Jorge Pedro Uribe Llamas es un cronista que ha encontrado en las charlas cotidianas con la gente de a pie la mejor fuente de información.
“Los protagonistas de la ciudad, del país, son los ancianos anónimos, los usuarios del Metro, las señoras que trabajan, los peluqueros que tienen una historia”, dice el autor de Crónicas de la verdadera Conquista (Planeta), un libro que más allá de evocar los grandes relatos históricos traza un viaje por los territorios clave de ese episodio crucial en la conformación de México, dando voz a los actores actuales.
De la llegada de Hernán Cortés a Cozumel a los judíos de esa isla turística, de las mujeres índigenas dadas en servicio al extremeño, como doña Marina, al refugio de sexoservidoras retiradas en Tepito; del encuentro de Moctezuma y Cortés pasa a París, para luego ir a Chimalhuacán. Y en todo ese recorrido entre el presente y el pasado, el autor suelta algunas pizcas de humor.
“Me divertí haciéndolo, pero es un libro serio, que tiene sus numerosas fuentes y que está contando un tema grave, pero por lo mismo, por qué no darle la vuelta y contarlo de una forma que podamos abordar el tema de la Conquista, no desde la historia o la academia, sino desde la imaginación, el lirismo y la cercanía con nuestros tiempos.
Los temas pendientes por revisar
Periodista y miembro del Colegio de Cronistas de la Ciudad de México, Uribe Llamas lamenta que durante las reflexiones y debates que se dieron en 2021, en el marco de las conmemoraciones de los 500 años de la Conquista, los protagonistas siguieran siendo los mismos personajes del pasado y que la discusión no diera paso a nuevas narrativas y voces.
“Escuché a los de siempre, diciendo lo de siempre y lo peor es que hubo una cursilería rara: el descendiente de no sé quién dándole un abrazo al descendiente de no sé cuál; gente alineándose a determinada corriente política o partidista para quedar bien. Yo hubiera querido que se escucharan otras voces y nos atreviéramos a salir del huacal, que pudiéramos contar otras cosas”, comenta.
En su opinión, entre algunos temas que siguen pendientes están las historias de las mujeres en la Conquista.
“¿Quiénes fueron esas 12 mujeres que venían con Hernán Cortés? Sabemos el nombre de algunas de ellas, pero no sabemos todo, ni sus biografías; hubiera sido bonito explorar mejor la figura de María de Estrada, aquella valiente espadachina que luchó en la Noche Triste y que fue una de las fundadoras de Puebla”, señala el autor, quien en 2019 obtuvo la Medalla al Mérito en Artes en Patrimonio Cultural.
Y entre todo esto, destaca el gran pendiente de voltear a ver a los pueblos originarios actuales.
“Se habló de una disculpa de parte de España a los nahuas, a los pueblos originarios conquistados, se renombró una calle para quedar bien con los pueblos originarios, pero los del siglo XVI y qué bueno, deben estar muy contentos allá en sus tumbas, por qué no fijarnos mejor en los que están vivos, en los nahuas de Milpa Alta, qué está pasando con su bosque comunal, con la sequía, con la tala ilegal; qué está pasando con las lenguas indígenas, qué se está haciendo para preservarlas”, plantea.
La historia es el presente
Convencido de que la Historia está en el presente, el autor buscó incluir en su libro las voces de quienes actualmente habitan el territorio mexicano, sean pueblos originarios, migrantes, habitantes citadinos o del Valle de México.
Destaca, por ejemplo, el testimonio de un cronista de Chimalhuacán, pueblo que en tiempos prehispánicos fue un importante miembro de la Triple Alianza y que presentó una fuerte resistencia mucho tiempo después de la caída de Tenochtitlan.
“Qué mala onda que ahora se les conciba como periféricos cuando en realidad ellos tienen su propia historia; no tendrían por qué ser la periferia de la Ciudad de México, Chimalhuacán es muchísimo más antiguo que México Tenochtitlan.
“Los capitalinos tenemos que aprender a reconocernos como parte de un mismo corpus geográfico e histórico con aquella mal llamada periferia, la mal llamada zona metropolitana, tendríamos que cuestionar las fronteras, porque solo son cosas de políticos, no debería existir fronteras entre Naucalpan, Texcoco y la Ciudad de México, porque todos participamos de una misma cuenca”, sostiene Uribe Llamas.
El autor de Amor por la Ciudad de México también cuestiona que en la actualidad los medios de comunicación estén más centrados en los temas políticos y que no le den mayor importancia a las historias cotidianas, con los personajes que protagonizan la realidad del Valle de México.
“Hay que aprender a escuchar a estas personas porque solo así vamos a desarrollar una fortaleza que no la vamos a encontrar atendiendo a los políticos, ojalá pudiéramos escuchar a las personas cotidianas que son la voz de nuestro tiempo”, puntualiza.