Luis Estrada un “provocador” que critica al sistema a pesar de las amenazas

El cineasta Luis Estrada se presentó en la Festival Internacional de Cine de Guanajuato para dar una máster class sobre sus procesos creativos
Karina Corona Karina Corona Publicado el
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La edad, las experiencias y las películas han permitido que Luis Estrada se muestre tal cual es. Sin nada qué ocultar y “tirando a todos parejo” ya no hay temor a nada. Así como declara con una sonrisa que en su momento Felipe Calderón lo llamó “un mal mexicano y traidor a la patria” y que recibió amenazas por parte del ex Secretaría de Seguridad Pública, Género García Luna, para que no proyectara El Infierno, su rostro y calma se mantienen serenos.

Sin embargo, hay una anécdota que le resulta dolorosa. A sus 18 años comenzó a hacer sus primeros cortos de ficción, uno de ellos se llama La Divina Lola. Y, mientras estudiaba la carrera del cine, trabajó profesionalmente como asistente de dirección.

Me tocó ser asistente de Felipe Cazals y Arturo Ripstein; la última película donde fui asistente fue una que iba a dirigir mi padre, basada en una adaptación de “Las Batallas en el Desierto“, de José Emilio Pacheco. Mi papá murió de un infarto a los 47 años, a dos días de empezar el rodaje de la película.

“Me ofrecieron que la dirigiera, yo tenía un padre recién muerto, me lo ofrecieron cuando su cuerpo todavía estaba en la caja, pero yo dije que sí, nada más que pedía tiempo para organizar mi vida y hacer la película mía, y de pronto, me enteré que ya había otro director que además era amigo del presidente de la Madrid, Roberto Isaac, y él decidió hacer la película, y nunca me avisaron” comentó.

Esta experiencia, lejos de desmotivado lo llevó a realizar proyectos que criticaran, incomodaran y provocarán un eco. Desde entonces se hace llamar “un provocador profesional”.

El ambiente cuando era estudiante en el CUEC, dice, estaba muy politizado, razón por la cual le brindó la certeza y la obligación de hacer cine militante, de izquierda, marxista, trotskista.

“Decidí como reto y provocación, hacer una película en inglés, que pasaba en Estados Unidos, sobre un gringo fascista que hablaba mal de todo, de las mujeres, de los negros, de los mexicanos, y fue un escándalo en la escuela, y literalmente, me costó la expulsión. No pude terminar mi carrera, de hecho no me puedo considerar licenciado, porque faltándome un año para terminar mis estudios en el CUEC, me corrieron por haber hecho esa película.

“Fue muy fuerte, doloroso en ese momento. Después de que mi padre muere, de la frustración de la película que me habían ofrecido, que yo quería hacer y que me la quitaron a la mala, sirvió para hacer también “El camino largo a Tijuana”, sostuvo.

Un camino de censura

Aunque en algún momento decido irse de México, Luis Estrada optó por quedarse y seguirincomodado a la clase política mexicana“, sobre todo del PRI, una historia que nadie había contado.

Cuando Jaime (su amigo y co guionista de la mayoría de sus películas) y él decidieron hacer una película, lo primero que tuvieron claro fue sobre la existencia del fantasma que gravitó a lo largo de la historia del cine mexicano: la censura y la autocensura.

No se podía estrenar una película si no tenía una autorización de la Secretaría de Gobernación, y no sólo se censuraban las películas, se censuraban los guiones, uno tenía que someter su guión a la Secretaría de Gobernación, al Ministerio del Interior, para que le dieran la autorización de filmarlo, o no.

“Hacemos una película para tratar de sintetizar de manera satírica al sistema político mexicano, pero lo único que tenemos que tener como obligación es no autocensurarnos, llamarle a las cosas por su nombre, y decirles todas esas cosas que sentimos por esa bola de cabrones, fue realmente un parteaguas, es uno de los episodios más graves y vergonzosos de la historia de la cultura y del cine, porque ese sistema político que está retratado, en la Ley de Herodes, en la que los acusó de corruptos, de impunes, de asesinos, de todas las cosas más horrorosas, todo eso se convirtió en realidad”, expuso.

Estrada comenta que el Gobierno hizo lo imposible por censurar la película, trataron de quemarla, desaparecerla, de corromperlo. Incluso, un día lo citaron y dijeron: “te damos un millón de dólares y aceptas que quememos la película“, pues ellos “se vieron en ese espejo”.

“La gente vivía las consecuencias de haber tenido ese sistema político y un partido dominante a lo largo de 70 años, y el episodio de La Ley de Herodes no solo cambió mi vida a la hora de darle un rumbo diferente a mi carrera, sino que lo que generó como un evento me atrevo a calificarlo de histórico, fue insólito, fue insólito y no tiene nada ni de heroico, ni de valiente, pero sí de alguna manera me tuve que enfrentar a todo eso que yo pensaba.

Me amenazaron, por suerte, tuve muy buenos amigos,como Julio Scherer, como Vicente Leñero, que fue coautor del guión de la Ley de Herodes, y el escándalo que detonó fue mundial, y cuando ese escándalo alcanzó literalmente las páginas del New York Times, del Washington Post, del Wall Street, fue la única manera primero de que a mí me vacunaran, y fue un consejo de Julio Scherer, y luego, pues nada, la película se volvió un fenómeno, un referente, fue muy exitosa, y eso creo que ambién definió hacia dónde decidí llevar mi carrera”, narró Estrada.

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