Empecemos por definir esta serie dramática de Beau Willimon (autor de la magistral “The Ides of March”) basada en la novela de Michael Dobbs.
¿Qué es “House of Cards”?
Es un thriller político que retrata quizás como ninguna otra serie de TV lo ha hecho antes los oscuros entretelones del poder de la ciudad de Washington, D.C. La “realpolitik” norteamericana, pues.
Porque finalmente de eso se trata la producción de Netflix que hoy lanza su tercera temporada: poder, poder y poder y el turbio –y fascinante– camino para conseguirlo en la política.
“Tusk entiende la diferencia entre dinero y poder”, reflexiona Frank Underwood, el protagonista de “House of Cards”, sobre un empresario que se ha convertido en su enemigo político.
“Eso es precisamente lo que lo hace peligroso. Él no mide su riqueza en jets privados, sino en almas compradas”.
Frank Underwood es sobre todo un político siniestro y manipulador. No existe en la serie un personaje que se relacione con él y que no caiga bajo su perversa influencia: la joven reportera Zoe Barnes, su compañero congresista Peter Russo o Garrett Walker, el inocente presidente de los Estados Unidos.
Hay una especie de maldición que persigue a las personas que se cruzan en el camino del señor Underwood.
Todas, sin excepción, deben de enfrentar su aniquilamiento.
¿Qué podemos decir de Frank Underwood, protagonizado de manera bestial por Kevin Spacey?
¿Es un hombre sin escrúpulos? Sí, completamente.
¿Un mentiroso? También.
¿Un cínico? La palabra le quedaría corta.
¿Un enfermo del poder? Sin duda alguna.
¿Un corrupto? Por supuesto. Corrompe el sistema para conseguir lo que quiere: la presidencia de los Estados Unidos.
¿Un hipócrita? Claro.
¿Un asesino? De sangre fría.
Pero lo que verdaderamente es Frank Underwood –o “Francis” como le llama su inteligente esposa Claire– es un gran hijo de puta.
La tercera temporada
Hoy viernes se estrena la tercera temporada de esta serie ganadora de los Premio Emmy y se hará al estilo Netflix por streaming en línea y de una sola entrega.
A partir de hoy los usuarios podrán ver –el día y la hora que ellos quieran– los capítulos de esta serie que es un remake de una emisión británica de los años 90 producida por la BBC.
¿En qué nos quedamos?
Finalmente Frank Underwood alcanza su objetivo de ser nombrado presidente de Estados Unidos, después de la caída del mandatario tras un escándalo político planeado como un guión por el perverso “Francis”.
La escena de Frank y Claire, su esposa, compañera y cómplice –protagonizada de manera soberbia por Robin Wright– cruzando el pasillo del Despacho Oval de la Casa Blanca ya como la pareja presidencial es memorable.
Los Underwood por fin han conseguido lo que siempre han codiciado y lo han hecho de la única manera que saben: corrompiendo el sistema.
Pero en “House of Cards” siempre ocurre algo que golpea los planes y en Estados Unidos este tipo de imprevistos siempre tienen categoría de escándalo.
Esta vez el maquiavélico asesor principal de Frank, Doug Stamper, es atacado y posiblemente esté muerto.
El último capítulo de la segunda temporada concluye con Frank parado frente al escritorio de la Oficina Oval, mirando de frente a la cámara, y dando un golpe al mueble presidencial.
‘Lady Macbeth’
Claire Underwood es la compañera de Frank. No está detrás de él, sino siempre a su lado. Cuando se lo propone es tan manipuladora como perversa.
Una mujer de cuidado.
Ella es en “House of Cards” la que encabeza el plan contra el presidente Garrett Walker, influyendo en la primera dama.
Claire persuade a la esposa del presidente para que tomen terapia matrimonial y arreglen sus conflictos de pareja.
Eso es el inicio de la caída. Es un movimiento frío y calculador de Claire.
No es ninguna improvisación. Y el pacto que tiene con su esposo Francis es inquebrantable. O al menos es lo que parece.
El matrimonio que los une no es un acto de amor, es un acuerdo de complicidad para llegar hasta donde se han propuesto.
“Yo hice lo que tenía que hacer. Ahora haz tu lo que tienes que hacer”, le reclama Claire a Francis en el último capítulo de la temporada pasada.
“Sedúcelo. Dale tu corazón. Córtatelo y ponlo en sus malditas manos”.
Así de fascinante es Claire Underwood. Y hoy la volveremos a ver.