En 1897, el dramaturgo Arthur Schnitzelr publicó Der Reigen, pieza muy controversial en su momento, pues abordaba la ideología moral y de clase a través de una serie de parejas y sus encuentros amorosos.
Posteriormente, en 1998, la obra fue adaptada para teatro por David Hare con el título The Blue Room. Viajó por los escenarios de Londres y tuvo varias temporadas en Broadway; sin embargo, la obra continuó generando controversia. Ahora, llega al Teatro Virginia Fábregas, en la Ciudad de México, bajo la dirección de Diego de Río.
“Esta obra tiene un pasado muy polémico, ha sido censurada, se les castigó a los actores en un momento por haber representado la obra y, ahora, a partir de la traducción que le da el dramaturgo Anacarsis Ramos, al ser trans, tiene una perspectiva muy única de la vida y de las relaciones”, platica a Reporte Índigo el actor Pierre Louis.
Esta mirada contemporánea permite que Blue Room cuestione cómo la gente se relaciona actualmente, a la vez que describe elementos que continúan existiendo, por ejemplo, el machismo y el patriarcado.
“Ahora, tal vez es un poco más consciente, pero el machismo es un problema que ha venido desde hace muchísimo. Yo soy de la Ciudad de México, crecí con mi abuela y mi mamá, para mí el aspecto del patriarcado, al menos, desde mi familia, nunca fue así, en mi casa era un matriarcado”
“Pero, obviamente, al crecer y desarrollarme tienes micromachismos arraigados, que ni siquiera son conscientes, y el hecho de que una obra te haga ver una perspectiva desde afuera, sí te cae el veinte en las cosas que dices. En el país sí hay una doble moral, pero para mí es lo interesante y donde me gusta agarrarle como actor”, comparte Louis.
Blue Room presenta a 10 personajes de distintos contextos sociales y culturales que se conectan a través de su vida sexual, encuentros que a simple vista parecen casuales, pero que están cargados de poder, amor, intimidad y traición.
De acuerdo con el actor, el montaje no pretende educar a nadie, simplemente es un reflejo de cómo es la sociedad, los roles de poder a través de la sexualidad y analizarlos con una lupa.
“Como actores representar a cinco personajes diferentes, de cinco configuraciones, es muy atractivo e interesante de contar. Una clave es tratar de empatizar con los personajes. Para mí son muy diferentes a lo que soy; interpreto, por ejemplo, a un diputado o un político de 45 años, lo que sí implica un verdadero reto”, agrega.
Dos visiones sobre las relaciones en Blue Room
El director Diego del Río reunió a dos elencos, uno conformado por Zuria Vega y Pierre Louis; el otro por Naian González Norvind y Alfredo Gatica. Esta decisión fue para presentar dos versiones de una misma obra, pensadas y analizadas tanto por Del Río como por los histriones.
“Los temas sobre la sexualidad son delicados y sensibles, pero, a final de cuentas, se invita a la reflexión. El teatro es un reflejo de la vida y partiendo desde ahí siempre nos podemos relacionar con las historias y ser empáticos”, indica.
Al llevar al teatro escenas de intimidad, Pierre explica que trabajó mucho con Zuria Vega en temas como complicidad, confianza y respeto para que el trabajo saliera lo más pulcro posible.
“Ha sido increíble trabajar con ella, siendo una obra de tanto contacto se requiere, por lo menos, de mucho respeto, de mucha escucha, comunicación. El proceso con ella ha sido muy bueno, la verdad lo hemos pasado muy bien en la obra y creo que se nota”, explica.
Pierre insiste en que el montaje permite ver la naturaleza de las relaciones amorosas y que estas son para los humanos y no para géneros, así como que todas y todos tienen el derecho a sentir, a enamorarse con la misma capacidad e intensidad.
La obra echa una mirada al siglo XXI, época cargada con sus propias luchas, como los derechos de la comunidad LGBTIQ+, así como el de la diversidad y libertad de expresión.
“También, creo, el lenguaje inclusivo que aparece en la obra es importante, porque demanda algo que hoy como sociedad necesitamos, el lenguaje está para modificarse, hay posturas, pero no debería generar más ruido que simplemente una perspectiva de otro ser humano, quitando géneros y sexo, lo que sea. Es simplemente una perspectiva humana de nuestra sociedad en estos momentos, el asunto es ser empáticos y abiertos”, aclara.
Para el actor es importante que estas aristas se dialoguen en el teatro, que el teatro sea el generador de interrogantes y se promueva el diálogo y el respeto a las diferentes formas de pensar.
“El arte, directa o indirectamente, hace eso, genera una intriga y curiosidad por las cosas, preguntarte ‘¿por qué creo lo que creo?’ Es muy interesante, por eso somos un grupo de personas que pensamos similar, que queremos contar sobre cómo nosotros percibimos la vida en las relaciones y si alguien se suma al diálogo, pues qué mejor”, disipa.
Ser parte de Blue Room le genera una gran satisfacción, porque le ofrece un camino lleno de aprendizajes y retos, así como de salir de la zona de confort, la cual le gusta pensar como una expansión de su propia identidad para llegar a cuestionarse más, personal y profesionalmente.
También, la puesta en escena le ayudó a crecer como actor, conocer sus límites y logros, y a identificar sus metas a cumplir de aquí en adelante.
“El aprendizaje y la experiencia que me llevé es increíble. Hice un podcast de Romero y Julieta, tenía que hacer los personajes hombres con voces completamente diferentes, siento que gracias a Blue Room llegué a ese resultado de perder miedo al descontrol”.
“Coincido con el punto de Anacarsis, la verdad, es muy bonito contar una historia con la que estás de acuerdo, a veces, como actor te toca contar algo con lo que tal vez no estés de acuerdo, pero cuando hay algo que sí, se vuelve en una experiencia muy bonita”, concluye.
Un crecimiento actoral
El actor confiesa que con Blue Room creció como persona y como actor, pues perdió el miedo al ridículo y a poder desprenderse de su composición para abordar otras energías.
“También sentí por momentos miedo, y una vez el director me comentó una frase que me gustó mucho: ‘en todos los procesos de ensayos en el mundo, hay un par en la que los actores están completamente mal’, y a partir de eso, es cuando se tocan otros terrenos y el cuerpo habla y el personaje entra a escena”, comparte.
Toma nota
La obra Blue Room se presentará en el Teatro Virginia Fábregas hasta el 13 de febrero, los viernes, a las 20:00 horas; sábados, a las 17:00 y 19:30, y domingos, a las 18:00 horas