Mapocho de Nona Fernández refleja la herida cíclica

Después de 20 años, el libro Mapocho, de Nona Fernández, llega a México. Tras leerlo, la escritora comparte su sentir, desde los actuales cambios políticos en Chile, hasta las luchas y heridas similares entre ambos países latinoamericanos
Karina Corona Karina Corona Publicado el
Comparte esta nota

“Dejo mi rabia flotando en las sucias aguas del Mapocho como una ofrenda. El antídoto que nos ayude a romper, de una vez y para siempre, el hechizo de mierda”, son las palabras que Nona Fernández Silanes escribió en 2018 para la reedición de su libro Mapocho, el cual ahora llega a México bajo el sello Fondo de Cultura Económica (FCE).

Hace 20 años, Fernández se asomó a la distancia para mirar las aguas del Río Mapocho, un cuerpo de agua sucio y triste que arrastra su historia, pero también por lo que ha sepultado, como el peso de una fotografía de tres cadáveres tirados a la orilla de este caudal, días después del golpe militar, esto detonó en la escritora para sacar su rabia, dolor y tristeza al presenciar la imagen.

El libro Mapocho fue reeditado por el Fondo de Cultura Económica (FCE). Se trata de su primera novela, con la que se dio a conocer en 2002

“Ver la fotografía me impactó mucho y originalmente quise escribir algo a la luz de una investigación que pudiera hacer sobre esos tres cuerpos, saber quiénes eran, reconstruir la escena, entender a estas personas que fueron tratadas como una basura, pero no lo logré, nunca supe quiénes eran”, indica Nona.

Sin embargo, mientras realizaba esta investigación, descubrió que no sólo en la dictadura se habían arrojado cuerpos al río, sino que era una constante que se ocupara al Mapocho como una especie de fosa para callar y esconder cuerpos.

Lo peculiar es que, las aguas de este causal cruzan el corazón de la ciudad de Santiago, como una grieta abierta en el medio de la urbe a la que nadie parecía hacer caso, dicotomía que le atrajo a Nona, la basura, los secretos a la luz de todas y todos.

“Parto de cierto malestar, desazón y tristeza que cruzaba a comienzo del año 2000, casos que no se han terminado de esclarecer, tiempos de estar muy rabiosos, porque la democracia no había sido lo que esperaba”, ahonda.

El dolor en Latinoamérica en Mapocho

Mapocho es un libro muy chileno, pero ahora, tras años de repasarlo y con su edición a cargo del FCE, la autora indica que existen muchos códigos que se cruzan con la historia mexicana; desgraciadamente, también hay muchos horrores que se comparten.

En este sentido, por ejemplo, Chile y México tienen la herida de sus desaparecidos y de una matanza hacia las juventudes.

“El horror no es un patrimonio, no es un monopolio de ninguna nación o cultura. Por desgracia, Latinoamérica sabe el concepto de desaparecidos, no hay pueblo que no entienda qué es un desaparecido, cómo articula una herida entre tantas generaciones que han sido marcadas por esos hechos; incluso, sin tener lazo, pero son parte de tu época”, expresa.

“El río trata esa vocación de Chile por esconder o tapar la basura, cómo las vidas se transformaron en eso tambien, la grieta abierta en el medio de la ciudad que nadie parecía hacer caso”
Nona FernándezEscritora

A pesar de que las historias narradas son ficticias, parten de hechos reales. Nona hace un entretejido con diversos acontecimientos sociales y políticos del país andino, pero que bien pueden ser las anécdotas de cualquier latinoamericano.

El libro sigue la vida de la Rucia y el Indio, quienes al morir su madre regresan a su país de origen después de años de exilio para lanzar sus cenizas al río. La Rucia poco recuerda de Santiago de Chile, pero es desde su barrio donde puede contar su relato que es a la vez la historia de ese país: de los esclavos que construyen un puente ordenado por el mismísimo diablo.

“En el libro trato de quebrar o de poner una alerta, apropiando y escribiendo los hechos desde otro lugar, los cuales fueron ocurriendo y los fui tomando de otros lugares. Parecen historias chifladas y locas, pero todas tienen un ancla en el archivo imaginario de este país”, indica.

Los aprendizajes a través del tiempo

A 20 años de distancia, Nona Fernández comparte que ha sido tremendamente doloroso ver que mucho de lo narrado no pierde efectividad ni contemporaneidad, los temas que abordó siguen establecidos.

“No es una novela de archivo y es lo más feroz, cuando uno intenta sacar un libro que diga basta al dolor y horror, y que no sea efectivo, es loco. Ahora en este lanzamiento a México entiendo cuánta vigencia tiene en su contenido y lo doloroso que es constatarla”, lamenta.

Cuando la autora sacó el libro sentía una rabia contenida, como una especie de condena, pues creía estar atrapada en un momento interminable, lleno de violencia, corrupción y muerte.

Ahora, festeja que poco a poco en Chile se vislumbre esperanza, de la cual espera surja una unión entre todas y todos. Por ello, Nona cree, de todo el malestar que rumiaba y tenía enquistado en su corazón al escribir la novela, por fin, ha dado frutos, por ese anhelo de un mejor porvenir.

“A partir de octubre de 2019, por esa misma rabia de mucha gente, comenzamos a vivir una revuelta social que ha transformado el devenir chileno, un proceso constituyente, la escritura de una nueva Constitución y ahora un nuevo Gobierno con luces más claras a las grandes transformaciones que Chile necesita”.

“Me siento mucho más aliviada de sentir que todo aquello que proyecté en el libro, quizá comienza a ser materia del pasado y eso es muy esperanzador”, agrega.

Incluso, opina que el movimiento feminista ha sido pieza clave de toda la revolución chilena actual, pues logró cohesionar las luchas que durante muchos años han estado de manera más atonizada.

Identidad, religión, fe, los lazos familiares, incesto, mestizaje y el debate entre lo “correcto e incorrecto”, aderezado con nostalgias, heridas y soledades, es parte de Mapocho, libro que inició con una herida y culmina con esperanza.

“No escribí este libro siendo tan consciente de lo que estaba haciendo, ahora lo releo y puedo ver mucho más de lo que escribí en ese momento, ese es el trabajo de la literatura y la escritura, trenza el sentimiento de una época”, platica.

En la actualidad el Río Mapocho es tan sólo una pequeña hebra de lo que era, final que, espera, no sea la misma condena para los seres humanos que provocaron este lamentable desenlace.

“Era un cauce turbulento, por eso lo elijo como metáfora de un sentimiento. A la fecha, si te mostrara una foto es un hilo chiquitito y sucio que habla de esta nueva crisis que vivimos por el agua, la sequía completa, las temperaturas muy altas.

“Y es curioso, pues el río metaboliza las grandes crisis de este país, las políticas, económicas, es la lógica de cómo el hombre depreda todo, vamos a estar como el río, extinguiéndonos”
Nona FernándezEscritora

También puedes leer: América Latina, lejos de un nuevo boom literario

Síguenos en Google News para estar al día
Salir de la versión móvil