/wp-content/uploads/2025/01/Mariana-de-Tavira-sobre-el-sacrificio-de-las-infancias-por-la-violencia-en-La-nina-en-el-altar.jpg)
Marina de Tavira reflexiona sobre el sacrificio de las infancias por la violencia en “La niña en el altar”
La obra de Marina Carr, dirigida por Enrique Singer, explora el mito de Ifigenia desde una mirada contemporánea. La actriz, junto a Alberto Estrella, protagoniza la historia
José Pablo EspíndolaLa dramaturga irlandesa Marina Carr reinterpreta la tragedia griega clásica centrada en el sacrificio de Ifigenia, hija de Agamenón, para obtener el favor de los dioses antes de la Guerra de Troya en la obra de teatro La niña en el altar.
Con el regreso de Agamenón a Micenas, después de 10 años, comienza la historia con la que se despliega un drama familiar marcado por traiciones, venganzas y reflexiones sobre el patriarcado.
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— Everardo Arzate (@everardoarzate) January 8, 2025
Para la actriz Marina de Tavira, quien interpreta a Clitemnestra, La niña en el altar invita a reflexionar sobre cómo las infancias y las mujeres son sacrificadas en sistemas patriarcales
La niña en el altar se presentará del 30 de enero al 2 de marzo de 2025 en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky del Centro Cultural del Bosque.
Las funciones serán los jueves, viernes y sábados a las 19:00 horas, y los domingos, a las 18:00.
Marina, descríbenos el momento profesional que estás viviendo, ¿En qué momento te encuentras?
Me encuentro muy contenta, muy tranquila, muy en paz, haciendo lo que realmente amo, lo que quiero hacer. Para mí fue toda una reflexión decidir dedicar todo esto 2025 al teatro, porque durante la pandemia tuve que dejar de hacerlo mucho tiempo y nunca pensé que me alejaría tanto. Regresé después de la pandemia, ya llevo un par de obras, pero me hizo reflexionar lo importante que es para mí ese espacio, es uno de los lugares donde soy más feliz en la vida y creo que a la edad que tengo he llegado a la conclusión de que eso es lo que hay que cultivar, a veces la supervivencia no te lo permite, pero hay que cultivar esos espacios donde somos felices y a mí el teatro me hace muy feliz.
Además, me hace sentir que es mi manera de decir algo sobre la realidad y hacer algo, aunque sea un granito de arena, porque el teatro tiene un alcance pequeño, pero sí creo que profundo. Tenemos que hacer algo porque a veces la realidad nos parece tremenda, así que no podemos seguir siendo espectadores del horror y no hacer nada.
Inicias este año con una obra bastante fuerte, La niña en el altar, ¿cómo llega a este proyecto a tus manos?
Alfredo Michel Modenessi, que es un traductor y especialista en Shakespeare y en el teatro del Reino Unido y de esa esa zona del mundo, me lo propuso, me lo mandó y me dijo, creo que esta obra te va a gustar, ya lo ha hecho antes con mi compañía de Incidente Teatro, ya nos ha propuesto otras veces textos maravillosos y esta vez no fue la excepción.
Lo empecé a leer y dije, wow, quién es esta mujer, Marina Carr,mi tocayita irlandesa, especialista en la Grecia antigua y en el teatro clásico y, de pronto, dije, esta obra es una maravilla; es decir, tiene el lenguaje, herencia de la de la narración oral de la que nace La Ilíada y La Odisea, pero está retomando estas historias y estos mitos de la realidad que estamos viviendo, de la vocación a la violencia, de nuestro impulso por la guerra como humanidad y me pareció totalmente vigente y apasionante de entrarle; además, de una belleza brutal.
¿Cuál era la parte que más te atrapó de la obra de teatro, por la que no decidiste dejar pasar este proyecto?
La palabra, el lenguaje con el que nos va metiendo en ese mensaje que quiere dar, como transmite a través del lenguaje este dolor por el horror. Hay un texto que dice mi personaje que es, se les ha vuelto costumbre, nada falta para que se vuelva algo normal, ¿de qué se trata este pacto de horror entre los hombres?, cuando está hablando como del sacrificio de las niñas. Siento que tiene una manera muy hermosa de hacernos tomar conciencia de ciertas cosas
Este martes se llevó a cabo la conferencia de prensa de “La niña en el altar”, obra de @IncidenteTeatro inspirada las tragedias “Ifigenia en Áulide” y “Agamenón” de Esquilo. Con dramaturgia de Marina Carr y dirección de Enrique Singer, se presentará del 30 de enero al 2 de marzo,… pic.twitter.com/sOlEDe280u
— Secretaría de Cultura (@cultura_mx) January 22, 2025
Si bien hay una dramaturgia, hay una dirección, ¿cómo fuiste construyendo como actriz tu personaje?
Pues sin duda de la mano de Enrique Singer, porque yo primero tenía conflictos con mi personaje, porque me molestaba mucho que al principio es una mujer que no tiene conciencia de esto que estamos hablando; es decir, está inmersa en el sistema como todos y todas, hemos estado y estamos en la vida y, a veces, entendemos cosas y queremos cambiar, pero normalmente estamos inmersos.
Ella al principio es una mujer insolente, no se da cuenta de que siendo la reina está haciendo partícipe de un sistema que oprime a muchas mujeres y oprime a los niños y, de pronto, el personaje va entendiendo y eso lo fui viendo con Enrique para ver su progresión y tener que asumir que al principio no es así, fue toda una lucha, pero creo que tenía razón.
A partir de este proyecto, ¿qué pudiste descubrir de ti como actriz?
Hay una cosa en el teatro que le llamamos la cuarta pared, que es como que te escondes atrás de una pared invisible y, entonces, el público te está viendo, pero tú haces como que no está ahí. En esta obra hay una relación directa y constante con el público, le hablamos, les vemos a los ojos, hemos tenido estudiantes que han venido por suerte a vernos para que nos acostumbremos, ya veremos qué pasa cuando una vez extendemos, cuando el público esté ahí. Pero eso es todo un reto.
Romper la cuarta pared ha sido un reto e integrar a los y las espectadoras a la ficción, eso ha sido nuevo y también me doy cuenta de que es muy placentero, es bonito también que la experiencia teatral le diga al público, estamos aquí, estás tú conmigo, aquí estoy, no estoy como que en otro mundo y tú no estás, sino que aquí estoy contigo.
¿Qué tanto te ha dado el teatro para describirlo como uno de tus lugares felices?
Ese contacto humano directo, por ejemplo, ahora que estaba dando la temporada de Un tranvía, salir de la función después de haber vivido como ese trayecto a la ficción tan hermoso, pero también devastador y de pronto ver a la gente que está afuera esperándote con ganas de compartirte lo que vivió, eso no pasa ni en el cine o en la tele, que no los denostó en lo absoluto, son maravillosos en sus mejores expresiones.
Pero esa sensación de que el público te está esperando y acabamos de tener una experiencia juntos y juntas y te cuentan y tú vienes saliendo con la cara de devastada de que acabas de salir de ahí y te dan un abrazo es como muy bonito. Es muy bonito el encuentro humano y me hace sentir muy feliz.
Después de correr completa La niña en el altar, ¿cuál es el sentimiento que te queda al final? ¿Cómo terminas?
Cansada, pero satisfecha; es decir, si logro entrar ahí, porque cada función es única e irrepetible, nunca va a ser igual, y que haya salido bien el día anterior no te garantiza que va a salir bien el día siguiente. Siempre estás en el reto de que suceda; entonces, sí esto sucedió, acabo muy satisfecha. Si es una función cuesta arriba, pues más o menos, pero con la buena noticia de que mañana hay función y que tienes otra oportunidad.
Marina de Tavira, Alberto Estrella, Emma Dib, Everardo Arzate, Yessica Borroto y Salvador Sánchez conforman el elenco de “La niña en el altar”, la historia de una mujer que clama justicia en un mundo patriarcal, una reescritura de “Ifigenia en Áulide”, de Eurípides, y de… pic.twitter.com/pOkaEtvdMs
— Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (@bellasartesinba) January 21, 2025
¿Visualmente, qué vamos a ver en escena los espectadores?
En este caso, el escenógrafo y el eliminador son la misma persona que Víctor Zapatero, que sobre todo está formado y entrenado como iluminador, así que hizo una escenografía para la luz; es decir, es casi toda negra, tiene relieves y escaleras, pero todo está hecho para ser iluminado; entonces, este vestuario clásico, tan bello de Eloise Kazan, más la luz de Víctor, lo que estamos buscando es una experiencia que sea como muy visual y muy limpia. No hay casi ningún elemento más que el vestuario, la palabra y la luz.
A manera de enamorar al público, sin darnos spoilers ni nada, ¿qué escena nos puedes describir de la obra en la que te sientas la diosa del escenario?
Ay, Dios mío, creo que nunca me siento así, pero sí gozo mucho una en la que hay una confrontación dialogada, esta sí no es narrada, entre Agamenón y Clitemestra de la muerte de la hija y cómo ella se lo reprocha, pero al mismo tiempo está luchando con el deseo que aún siente por él y el amor que siente, porque lo amó profundamente, pero se volvió el ejecutor de lo que más le ha dolido en la vida.
Entonces, dramáticamente, esa escena me parece prodigiosa, porque el personaje está luchando con dos fuerzas poderosísimas, que es el amor y el odio al mismo tiempo. Está muy interesante de trabajar y Alberto Estrella es una gran réplica, es un perfecto Agamenón, o sea, tiene una fuerza de toro en escena que es lo que requiere el personaje.