Si de repente el cantautor colombiano Carlos Vives se toma un instante de su tiempo para marcarle personalmente a uno de sus seguidores y llamarlo por su nombre para presentarle su éxito musical parecería un acto de magia lleno de asombro. Lo mismo sucedió en 2014, cuando Coca-Cola experimentó con el trabajo creado por Marcos Amadeo y Julián Ávila, ilusionistas argentinos, quienes vieron potencial en una idea: hacerles creer a los niños del mundo que Santa Claus existía en verdad.
Los ejecutivos de la refresquera se mostraron escépticos y pensaron que una campaña así no pasaría de los 10 mil impactos en 10 días; sin embargo, los magos lograron el asombro de más de cinco millones en menos de una semana.
“Imagínate que tienes un hijo y se llama Juan; entonces, para la época de Navidad en la página de Coca-Cola cargabas el nombre de tu pequeño, una foto, y ponías un par de datos sobre qué le gusta hacer. Después lo sentabas frente de la pantalla y comenzaba un video donde estaba Santa Claus ordenando un árbol de Navidad y de repente miraba a la cámara y decía ‘¡Hola, Juan, ¿cómo estás?!”, narra Amadeo, en videollamada para Reporte Índigo.
La acción continuaba con una “interacción virtual”, ya que los creativos hicieron la simulación de que el habitante del Polo Norte conversaba con los niños a través del video, describiendo los gustos y juguetes que el niño tenía y quería, basándose en el formulario antes llenado por sus padres. Todo culminaba con una llamada en tiempo real, cuando en realidad era otra grabación más por parte del personaje navideño.
“Hasta el día de hoy, dicho por Coca-Cola, es la campaña más exitosa en la historia mundial de la compañía a nivel digital. Con ella ganamos 35 premios de los concursos de marketing y publicidad y al año siguiente nos contrató Coca-Cola para hacer la campaña mundial de Navidad”, comparten Ávila y Amadeo, en entrevista desde España y Estados Unidos, respectivamente.
Marcos y Julián comenzaron su agencia de publicidad vanguardista en 2013, Asombro extremo, y desde entonces no sólo han colaborado con Coca-Cola, sino que también han hecho campañas para Chevrolet, políticos como Mauricio Macri y marcas como Samsung, Santander, Sony music y más.
Ellos definen su trabajo como “ilusionismo tecnológico”, ya que combinan lo táctil de un teléfono o tableta con la emoción personal de cada individuo, para así hacer creer que la magia es posible.
El nombre, la palabra mágica
En el mundo de la prestidigitación es ampliamente conocida la palabra “Abrakadabra” para presentar los trucos de magia, sobre todo para marcar el inicio de la ejecución o antes de que la acción suceda para sorprender al público.
Amadeo y Ávila encontraron que la mejor manera de atrapar a los consumidores es utilizando su nombre, ya que esto genera una reacción mental en la que se obtiene una mayor atención, por eso es que sus ilusiones comerciales apelan a la experiencia personalizada.
Ávila platica que les gusta trabajar con el asombro y sacar provecho de cómo el cerebro pone interés, a través de los estímulos que son excepcionales.
“Estoy seguro que vos te acordás de tu primer beso, tu primera novia, tus primeras vacaciones o la compra que hiciste con el primer sueldo que recibiste, eso es porque en tu cerebro fueron estímulos nuevos. Nosotros lo que hacemos es que entramos directamente de esa forma, que le llame Papá Noel por su nombre o Carlos Vives si es que eres su fan, eso no se olvida jamás”, argumenta el ilusionista desde España.
Ilusionistas De la calle a la pantalla
La historia de estos dos “magos emprendedores” se remonta 18 años atrás a su natal Argentina, cuando comenzaban en el campo del ilusionismo, en el barrio de Palermo en Buenos Aires, ahí se reunían en la Plazoleta Julio Cortázar, entre las calles Jorge Luis Borges y Honduras, haciendo trucos de close up para los transeúntes a cambio de unas monedas.
Con el paso del tiempo fueron escalando, presentándose para empresas en el país gaucho, y poco a poco involucraron un factor que les haría determinar su carrera a futuro, el uso de gadgets y tecnología.
“Hicimos shows en más de 30 países y un día decidimos usar esa sensación de asombro y utilizarla a favor de las marcas, a través de campañas digitales. Es una gran oportunidad no solamente para nosotros, sino para ayudar a los artistas a comunicarse con sus fans de una forma novedosa”, describe Amadeo.
Además de la campaña de Carlos Vives, también han grabado estas experiencias recientemente con Ricky Martin, además de con Yuridia y HaAsh, entre otros. Asombro extremo actualmente tiene oficinas presenciales en Estados Unidos, España, Argentina y México.
Según el diario argentino La Nación, la empresa de ilusionismo tuvo ganancias de casi siete millones de dólares en 2017, un cambio radical para lo que cobraron por su primer trabajo para General Motors en 2012, donde recibieron la suma de 10 mil dólares.