Una de las actividades que una persona suele hacer cuando otra le atrae es declarárselo, escribir lo que le hace sentir cuando está cerca e, incluso, lo que se imagina, pero no se anima a pronunciar. La poesía actualmente está relacionada con el placer que determinada cosa o situación le causa a un ser.
Antes del siglo XIX, esta composición literaria tenía la función de cimiento social, de instaurar valores cívicos, pero cuando Immanuel Kant comenzó a declarar la experiencia estética de lo bello y definió el objeto como aquel que produce en el individuo un placer que no puede ser solamente suyo, sino también atribuible a cualquier otro hombre, las futuras generaciones copiaron su ejemplo y comenzaron a expresar sus sentimientos en papel.
Pero, ¿aún se sigue aplicando de la misma manera?
En entrevista con Reporte Índigo, el autor de Las guerras culturales de Octavio Paz (2002), comenta que la poesía tiene muchos potenciales para seducir, pues se ha probado que las figuras retóricas tienen un efecto en la actividad cerebral, y en ese sentido, considera que un poema es un vehículo muy efectivo para el acercamiento entre dos personas.
González Torres detalla que hasta hace pocas generaciones, muchos individuos se educaban sentimentalmente a través de la literatura, aprendiendo poemas de memoria, sabiendo apreciar y ejercer destrezas como distinguir los distintos tipos de rima. Mientras que ahora, las personas comparten y leen poesía a través de redes sociales.
En ese sentido, Daniel Saldaña París, integrante de la lista 2017 de los 39 mejores escritores de ficción de América Latina menores de 40 años, asegura que actualmente “hay generaciones que leen más lírica de la que queremos ver o aceptar”.
Sin embargo, sostiene que este tipo de expresión que se lee en redes sociales no tiene el “prestigio” o “reconocimiento” del gremio de los poetas profesionales. “Hay jóvenes que en Instagram suben poemas un poco cursis que tienen muchísima circulación, incluso más que una editorial independiente de poesía”.
Saldaña París reconoce que los escritores, editores y miembros del gremio deberían voltear ver y reconocer que la tecnología y las redes sociales han permitido otro tipo de expresiones poéticas que no sólo se difunden en forma de prosa, sino en música o de slam poetry.
“Creo que todos los que empezamos a escribir iniciamos un poco con la poesía. Es muy común que colegas hayan comenzado escribiéndole al niño o niña que les gustaba. Desde luego, en mi caso, a mí no me funcionaron, pero supongo que hay escritores con mayor suerte con esas maniobras”, confiesa París, en entrevista.