[kaltura-widget uiconfid=”39952882″ entryid=”0_p3o9yfgi” responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /]
Por primera vez en México se muestra una panorámica de lo que fue la producción pictórica de Wassily Kandinsky, uno de los artistas más importantes del siglo XX.
Kandinsky. Pequeños mundos es fruto de esfuerzos diplomáticos y de la colaboración de instituciones rusas, francesas y estadounidense, que permitirán a los visitantes adentrase en las diferentes facetas estilísticas del pintor ruso y “creo que es donde estriba precisamente su riqueza”, aseguró Lidia Camacho, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes.
Wassily Kandinsky empezó tarde su vida pictórica, tenía 30 años, pero cuando murió a los 74, dejó un legado que es incomparable en la historia del arte, porque además de pintor fue un gran filósofo de la pintura y conocedor de la música.
“La exposición está organizada en cinco secciones. El público podrá admirar obras que muestran a un Kandinsky predominantemente figurativo. Otro en que es notorio la progresiva liberación del color que fue clave, precisamente, para llegar a la abstracción, o la transición del expresionismo al arte pregeométrico abstracto.
“Además, los visitantes tendrán la oportunidad de ver la etapa más conocida de Kandinsky en la que el rigor geométrico se vuelve palpable en todos sus cuadros, destacando el color y las figuras como trapecios, triángulos, círculos y tableros de ajedrez”, explicó Camacho.
También se exhiben varias obras en las que es evidente la convivencia entre lo geométrico y lo biomórfico, algo que es muy importante en el desarrollo de la obra de Kandisnky. El concepto curatorial estuvo a cargo de Miguel Fernández Félix y Xavier de la Riva.
La muestra busca festejar tanto la vida, como la muerte de Kandinsky, ya que él nació un 16 de diciembre de 1866 y murió un 13 de diciembre de 1944, por lo que se estará conmemorando los 74 años de su muerte.
Con un costo por parte del INBA, sin contar el apoyo de los patrocinadores, de 12 millones de pesos, la exposición reúne 60 obras originales del artista, entre las que hay 27 pinturas, 30 grabados y dos dibujos.
“Con esta, se cierra un ciclo de exposiciones internacionales museísticas, en donde hemos tenido y hemos podido ofrecerle al público mexicano una muestra de lo más importante del arte universal y eso, sin duda, nos llena de un enorme orgullo”, afirmó Camacho.
Los retos de la exposición
Para Xavier de la Riva, uno de los principales retos, por la naturaleza de la vida nómada de Kandinsky, fue reunir su obra que se encuentra repartida en distintos lados del Atlántico dentro de países muy diversos, que en algunos momentos han estado enemistados, como es el caso de Rusia y Estados Unidos.
“La labor fue traer obras de casi todos estos lugares, con excepción de Alemania, de las principales colecciones. Un gran logro y un gran reto”, dijo De la Riva.
Ese trabajo comenzó hace dos años, pero ya en forma, el equipo del INBA trabajó año y medio, tiempo que les ayudó a definir qué Kandinsky querían mostrar.
Para ellos, lo más importante era resaltar una visión sintética de lo que hizo en su vida, de todos los estilos, y más allá que presentar una exposición con una cantidad innumerable de obras, “que también es algo difícil con su presupuesto, quisieron hacer algo muy sintético que pudiera mostrar los distintos mundos estilísticos de todos sus periodos.
Paula Arredondo, coordinadora del área de herramientas de mediación, comentó que su pieza consentida de la exposición es Movimiento 1, que se encuentra en la última sección de la muestra. “Me gustan muchos los colores, es como si vieras confeti o globos de Cantoya flotando sobre un lienzo negro, es como ver la noche”, describió.
Para los curadores es importante que lo visitante entiendan que Wassily Kandinsky es un artista paradigma de la historia del arte, y se lleven una visión de que su arte no es tan lejano a ellos y que todos pueden llegar a ese nivel de espiritualidad. Kandinsky.