Con el largometraje Love me not, el español Lluís Miñarro retoma la figura e historia bíblica de Salomé

Love me Not: Humanidad sin evolución

Con el largometraje Love me not, el español Lluís Miñarro retoma la figura e historia bíblica de Salomé, con la que busca reflexionar acerca de la pérdida de identidad actual. Además crítica el avance tecnológico, en contraste con el rezago que existe en temas sociales

Con el largometraje Love me not, el español Lluís Miñarro retoma la figura e historia bíblica de Salomé, con la que busca reflexionar acerca de la pérdida de identidad actual.

La pasión, la moral y la violencia son parte de la sociedad moderna. Esos conceptos han subsistido desde épocas bíblicas, así lo demuestra la historia de Salomé, quien desea a toda costa, de manera carnal, a Juan el Bautista, pero éste al negarse muere decapitado por capricho de la también princesa.

El cineasta Lluís Miñarro observó a detalle los conflictos humanos desde 2014 y empezó a darle forma a un nuevo guión, fue así como escribió Love me not, película que transporta la historia bíblica a la modernidad del medio oriente, con una guerra a punto de estallar.

Esa decisión la tomó el director, porque creyó que la humanidad no ha avanzado en temas sociales.

“Me interesaba, partiendo de una base de este tipo, —en este caso Salomé—, vincular una película que tuviera muchas capas y que permitieran de una manera sutil cierta reflexión sobre cómo nos encontramos hoy en día: a nivel tecnológico, avanzados, pero a nivel humanístico no hemos evolucionado nada o muy poco”, dice Miñarro, en entrevista con Reporte Índigo.

El individualismo que se vive ahora en la sociedad mundial, a Miñarro le parece absurdo, por lo que aboga por la empatía sobre el uso de lenguas y culturas distintas y la apertura de la diversidad, sea cual sea, por ello buscó con Love me not reflejar eso, ya que también piensa que hay una carencia de identidad en las personas.

“La característica del planeta Tierra es la diversidad y de alguna manera podía acentuar esa idea y dejar de lado algo que a mí me aterra, y que cada vez se está consolidando más, que es el pensamiento único, todos vamos en una dirección, la informática también les ha ayudado a marcarnos a todos un camino de una forma de ser. Estamos perdiendo identidad de formas muy agigantadas”, expresa el artista español.

La cinta, realizada con un presupuesto menor al millón de dólares, fue rodada en México y España, sobre todo en exteriores chihuahuenses para emular el desierto de Iraq, que es donde se sitúa la ficción.

“Rodé más en México que en Cataluña, en el país están grabados todos los escenarios naturales, todas las escenas del campo militar, aunque las que parecen de noche están hechas en un estudio, en los propios barrancones de ese espacio que era el Rancho Roma, ahí en el estado de Chihuahua”, platica el realizador, vía telefónica desde España.

Love me not pasó por el circuito de festivales el año pasado, de los que destacan Rotterdam, Viena y FICUNAM, entre otros; a partir de hoy se presenta en salas mexicanas.

Una crítica a los imperialismos en Love me Not

En esta versión de Salomé, la mujer es la hijastra de un militar que se encuentra esperando órdenes para el ataque, en un paraje desértico que simula ser Medio Oriente, pero no queda claro de qué bando es al que pertenece, porque bien hablan inglés, español o catalán. Ante esa idea de ambigüedad, Miñarro admite que la intención siempre fue que el espectador se formulara su propia opinión, aunque sí se busca hacer mella de los sistemas autoritarios.

“Cuando presenté la película en el Festival de Moscú, la bandera que aparece, que no es una bandera de algún lugar concreto, porque no es norteamericana ni francesa, aunque tiene sus colores: azul, rojo y blanco; ni la holandesa o rusa, que de igual manera son los mismos colores, parte del público en las preguntas y respuestas después de la proyección cuestionaban ‘¿es una crítica al imperialismo ruso? Pero el tema es que es una crítica a todo tipo de imperialismo”, reflexiona el director.

Miñarro admite que hay claros guiños para hacer mayor reclamo hacia la política que ha construido Estados Unidos, ya que dos soldados rasos tienen los nombres de Hiroshima y Nagasaki, los dos territorios japoneses que fueron arrasados por las bombas nucleares en la Segunda Guerra Mundial.

“Sí, se llaman Hiroshima y Nagasaki los soldados, pues será por algo, es porque a partir de esas dos bombas quedó establecido quién es el que manda en este planeta, y aún sigue mandando, y ahora quién sabe si se lo quiera cargar a los chinos con un virus, pero la verdad es que estamos aún en esa dinámica, el imperio dominante es Estados Unidos”, afirma el también productor.

Love me not tuvo su paso por el circuito de festivales el año pasado; a partir de hoy se presenta en salas mexicanas

Los otros Trump

Para el director, la presidencia de Donald Trump es un peligro, y más con su posible reelección este año, pero también reflexiona y asegura que este escenario se ha vivido en otras esferas políticas del mundo.

“Trump es un personaje que ha existido antes. Silvio Berlusconi en Italia, es algo parecido, es ese tipo de populismo de alguna forma, que la manera de acercarse a la gente es con el más bajo de los lenguajes y en las bajezas más grandes, entonces pues pan y circo”, recuerda Miñarro.

Miñarro suma a la lista a otras figuras políticas que reflejan el presente de Estados Unidos.

“El problema ya no es Trump, el problema es que èl da permiso para que exista Jair Bolsonaro, así se van generalizando las cosas, esa es la gran disyuntiva en la que estamos y el gran peligro a su vez, de cara a la libertad de las personas”, expresa el cineasta.

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