La escritora plantea una nueva manera de ver a Malinche y de entender su historia, ya no como la traidora vendepatrias, sino como una mujer valiente. Foto: Especial

“Los que traicionamos a la Malinche fuimos nosotros”, asegura Elisa Queijeiro, autora de “Una patria con madre”

Elisa Queijeiro rescata la versión histórica de Malintzin en su libro Una patria con madre para empoderar al mexicano y hacerle ver lo inteligente y poderosa que fue esta mujer en la historia de México    

La mamá de Elisa Queijeiro murió dos días después de que entregara a la editorial el escrito completo y revisado de Las hijas de Eva y Lilith. La escritora le marcó a su editora y le pidió cambiar la dedicatoria; sin embargo, no se pudo, el libro ya se estaba imprimiendo.

“No importa, el que sigue será para mi mamá”, prometió Elisa sin saber de qué se trataría y así lo cumplió. Una patria con madre. La historia de Malinche que nos libera  (Grijalbo) está dedicado a ella y a todos los amantes de las buenas historias.

La escritora plantea una nueva manera de ver a Malinche y de entender su historia, ya no como la traidora vendepatrias, sino como una mujer valiente que ante sus circunstancias supo abrirse camino para sobrevivir.

Conforme más investigaba, la autora empezó a marcar las diferencias entre la mujer histórica y la mítica, a entender a la niña que fue esclava y a la mujer que fue vendida y entregada a Hernán Cortés. Todo esto surge en el contexto de la pérdida de su madre.

“Fue muy curioso, porque nosotros como mexicanos también perdimos a la madre, al decir ‘la traidora vendepatrias’ los que traicionamos a la Malinche fuimos nosotros y al mismo tiempo nos fuimos quedando huérfanos de madre honesta, lo que nos hace quedar en una posición de víctimas, porque si no te quiere tu propia madre, pues entonces quién”
Elisa QueijeiroEscritora

La historia está escrita con un “lenguaje cómodo” para que sea accesible para la mayoría de los lectores y está enriquecida con 13 audios, a través de códigos QR, que complementan el texto.

“El lector va a encontrar en esta historia una narración cómoda con una propuesta donde por contarnos la verdad podamos recuperar a esa madre indígena de carne y hueso digna y, por lo tanto, heredar un linaje poderoso del cual también somos merecedores”, indica.

Resignifica su historia

Hubo datos de la Malinche que cautivaron a la escritora Elisa Queijeiro y que ella quiso resaltar en su libro Una patria con madre. La historia de Malinche que nos libera para que sus lectores entendieran las decisiones que esta mujer tomó.

Cuando llegan los mensajeros de Moctezuma con Hernán Cortés y Jerónimo de Aguilar no puede traducirlos, Malintzin da un paso al frente siendo esclava y traduce; por esa hazaña, el conquistador español le ofrece la libertad si acepta una especie de secretaria para él.

Ella acepta —no tenía otra opción— e inmediatamente manda a pedir unos huipiles especiales con ciertos grecajes y calzado tipo español, también se arregla el cabello de una forma distinta; es decir, se embellece.

“Algunos historiadores podrían tener una mirada un poco miope o limitada al respecto, porque dicen ‘claro, como ya pasó a ser la amante de Cortés ya se vistió elegante’, pero no es eso. Ella sabía que plantada como esclava no podría dirigirse a los señores tlaxcaltecas, cholultecas y mucho menos a Moctezuma”, señala Elisa.

El libro está enriquecido con 13 audios, a través de códigos QR, que complementan el texto

Pero además de eso, su cambio de vestimenta también es un indicador, de acuerdo con la escritora, de que no había una limitante para la mujer en el mundo prehispánico para ejercer ciertas funciones, como las de traductora, pero lo que sí había era una profunda jerarquización y la Malinche lo sabía: tenía que parecer señora para ser tratada como señora.

“Ese dato me fascina, porque levanta la inteligencia de Malintzin. Otro más que me encanta es que siempre dijeron que cuando Cortés no la necesitó la casó, como si la hubiera desdeñado, y no fue así”, afirma la escritora.

Cuando Cortés le pide que lo acompañe a Higueras (Honduras), la Malinche ya tenía a su pequeño hijo Martín, por lo que le constata: “¿Quieres que vaya contigo a un viaje que me va a implicar uno o dos años y posiblemente la muerte? Antes de eso me casas con el capitán que yo elija y quiero dos encomiendas (señoríos) que se entreguen como dotes.

Los señoríos que pidió no eran particularmente ricos y no estaban bien ubicados, así que Cortés no entendía su petición. Las dos encomiendas eran de dónde había salido de niña como esclava.

“Antes de emprender el viaje que la podría llevar a la muerte se convierte en señora del capitán que ella quiere, porque comprende que los españoles dignifican a la mujer o le dan un poco mas de respeto a través del matrimonio y regresa como la señora de sus propias tierras, no como la indígena esclava que un día fue; entonces, el que ella recupere esa dignidad hacia el final de su vida me parece grandioso”, opina Elisa.

Para saber más del libro puedes visitar http://www.unapatriaconmadre.com/

El valor de la Malinche

A través de esta mujer, Elisa Queijeiro busca que el lector entendiera que a lo largo de la historia se han ido tomando ciertos personajes para crear mitos y leyendas, desde Guadalupe, la virgen reconciliadora, hasta Malinche, la traidora.

“En la búsqueda de una identidad fuimos buscando chivos expiatorios, así como héroes y heroínas, entonces, ¿quiénes somos los mexicanos desde esa historia, desde esa identidad?”, se pregunta la autora.

Queijeiro también dice que gracias a las letras de El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, quedó desdibujada la imagen histórica de la Malinche, la esclava, la mujer que luchó y que sobrevivió a un mundo tan complejo, para resaltar la chingada, la rajada y la indígena que se entregó voluntariamente a Cortés.

“Lo que nos permite es comprender que colectivamente veníamos arrastrando una orfandad y una falta de dignidad, es como si hubiéramos tenido un lastre de no poder estar bien integrados, esto lo podemos platicar tanto cuánticamente, psicológica y sociológicamente, al creernos realmente traicionados y, por lo tanto, que perdimos la Conquista”, reflexiona.

Ella propone ponerlo todo en su justa medida y entender que el momento geopolítico que se estaba viviendo, donde los habitantes de Mesoamérica estaban sometidos por los aztecas, así que se unen a los españoles para vencer a su opresor sin saber qué vendría entonces.

“Ponerlos como los buenos y los malos y separarnos nos ha hecho sentir como mexicanos una orfandad y un hueco, entonces, yo creo que replantear a Malintzin desde su lugar digno nos devuelve también a nosotros esa dignidad y esa herencia de linaje poderoso.

“El ver que en nuestra historia y en nuestra sangre está esta mujer indígena poderosa, no la traidora, es un concepto energético absolutamente distinto que tiene fundamento histórico y que simplemente se convierte en una medicina que en el presente nos hace plantearnos frente a la vida de una manera más sólida”, concluye la autora.

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