Luis Arrieta presenta “Hombre”, un viaje a través de la vulnerabilidad y la búsqueda de la verdadera masculinidad
El actor y dramaturgo invita a un viaje introspectivo con su más reciente obra, un monólogo que explora los rincones más oscuros de la psique masculina
José Pablo EspíndolaLuis Arrieta se encuentra en un momento crucial de su carrera, uno en el que la autenticidad y la conexión personal guían su trabajo.
En su más reciente obra, Hombre, el actor y dramaturgo invita a un viaje profundamente personal a través de un monólogo que explora la vida de Rodrigo, un hombre marcado por las cicatrices de su infancia, su relación con un padre distante, y la dolorosa ausencia de su madre.
Con una mezcla de humor, tristeza, y reflexiones profundas, Arrieta transforma sus propias experiencias y emociones en una pieza teatral conmovedora que está resonando poderosamente entre el público.
Para Luis Arrieta, Hombre no es otro proyecto más, es un reflejo de su deseo de crear algo que no solo pague las cuentas, sino que resuene profundamente con él mismo como artista.
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“Estoy en una etapa profesional donde estoy muy enfocado en hacer proyectos que conecten a un nivel muy personal. Quiero crear cosas que me muevan a mí primero, que tengan un discurso con el que me identifique”, explica el actor en entrevista con Reporte Índigo.
El origen de Hombre está íntimamente ligado a una frustración personal del actor: su amor por el baile y el hecho de que nunca se convirtió en un bailarín profesional.
Esa idea inicial se convirtió en el núcleo de la historia de Rodrigo, un hombre que, de niño, encontraba su felicidad en el baile, solo para perderla tras la abrupta partida de su madre.
Escribir Hombre fue un proceso que requirió de disciplina y dedicación. Arrieta se comprometió a escribir cada día, sin importar lo que le esperara más adelante.
“Me levantaba antes de que empezara el día para escribir, a veces a las cuatro de la mañana”, recuerda. Dicho hábito le permitió completar el primer borrador en unos cinco meses, un tiempo que describe como lleno de disfrute.
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El resultado de ese esfuerzo fue este monólogo que se presenta en el Teatro Milán todos los martes, a las 20:45 horas, hasta el 17 de septiembre. De acuerdo con Arrieta, busca romper con la pretensión que a menudo caracteriza a este tipo de montajes.
Hombre es una historia sencilla y vertiginosa que, a través de su cotidianeidad, permite al público identificarse con Rodrigo, incluso si no han vivido exactamente las mismas experiencias.
Visualmente, la obra también juega con esta idea de sencillez y cotidianidad. “Hay tres cicloramas en el escenario, cada uno representando una etapa de la vida de Rodrigo“, comenta Arrieta. Los objetos que se ven en el escenario—películas de los noventa, discos de música universitaria, diplomas—reflejan el paso del tiempo y cómo la vida se va volviendo más seria con la adultez.
El reto emocional y físico del monólogo
Interpretar a Rodrigo en Hombre no es tarea fácil. Como monólogo, Luis debe sostener toda la obra por sí solo, lo que implica un desgaste físico y emocional significativo.
“Termino empapado de sudor, como si hubiera corrido 10 kilómetros“, admite. A pesar del agotamiento, la experiencia también lo llena de energía, algo que atribuye a la intensidad del trabajo y al deseo de ser fiel al montaje dirigido por Paula Zelaya.
El mayor desafío para Arrieta, sin embargo, ha sido conectar con la vulnerabilidad de su personaje y, por ende, con la suya propia.
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“Me cuesta mucho ser vulnerable sin esconderme detrás de algo”, confiesa. Esta lucha interna se refleja en Rodrigo, quien también se resiste a ser completamente abierto con los demás. Para Arrieta, llevar esta vulnerabilidad al escenario ha sido un ejercicio constante de superación personal.
El público ha respondido de manera sorprendente al monólogo, lo que ha sido una grata sorpresa para Arrieta. La obra, a pesar de tocar temas universales como la paternidad, la maternidad, y la necesidad de conexión, ha logrado resonar con una audiencia muy amplia.
A pesar del éxito de Hombre, Luis mantiene una perspectiva humilde sobre su carrera, dice que cada vez piensa que entiende menos y resalta que la suerte juega un papel importante en el éxito de cualquier proyecto.
Para él, la clave es mantenerse fiel a sí mismo como creador, sin tratar de manipular al espectador o buscar resultados predefinidos.
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Antes de cada función, Luis Arrieta tiene un ritual que lo ayuda a centrarse y relajarse. Lee un cuaderno lleno de frases y recordatorios escritos por él mismo, los cuales le permiten estar presente en el momento y no preocuparse por controlar lo que sucederá en escena.
Ese enfoque en el proceso, más que en el resultado, es lo que le permite a Arrieta disfrutar y aprender de cada experiencia artística.
Luis Arrieta ha logrado con Hombre lo que muchos actores y dramaturgos aspiran: crear una obra que sea un reflejo honesto de sí mismo y que, al mismo tiempo, resuene profundamente con el público.
A través de la historia de Rodrigo, el actor explora su propia vulnerabilidad e invita al espectador a reflexionar sobre las suyas, así, Hombre es, en última instancia, un recordatorio de que ser un “hombre de verdad” no significa ser invulnerable, sino estar en contacto con todas las facetas de la vida, las tristes y las alegres, las esperanzadoras y las desalentadoras.