De acuerdo con un nuevo estudio, la actividad humana está haciendo que muchos mamíferos en todo el mundo sean más activos de noche, que es cuando tienen menos posibilidades de encontrarse con humanos.
Esta evasión del riesgo puede tener profundos efectos en la fisiología y la adecuación animal, lo que a su vez afecta la demografía y altera la cadena trófica.
Para comprender con mayor detalle el impacto humano en los patrones de actividad diaria de los mamíferos, Kaitlyn Gaynor realizó un análisis a gran escala de 76 estudios de 62 especies en seis continentes.
En dichos estudios, se monitorizó la actividad animal usando herramientas como rastreadores GPS y cámaras activadas por movimiento. Los investigadores usaron los datos para comparar la actividad nocturna de cada especie durante temporadas de niveles altos y bajos de perturbación humana, que incluía distintas actividades, desde la caza hasta el senderismo y la agricultura.
Los autores también mencionan que, por otro lado, estos cambios en el comportamiento animal podrían tener efectos positivos, como ayudar a que humanos y animales coexistan. Sin embargo, también podrían suponer importantes pérdidas en cuanto a adecuación para cada animal individual.
“Con el tiempo, las perturbaciones a largo plazo podrían resultar en una menor adecuación, menor supervivencia de los jóvenes o menores tasas de reproducción, con consecuencias negativas para toda la población”, explica Ana Benítez-López en un estudio de “Perspective” relacionado.