El volumen, publicado en la editorial Almuzara,  se presentó el sábado pasado en la Librería Octavio Paz del FCE. Foto: Especial

Luis Bugarini, el autor que defiende la literatura en la era digital y de consumo rápido

El ensayista ofrece en su nuevo libro, El camino de la mano escrita, seis textos introspectivos en los que reflexiona sobre el peso de la escritura en el mundo actual, donde la cultura y el arte son bienes prescindibles

En un mundo acostumbrado al consumo rápido, al scrolleo interminable de imágenes en las pantallas de los teléfonos y a las noticias resumidas en unos cuantos carácteres o segundos de video, hemos perdido la capacidad de apreciar la poesía en las cosas más simples, así como a darle valor a  la literatura, pues la cultura y el arte son bienes prescindibles.

“El mundo está sucediendo muy rápido y hay contenidos que se están imponiendo a la poesía. Por ejemplo, las redes sociales, las series de televisión, las películas creadas para consumo inmediato. Todo eso está distanciando a las personas, no digamos ya de la poesía, sino de la literatura, de la cultura. Para que la gente vaya a una obra de teatro es porque sale algún actor famoso o hay algún escándalo de por medio”, dice en entrevista con Reporte Índigo el escritor y ensayista Luis Bugarini (Ciudad de México, 1978).

En su nuevo libro, El camino de la mano escrita. Vida y escritura en el nuevo siglo (Almuzara, 2024), el también poeta y crítico literario reúne seis ensayos en los que comparte su experiencia como escritor. Una disertación sobre el papel de la poesía,  la situación actual del mundo editorial, incluso los costos personales y físicos que conlleva el acto de escribir.

En esas páginas, el autor defiende la importancia de  la poesía en la vida diaria, pues, en su caso, le ha funcionado como un ansiolítico para sobrellevar momentos complejos, como rupturas, depresiones, las ausencias o el simple transcurrir del tiempo.

La poesía no es lo que se declama en las primarias

“La poesía tampoco es este gran discurso monumental de las naciones o que necesitas una formación doctoral para entender a los grandes poetas, como Octavio Paz o Neruda, por el contrario”.  Los poemas, agrega, no habitan sólo en las páginas de los libros o en la memoria de los maestros de español de primaria que suelen desempolvar los poemarios cada 10 de mayo o 16 de septiembre.

“En las conmemoraciones de la historia de México es donde la palabra héroes vuelve a la boca de las personas, cuando en realidad el heroísmo está todos los días. Es la persona que nos prepara una torta, el taxista que sale a las 4 de la mañana. Ahí hay poesía. Nuestros artesanos, los artistas, la chica que estudia danza y se fractura los dedos porque no puede hacer los movimientos y vuelve a intentarlo”, señala el escritor.

Sin embargo, añade, estos actos poéticos tan cotidianos solo se pueden apreciar entrenando el ojo y dejando de lado el ruido del mundo:  “Ahora todo el mundo quiere una historia policíaca o la mejor historia de intriga en 50 minutos, 1 hora 20, donde haya batallas, explosiones. Es muy entretenido, todos lo hemos disfrutado en algún momento, pero creo que como nación, como país, sí deberíamos pensar si ese es el camino que nos puede dar la vía a seguir”.

La escritura a mano como una manera de resistir

En sus ensayos, este escritor formado en Derecho y Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM, subraya la importancia de la escritura en el mundo, sobre todo la escritura a mano, como una forma de resistencia ante la volatilidad de la sociedad  y una manera de reforzar nuestras capacidades primarias cognitivas.

“El escritor español Juan Manuel de Prada, que escribe unos novelones de mil páginas, dice que todo lo escribe a mano porque solo así puede crear a los personajes con esa cercanía epidérmica de quién va pasando hojas, se le acaba la tinta, las plumas. Yo no escribo siempre a mano porque, a veces, hay textos periodísticos de urgencia, pero lo que me interesa sí trato de escribirlo a mano. Aparte, según he visto en estudios recientes, hay una relación entre la actividad cerebral y  el movimiento de la mano para atraer palabras, asociaciones, imágenes y depositarlos en el papel”,  relata.

Y pese a que el ser humano se ha vuelto cada vez más dependiente de la tecnología, el ensayista considera que estamos lejos de reemplazar esa capacidad primigenia de escribir a mano.

“La alfabetización está basada en el trazo directo. Llevo años aprendiendo hebreo y los primeros dos, tres años, me ponían a hacer ejercicios de letra grande, a trazar los caracteres porque es aprender otra grafía. Diferentes idiomas, como el ruso, no hay modo de saltarse eso. A lo mejor hay algunos que lo permiten, pero en ciertos modos de alfabetización desde cero, que es como le enseñas la lengua española a los chiquillos del país, es imposible sustituir la escritura a mano”, opina.

A lo largo de las páginas de este libro, Luis Bugarini también se pregunta sobre la importancia de la escritura  en un mundo donde ese oficio ya no importa, donde la literatura ha perdido densidad frente a la preferencia de los lectores por textos simples e irrelevantes; en una sociedad, como la mexicana, donde se ha adelgazado la importancia de los intelectuales y el periodismo.

Más que respuestas, el autor ofrece una introspección a su experiencia misma, las renuncias que tuvo que hacer para dedicarse a este oficio, así como los problemas de salud que han derivado de eso:

“Al final del libro cierro desconfiando de la literatura. Sí me ha gustado ese camino, pero también tuvo un costo y ahorita yo no sé si volvería a tomarlo porque dejé mucho tiempo en los libros, ya no aprendí a bucear, tantas cosas y que ya no van a suceder, ya tengo problemas de visa, del sistema respiratorio”.

Sin embargo, dice que ha sido una elección personal y está convencido de que el camino para tener una sociedad en armonía es la literatura:  “Fue una elección y eso ya es mi heroísmo. Es mi forma de decirle al mundo: ‘por favor, confíen en los libros, en la escritura, en la literatura, acerquen a los jóvenes”.

Bugarini agrega que su libro también está dirigido a los jóvenes, ya que si tienen una pequeña dimensión artística, “a lo mejor podría llevarlos a su verdadera vocación”.

El autor

  • Hizo estudios de Derecho y Lengua y Literaturas Hispánicas en la UNAM
  • Realizó Estudios Judaicos en la Universidad Hebraica de México
  • Ha colaborado en revistas como Letras Libres, Nexos, La Tempestad, Tierra Adentro, así como en diversos suplementos culturales
  • Entres sus libros destaca la trilogía  “Europa”, conformada por Estación Varsovia, Perros de París y Memoria de Franz Müller
  • Como ensayista también ha publicado Hermenéutica (2014).
  • Es fundador y director de Iniciativa Cucurucho, editorial creada para publicar “Libromas” para descarga gratuita.
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