Machismos cotidianos, la necesidad de erradicarlos

Actos ‘comunes’ como chistes machistas, mansplaining, estereotipos de género y discriminación laboral, están muy arraigados en la sociedad, ya que son parte de la cultura que justifica el feminicidio
Elizabeth González-Manrique Elizabeth González-Manrique Publicado el
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Frases que parecen ser “inofensivas” como “usa rosa”, “vístete discretamente”, “sé moderada con la bebida, porque tomas como hombre” y “date a respetar y a desear”, forman parte del día a día de las mujeres y de una cultura machista que, incluso, muchas veces llega a justificar al feminicidio y a quienes lo llevan a cabo. Se les conoce como machismos cotidianos o micromachismos.

Los machismos cotidianos hacen referencia a ámbitos en los que los mujeres son denostadas, es decir, en la mayoría de actividades públicas y privadas, en una sociedad regida, en su mayoría, por hombres.

Los machismos no sólo son ejercidos por hombres, aunque ellos sean los beneficiarios

Frases como estas, que refrendan el machismo, fueron vertidas por dos historiadoras del arte, Eréndira Derbez y Claudia de la Garza, en el libro No son Micro: Machismos Cotidianos que recoge ejemplos de estas prácticas, a las que se niegan a calificar como “micro”, ya que abonan para hacer de México, y otros países, un campo fértil para los feminicidas.

“Los chistes de violación, por ejemplo, son muy divertidos, según, pero vives en un país en el que un gran porcentaje de mujeres ha sufrido violencia sexual, porque aparte lo que estás diciendo normaliza algo que es muy doloroso para casi la mitad de tu población; entonces, si tú te burlas de eso, abonas a la misma cultura que dice ‘¿oye, qué llevabas puesto?’ y con eso justificas más violencias extremas como el feminicidio”, explica Derbez.

Otras prácticas comunes son minimizar los sentimientos, pensamientos, ideas, problemas y opiniones de las mujeres con frases como “estás hormonal” o “¿ya casi te baja, verdad?”.

La apariencia física de una mujer, sus ideales, su activismo por causas feministas y su vestimenta, entre otras cosas, son algunas de las justificaciones usadas por la cultura machista, y sus más férreos representantes, para menospreciar, burlarse, lastimar e incluso acabar con la vida de una mujer.

Al respecto, Derbez considera que este tipo de actitudes banalizan las violencias extremas, lo que ayuda a que las denuncias por abuso sexual no tengan el impacto que deben tener y se culpe a la víctima.

Un chiste no está violando a nadie ni es un ojo morado, pero sí está siendo cómplice, aunque sea, en una escala pequeña
Eréndira DerbezEscritora
Las expresiones y actitudes que definen a una mujer no las deciden ellas, las escoge la sociedad que se encuentra inmersa en una cultura machista, que se perpetúa a través de estos estereotipos.

Se trata de machismos cotidianos que buscan influir en el forjamiento del carácter de una mujer desde que ésta es una niña.

Víctimas desde la infancia de los machismos cotidianos

Derbez y De la Garza buscan retratar, a través de 200 páginas y 98 tópicos, estas frases, actitudes y acciones que buscan dominar y controlar la actuación de las mujeres en la sociedad en todos los ámbitos.

No son Micro: Machismos Cotidianos abarca desde el momento en el que una mujer es un feto, con el tema “Azul y Rosa”; la configuración de su personalidad de niña a mujer, expresado en los capítulos “Bella por Obligación” o “Códigos de Vestimenta Diferenciados”; su paso por la escuela, con “Estudia Mientras se Casa”; su vida romántica, cuyos prejuicios se explican en “La Media Naranja” o “Hacerse la Difícil”, y su vida laboral.

La joven autora, quien además se especializa en temas de género en la Universidad Iberoamericana, comenta que ella misma ha sido víctima de estos machismos cotidianos, por ejemplo, en su vida académica.

“(Los machismos) son muy evidentes en los salones de clases, en las relaciones laborales”, dice la académica.

La también ilustradora de esta obra menciona que en su estudio creativo, Estudio Plumbago, llegan a menudo clientes que dudan de su capacidad sólo por ser mujer.

Los machismos cotidiados hacen referencia a ámbitos en los que las mujeres son agraviadas

“En el estudio son bastantes reuniones con clientes, muchos te subestiman, no sé si sólo porque soy mujer o porque soy una mujer joven y eso es algo muy común”, relata.

Derbez menciona que otros machismos a los que ha estado expuesta, ella y otras mujeres, son el acoso callejero y que le quieran pagar menos que a un hombre por el mismo trabajo.

Los machismos no sólo son ejercidos por hombres, aunque ellos sean los beneficiarios, pues las mujeres inmersas en este tipo de sociedades ayudan a mantener este sistema que las oprime y minimiza.

Muchas mujeres creen que este tipo de actitudes que sufren, pero que también reproducen, son normales, por lo que es difícil distinguir cuando se incurre en ellas.

“Normalizarlas es un mecanismo de defensa, por ello reconocerlas y combatirlas es difícil y doloroso”, concluye Derbez.

Ir más allá del 9M

Eréndira Derbez aplaudió el paro del 9M, pero aseguró que hay que ir más allá en este movimiento por y para las mujeres.

“Creo que (el paro) es en muchos sentidos maravilloso, pero tiene que cruzar varios sectores de la sociedad, no podemos parar las mujeres más privilegiadas y las que no, no; entonces, me parece que la discusión debe ser más amplia”, opina.

El libro de Derbez y De la Garza fue presentado el pasado jueves en la librería del Fondo de Cultura Económica Rosario Castellanos por la activista feminista Estefanía Vela, quien cuestionó el acceso a derechos laborales de quienes participarán en el paro

Vela también dijo otros cuestionamientos que hay que hacerles a los empleadores, como si tienen trabajadoras mujeres y si existe diversidad sexual al interior de la empresa que presiden y no sólo que sean tomados en cuenta para “dar permiso”.

Por su parte, la escritora acusa una visión paternalista y condescendiente por parte de los empleadores con respecto al paro de hoy.

“Corresponde a los hombres que tienen puestos de poder y que toman decisiones mucho más informadas, estudiar mucho más y escuchar mucho más a sus compañeras, aunque estén debajo de ellos en el organigrama”, explica.

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