Máscara vs Cabellera: La lucha intelectual
Tomando el texto del dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda de 1985, haciendo uso de la sátira política y sociocultural de México, para además adornarla con uno de los gestos más representativos del país ante el mundo, la lucha libre, es como el grupo teatral Al rescate se defiende entre las cuerdas de la realidad y el espectáculo para sobrevivir el día a día de su arte.
Aldo Axel García en conjunto con Erwin Veytia fraguaron el revivir la obra de Rascón Banda en 2012, con un propósito, ocupar su labor teatral y hacerse ellos de un empleo.
Hidalgo Neira
Tomando el texto del dramaturgo Víctor Hugo Rascón Banda de 1985, haciendo uso de la sátira política y sociocultural de México, para además adornarla con uno de los gestos más representativos del país ante el mundo, la lucha libre, es como el grupo teatral Al rescate se defiende entre las cuerdas de la realidad y el espectáculo para sobrevivir el día a día de su arte.
Aldo Axel García en conjunto con Erwin Veytia fraguaron el revivir la obra de Rascón Banda en 2012, con un propósito, ocupar su labor teatral y hacerse ellos de un empleo.
“Y también por la mera afición a la lucha libre y el amor al teatro, es cumplir un sueño de realizar las dos pasiones”, refiere García quien estelariza la obra.
A un lustro de que iniciaran el proyecto, “Máscara vs. Cabellera” cruzará el mundo entero para llegar hasta El Cairo, Egipto para presentarse en el Festival Internacional de Teatro Experimental y Contemporáneo a celebrarse en el país africano.
Para recabar fondos la puesta en escena se presentará el 7,8 y 9 de agosto en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque a las 19 horas, teniendo un costo de 80 pesos.
Teatro y lucha: profesiones hermanas
El oficio del actor no dista mucho del de ser un luchador, ambos se caracterizan, se disfrazan, rompen la cuarta pared, se enfrascan en un personaje para estar ante la audiencia, eso es lo que cree García y de cómo es que le tomó gusto a su profesión.
“Yo digo que son casi profesiones hermanas, solo que hay un desconocimiento entre ambas de todos esto y quien está en el teatro es porque tiene que estarlo y no porque uno lo decida sino porque el teatro te llama, el escenario te llama y en la lucha libre, es lo mismo, según los luchadores con los cuales hemos convivido es lo que nos dicen”, se sincera García en entrevista con Reporte Indigo.
La obra tiene como función adaptarse tanto para el espacio teatral como el de p lazas públicas, precisamente para aprovechar el arguende y jocosidad que ofrece un espectáculo como lo es la lucha libre y en este caso combinada con el teatro.
Presupuesto contra la lona
El actor que interpreta a “Cerebelo” –quien es una metáfora de Judas– indica que buscaron apoyos por parte de las instancias de gobierno, específicamente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, pero esta le externó que no había tal presupuesto para proyectos culturales.
“Nos dieron la respuesta de que no pueden darnos un apoyo, según me mencionan en la carta de respuesta, por un corte a los recursos culturales y de precariedad que hay en el país”, se sincera García.
La coordinación nacional de teatro le ayudó al grupo de actores a poder colocar la obra en las tres fechas a presentarse en el Centro Cultural del Bosque y con lo recabado en las entradas, buscan poder comprar sus pasajes de avión hasta Egipto.
Entre perros, orejones y acrobacia
Dentro de “Máscara vs. Cabellera parecerá que todo es parte de una improvisación, la realidad es que el cuerpo de actores ha llevado años de preparación además de coreografiar su acto para evitar lesiones en el “ring”.
“Si hay un trabajo de crear el personaje, como todos los luchadores, realmente la lucha libre es un espectáculo escénico, de cierta forma un tipo de teatralidad y es bien interesante porque precisamente se basa en que los luchadores crean a ese súper héroe, ese personaje que lo ve la gente como un héroe popular”, comenta José Luis Pérez, quien es parte del elenco y personifica a “El Perro” Acosta y “El Chino rojas”.
Para Emiliano Yañez también es una cuestión de llevar la realidad a la ficción ya que interpreta a dos luchadores bastante peculiares: El Arcángel y el Fariseo, este último portando una máscara del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
“Creo que ya por si solo representa para el común de la sociedad un conflicto, es decir un odio, representa la traición, la corrupción, todo eso que detestamos, este personaje lo interpreta, entonces a la hora de ponérmelo y verlo y vivirlo en el ring se vuelve una cosa muy especial porque generas el odio de todo el público que está a tu alrededor”, comparte Yáñez.
Para hacer mella entre los presentes, el Fariseo avienta tortillas y nopales para burlarse de ellos, como si pareciera que su condición de mestizos los condena a una sola realidad.
“Como en la lucha libre están los buenos y los malos y el público lo que encuentra ahí es precisamente en el escenario esa lucha entre el bien y el mal que es una metáfora de nuestras condiciones que tenemos en el país”, pronuncia Pérez.