Desde los cuatro años, María Hanneman comenzó a tocar el piano, instrumento que la cautivó porque, de él, se pueden obtener los sonidos más bellos. Por ello, desde sus primeras clases de música en el kínder esta “gran caja negra con teclas”, como lo recuerda la propia pianista, le atrajo y se convirtió en uno de los primeros regalos por parte de sus papás.
Desde muy pequeña, inició esta aventura junto al instrumento, quien la acompaña en todo momento, en sus momentos más tristes, alegres, enojos y frustraciones. Una de las primeras canciones que interpretó fue “Estrellita”, de la cual también guarda muchos recuerdos lindos.
“Veo el piano como un hermano porque, literal, hago lo que hacen los hermanos, a veces amarlo, otras veces me enojo, y también pelearte; el piano es mi familia, aunque no sea un humano, es mi todo, haces lo que sea por él, lo tienes que tratar bien, entretenerlo y entenderlo”, relata María Hanneman para Reporte Índigo.
Esta inquietud que le surgió desde muy niña al querer saber cómo sonaban las teclas fue lo que la motivó para ser pianista y le marcó para dedicarse a él toda la vida, ahora lo comprueba al ser estudiante en el Conservatorio Nacional de Música, aunque, por la pandemia, ha tenido que tomar sus clases en línea, a veces durante 4 o cinco horas al día.
“Ha sido muy difícil la pandemia, no ha habido tantos conciertos como antes, pero he aprovechado este encierro para seguir mejorando y tratando de ver el lado bueno, me da más chance de estudiar, estar concentrada en hacer esto del piano, que es lo que me gusta. Me concentro mucho en lo que tengo que estudiar, a veces, me desespero, pero es parte del estudio” comparte Hanneman.
La joven pianista se está preparando para una serie de presentaciones en los próximos meses con la Orquesta Filarmónica del Desierto, un concierto con motivo de la celebración del Día de las Niñas, Niños y Adolescentes y, por último, en mayo un concierto con la Orquesta de Cámara de Zapopan.
“Estoy emocionada, pero me da miedo tocar con cubrebocas, son muy complicados, porque te impiden la vista y la respiración, siento que no lo podré tocar muy bien, aunque nos tenemos que acostumbrar porque siento que así va a ser por un buen rato”, comparte.
Ser una pianista en formación también ha implicado grandes retos, como el que algunos amigos no entiendan su pasión por el piano, pues requiere de mucha dedicación y no le permite convivir tanto con ellos o asistir a fiestas, no obstante, ella así lo ha decidido para poder ser una gran pianista mexicana.
María Hanneman confiesa que ha cambiado y aprendido mucho durante casi 10 años de trayectoria musical; ha conocido a grandes maestros, compositores y gente nueva que le apoya.
Una cosa tiene muy clara, ella está en formación y está decidida a ser una reconocida pianista mexicana, pero para ello, debe mejorar a cada momento y seguir estudiando.
“La música para mí es todo, es mi vida y siempre me voy a dedicar a ella, todos estos años que he practicado con el piano me he sentido bien, muy concentrada y feliz, también muy agradecida con las oportunidades que he tenido. Me gusta saber que, desde siempre, sé lo que quiero hacer toda la vida, voy a seguir estando en formación porque nunca acabas de aprender en la música”, recalca.
Gustos musicales
Entre sus gustos musicales se encuentra Rajmáninov, aunque Chopin y Mozart son su crush; y, ahora, “coquetea” con Beethoven por su intensidad en las composiciones. También le gusta el jazz, el blues, pop y la música francesa.