Margo Glantz Shapiro es una judía errante. Nació en 1930 en la Ciudad de México, sus padres ucranianos, Jacobo Glantz y Elizabeth Shapiro, emigraron a este país y de inmediato participaron de la vida cultural, hasta hacer de su hija una escritora viajera.
El fin de semana, en el Centro Cultural de España, la maestra en Letras Modernas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y doctora por La Sorbona, París, participó en un conversatorio sobre cómo influyen los exilios en las obras literarias.
“Realmente no soy exiliada, mis padres vinieron de Ucrania, era entonces la Unión Soviética, y se alojaron en México. Su exilio fue en parte económico y en parte político, porque mi padre era del Partido Comunista y empezaron las persecuciones. Había conocido a mi madre en Odesa gracias a la Revolución Rusa y se casaron”, platicó la académica, el sábado 27 de abril.
La literatura de viajes reúne las impresiones de los viajeros, ya sea como narradores o personajes. En el caso de Glantz Shapiro, sus obras reflejan temas como la migración y la memoria; evocan el andar por el mundo desde sus títulos: Las genealogías, Síndrome de naufragios, La Malinche sus padres y sus hijos y La desnudez como naufragio.
Los padres de Glantz primero emigraron a Estados Unidos y luego llegaron a México. Aunque en realidad iban hacia Cuba. “Como tenía cinco hermanos en Filadelfia, mi padre decidió venirse a América. Mi madre nunca volvió a ver a sus padres ni a sus hermanos, salvo a uno que vino a México, quise mucho a este tío porque fue el único al que conocí”, reveló.
El tener progenitores que llegaron a México desde Ucrania determinó su infancia y su identidad. Glantz afirmó que vivió un exilio doméstico.
“Determina tu vida, porque tus padres son exiliados, porque hablaban otro idioma, porque comían diferente, porque tenían otra forma de ser física. Cuando yo era pequeña tenían muchas dificultades para asentarse, porque mi padre era poeta y no sabía ganar dinero y estuvimos de colonia en colonia. En la primaria estuve tres veces en escuela distinta; entonces, mi exilio era dentro de la ciudad, era un exilio doméstico y muy curioso porque veía una realidad en casa y otra fuera”, contó.
En 1981 escribió Las genealogías, un retrato familiar que dio título a la columna que publicó durante ocho años en el periódico Unomásuno. Para escribir este libro, viajó a los lugares en donde crecieron sus papás y así cerrar un ciclo.
“Decidí que no podía hacer ese libro si no iba a la Unión Soviética y trataba de conocer las ciudades donde habían vivido mis padres. Fui a ver qué era ese país, conocí a mis primos hermanos y era una historia totalmente diferente la que habían vivido ellos, ni siquiera físicamente nos parecíamos, pero fue conmovedor. Me sirvió para terminar mi libro y fue como un exilio que se redondeaba”, aseguró.
Los exilios enriquecen a los países, aseguró Margo Glantz. También sostuvo que la gente que vino de España a México fue muy importante para su trayectoria y la del país ante los cuestionamientos de Reporte Índigo.
La India y otros intercambios culturales
A sus 89 años, la escritora lleva 50 años habitando la misma casa. Pero va por el mundo de un lugar a otro, ya sea para cumplir estancias académicas en universidades como Barcelona, Yale y Harvard o impartir clases, también para recibir premios por sus obras o por el placer de conocer un lugar nuevo.
Uno de los lugares más significativos que ha recorrido es la India. En 2004 comenzó esta travesía, volvió en 2008 y en 2010 hizo su tercera visita. Así, publicó en 2012 la novela Coronada de moscas.
“Lo pensaba incorporar al libro de viajes en general, pero en vista de que la India me fascinó y me aterrorizó, decidí que merecía un libro sobre lo que me había impactado de ese país tan maravilloso y tan horrendo que en muchas cosas se parece a México”, contó la escritora.
“Para Sofía, Bruno y Maqui, de su abuela, la viajera”, dice la dedicatoria. Tres viajes le bastaron para escribir un libro. Pero además leyó sobre el tema, por ejemplo, Vislumbres de la India, de Octavio Paz, escritor con quien comparte intereses similares.
“La gente me decía ‘Margo, ¿vas a escribir sobre Sor Juana? Si ya escribió Octavio Paz’. Pero decidí hacerlo y también escribir sobre la India, porque mi visión era absolutamente distinta”, defendió.
Mucho del trabajo de investigación de quien fue profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM está dedicado a la poetisa novohispana. De hecho, coordinó en 1995 la cátedra Sor Juana Inés de la Cruz de esta facultad.
Si se trata de literatos viajeros, Margo Glantz piensa en Sergio Pitol, pero un tema que también le apasiona es la literatura judía.
“Me siento totalmente mexicana y totalmente judía, me siento muy cercana a una tradición en la literatura que me apasiona: Franz Kafka, Walter Benjamin, Hannah Arendt , Paul Celan, Joseph Roth, Isaac Babel, Stefan Zweig, Vasilli Grossmann”, enlistó.