Si algo hay que agradecerle a los organizadores de All Tomorrow’s Parties (ATP), el festival de música más exclusivo del mundo, es su poder de persuasión que parece no conocer límites.
Una de las labores más desgastantes en el mundo del entretenimiento seguramente tiene que ver con lidiar con “rockeros”, y más si estos llevan años sin tocar juntos. En algunos casos, tratar de juntar a una banda separada para un festival podría ser el equivalente de conseguir el acuerdo de paz entre Palestina e Israel.
El festival ha podido reunir a grupos como Pavement, My Bloody Valentine, Afghan Whigs, Hot Snake y para la edición del año pasado, a The Make–Up
La banda de Washington D.C. nació de las cenizas de lo que fue Nation Of Ulysses, una influyente agrupación post–hardcore que en tan solo cuatro años (1988–1992) dejó una fuerte impresión por sus energéticas presentaciones, producto de tener a a Ian Svenonius como frontman.
Después de Nation Of Ulysses, Svenonius creó The Make–Up en 1995 bajo el concepto del Gospel Yeh–Yeh, un género acuñado por la misma banda.
Además de la música, lo más interesante de esta banda era toda la carga ideológica que había detrás. Svenonius le inyectó a The Make–Up un estilo de rock, soul y gospel, en combinación con una actitud “marxista”, antiautoritaria.
En tan solo cuatro años (1995–1999), la banda lanzó álbumes de estudio y en vivo, pero lo que revitalizó a la escena del rock underground fueron sus presentaciones en vivo. Casi como rituales espirituales (de ahí el gospel), The Make–Up hacía participar a la audiencia como si fueran un integrante más de la banda.
Cuando dejaron de tocar juntos, una ola de bandas garage rock comenzaron a apoderarse de la atención: de The Strokes hasta The White Stripes.
Once años después de separarse, The Make–Up está de regreso –gracias a All Tomorrows Parties– para presentarse en el festival Coachella de este año.